J. Edgar

Biopic sobre J. Edgar Hoover, el creador del FBI. Los archivos que Hoover guardaba celosamente, llenos de secretos inconfesables de importantes personalidades, lo convirtieron en uno de los hombres más poderosos y temidos de la historia de los Estados Unidos. 


Duración: 2 hr. 10 min.
País: Estados Unidos
Director: Clint Eastwood
Guion: Dustin Lance Black
Reparto: Leonardo DiCaprio, Armie Hammer, Naomi Watts, Josh Lucas, Judi Dench



Crítica de la película 


Algunas veces nos encontramos con películas que generan expectativas mucho antes de estrenarse, más aún si cuenta con nombres grandes detrás de la producción. En el caso de J. Edgar, la cual generó expectativas, ni siquiera Clint Eastwood detrás cámaras o la poderosa interpretación de Leonardo DiCaprio son suficientes para impedir el colosal fracaso que exhibe esta película. 


Eastwood de alguna manera logra capturar el periodo casi a la perfección, pero por alguna razón el guion de Dustin Lance sea un desastre cuando hace que su trama, la cual se expande durante siete décadas, sea muy aburrida con las situaciones monótonas que describe. 



Utilizando una narrativa no-lineal en su argumento este biopic se centra en la figura de J. Edgar Hoover (Leonardo DiCaprio) siendo un anciano, quien mientras narra sus memorias, se pone a recordar los distintos periodos de su vida política y también privada, por supuesto, desde su juventud hasta las décadas siguientes. Sobre su vida privada se puede decir que existe cierto misterio sobre su orientación sexual, especialmente en las escenas que está con Clyde Tolson (Armie Hammer), su mano derecha; que nos deja cuestionando si eran "compañeros políticos", "amantes", "amigos del closet" o lo que sea. 


No obstante, a eso el film trata de explorar la vida de una figura política controversial y paranoica, cuyas acciones innovaron plenamente en el campo de la investigación criminal. Sin embargo, dichas acciones terminaron encerrándolo en un enigma sin solución. Al menos es lo que Eastwood trata de transmitir, aunque termina fallando terriblemente. 


Cada departamento técnico de esta película falla a la hora de ofrecer algo; desde la música, que se queda atrapada en el silencio, hasta el horrendo maquillaje de anciano que le aplicaron a DiCaprio y a Hammer que, para ser honesto, fue pésimo; pésimo que se nota claramente que está mal aplicado en sus rostros. 


El único aspecto positivo que se puede hallar en este film es la poderosa interpretación de DiCaprio como Hoover. Se mete de lleno en el papel, rodeando al personaje de ambición y de misterio en las escenas de su juventud y de autoritarismo en las escenas en que se encuentra viejo. Se podría decir que Hoover tenía un comportamiento controvertido que justificaba sus acciones y que lo ponían en una balanza entre el heroísmo y la corrupción.


El material del FBI siempre resulta intrigante, pero no en esta película, muy a pesar de que proyecta a su modo una buena lección de la historia americana. Debido a la compresión histórica, muchos elementos vitales del FBI ni siquiera son mencionados. 


Si te dijera diez razones para que te dieras cuenta de porqué esta película es aburrida terminaría diciéndote cien; y es sencillamente porque J. Edgar es un biopic que en lugar de hacer termina deshaciéndolo todo con su trama decepcionante y la carencia de ciertos elementos para revisar una de las figuras más controvertidas de la historia norteamericana del siglo XX.


  5/10


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Hugo

Ambientada en 1930 en París, Hugo Cabret (Butterfield) es un huérfano que vive en las paredes de una estación de tren de París. Cuando conoce a una chica curiosa y el propietario del puesto de juguetes dentro de la estación, su vida - y su secreto más preciado - seran puestos en peligro..

Duración: 2 hr. 06 min.
País: Estados Unidos
Director: Martin Scorsese
Guion: John Logan
Reparto: Asa Butterfield, Chloe Moretz, Ben Kingsley, Sacha Baron Cohen, Jude Law

Crítica de la película 


Las películas como Hugo nos recuerdan por qué amamos el cine. Es el homenaje de Martin Scorsese a la esencia del celuloide. Con este filme, paga tributo a la mundología del séptimo arte, transmitiendo su pasión por el cine con la historia de un chaval que bien podría ser un reflejo de su propia existencia. Ha hecho una película sobre películas que educa nuestros sentidos audiovisuales, y nos hace sentir tan ingenuo como a un niño que le gusta mojar los pañales. 


Esta preciosa aventura familiar, tanto para enanos como adultos, no es el tipo de película que estamos acostumbrados a ver de Scorsese y, aun así, le queda de maravilla por la manera en que construye las piezas narrativas. Su diseño de producción está por encima de los estándares, siendo impecable en todos los departamentos técnicos. 



El protagonista es un niño huérfano llamado Hugo Cabret (Asa Butterfield). Hugo vive entre los muros de una estación de tren en París, y tiene un peculiar tajo como mecánico de relojes. Se encarga de que los relojes de todas las estaciones estén en correcto funcionamiento, pero sin que nadie se dé cuenta, ya que si lo atrapan sería enviado a un orfanato a pasar trabajo. La mayor parte del tiempo (además de los relojes) se la pasa merodeando la estación robando alimentos u otros utensilios de algunos de los vendedores del área para poder subsistir. También disfruta hacerle la vida imposible al inspector de la estación, Gustave Dasté (Sacha Baron Cohen). 


A través de un flashback conocemos un poco el pasado de Hugo. Su Padre (Jude Law), un mecánico artístico, tenía un autómata muy especial que estaba reconstruyendo. Este autómata parecía encerrar un misterio en su interior, pero para ello necesitaban la llave requerida para abrirlo. Sin embargo, las cosas empeoran cuando su padre muere quemado en un museo y de ahí en adelante la custodia de Hugo queda en manos de su Tío Claude (Ray Winstone), un borracho de tercera que le da igual lo que le suceda, aunque en última instancia le enseña a operar los relojes. 


Hugo, convencido de que el autómata contiene un mensaje de su padre, tiene una misión específica: terminar con la reparación del autómata para descodificar el enigma que contiene. Para lograrlo, se la pasa robando piezas en una tienda de juguetes de la estación, hasta que un día, es pescado Georges Méliès (Ben Kingsley), un viejo gruñón que es dueño de una tienda que posee la nostalgia de un pasado majestuoso. 


La relación entre niño y el anciano es el pilar de la historia. Georges Méliès no se lleva bien en un principio con Hugo, las cosas van cambiando debido a la intervención de Isabelle (Chloe Moretz), la nieta de Méliès que entabla amistad con Hugo. Ambos se hacen grandes amigos. Y Hugo comparte sus secretos con ella, además de que tienen una curiosidad especial para conocer lo desconocido, sin mencionar la pasión que ambos sienten por el cine. 


El tema central de la película es la biografía de Georges Méliès, un pionero cinematográfico, quien además de ser un mago y prestidigitador, fue un cineasta que contaba con ideas innovadoras muy adelantadas para su época. La fábula metaficcional funciona como drama biográfico con pinceladas de documental. Y Scorsese recrea las escenas más icónicas de la carrera de Méliès, especialmente las de a “Viaje a la Luna” (1902), cortometraje —considerado como el primer filme de ciencia-ficción— famoso por el plano donde una nave espacial se estrella con el rostro de la luna.


Scorsese es un cineasta que le gusta retarse constantemente. Y en su primera película en 3D, permite que soñemos con su personal visión del séptimo arte, recordándonos que las películas perduran por siempre y que los cinéfilos tienen la tarea de preservarlas para las generaciones futuras. El cine no se termina nunca. 



 8/10


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La chica del dragón tatuado

El periodista Mikael Blomkvist (Craig) es ayudado por Lisbeth Salander (Mara), una joven hacker, en la búsqueda de una mujer que ha estado desaparecido durante cuarenta años. 


Duración: 2 hr. 48 min.
País: Estados Unidos
Director: David Fincher
Guion: Steve Zaillian
Reparto: Daniel Craig, Rooney Mara, Christopher Plummer, Stellan Skarsgård



Crítica de la película 



The Girl With The Dragon Tattoo, la nueva adaptación de la famosa novela de Stierg Larsson, es otro thriller implacable en la filmografía de David Fincher. Apoyado de un guion de Steve Zaillian, de la proeza visual de Jeff Cronenweth y de la música estridente de Trent Reznor y Atticus Ross, el señor Fincher consigue ponernos los pelos de punta con una experiencia de misterio que es muy difícil de olvidar. Relata la historia de Lisbeth Salander con pulso, tensión y una atmósfera desolada que podría desatar la envidia de Neils Arden Oplev, director de la versión sueca.


Fincher concibe que la película tenga la identidad característica de su estilo. Inyecta grandes cantidades de pánico en un ambiente tenso mientras forja incógnitas a través del rompecabezas construido por la trama de Lisbeth Salander (Rooney Mara) y de Mikael Blomkvist (Daniel Craig). También logra que los personajes secundarios tengan presencia. Su visión lóbrega del mundo de “Millenium” tiene suspenso psicológico para rato. 



La historia, situada en Suecia, se presenta como un laberinto construido por dos personas. La primera es Mikael Blomkvist (Daniel Craig), un periodista con una inteligencia bastante aguda a la hora de recolectar testimonios. La segunda, es Lisbeth Salander (Rooney Mara), un hacker con un pasado traumático que la ha llevado a detestar relaciones interpersonales. Antes de descomponer dicho enigma, estos dos personajes se encuentran distanciados hasta que un determinado arco argumental los une, con la mínima diferencia de que ya uno conoce el perfil del otro. 


La unión de ambos se debe a que el millonario Henrik Vanger (Christpher Plummer), un hombre poderoso, necesita la ayuda de la perspicacia de Mikael Blomkvist para tratar de solucionar el misterio de Harriet, su amada sobrina que desapareció sin dejar rastro alguno hace 40 años. Aparentemente nadie la vio salir de la isla ni tampoco encontraron su cuerpo. Ella simplemente ha desaparecido sin dejar rastros. Al tener en cuenta que el acontecimiento se efectuó en la isla invernal donde residen, la lista de sospechosos es bastante larga, incluyendo los miembros de la familia Vanger, muchos de los cuales actúan de forma siniestra. 


Para desmantelar un misterio de esta magnitud la trama no recurre a un detective privado con una oficina llena de casos sin revolver, sino a un periodista inteligente para la búsqueda de información y a un hacker con un pasado turbulento. Mikael, quien es copropietario de la revista Millennium, debe lidiar con la cotidianidad de su vida como periodista, intentando olvidar los cargos de difamación que hay en su contra. Una de las razones por la que decide ayudar al señor Vanger es porque le han prometido que si descubre cuál de los familiares mató a Harriet, recibirá la información que prueba su inocencia. Salander, por su parte, es una muchacha de mente fracturada que intenta dejar de lado la negrura de un pasado de violencia y de abusos sexuales. Se une a Mikeal porque, en efecto, está obsesionada con el asesino de mujeres.


Fincher logra que el elenco completo se luzca en distintas escenas, especialmente Rooney Mara como Lisbeth Salander. Mara es un tour de forcé, ha conseguido la mejor actuación en su corta carrera como actriz. Le da credibilidad al personaje de Salander, haciéndonos sentir por qué ella actúa de esa forma tan rígida, aislada y sombría. Su interpretación de Lisbeth Salander es la de una mujer dura y de inteligencia sagaz, que se ha convertido en antiheroína por culpa del infierno que ha vivido. En cada escena, su complejidad emocional se hace más genuina. 


El estilo visual de FIncher le da fuerza a los personajes que está presentando, nos pone a experimentar toda clase de sensaciones a través de la atmósfera desolada de la trama y mantiene el suspenso, constantemente, para hipnotizarnos como zombis una vez que la psicosis del enigma narrativo se desmantela en mil pedazos. 


Nos ha impactado la frialdad de esta agobiante película, sobre todo porque exhibe un orbe saturado por personas corruptas y mentalmente inestables que están motivadas por la inquietud del entorno que los rodea. Es un filme brutal, oscuro y visualmente estimulante que, soltando una ansiedad descomunal, resulta cautivador por la manera en que lo siniestro se aferra a lo inesperado. 



 
 9/10


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Los descendientes

Un magnate de la tierra en Hawaii intenta volver a conectarse con sus dos hijas después de que su esposa sufre un accidente en un bote.. 

Duración: 1 hr. 50 min.
País: Estados Unidos
Director: Alexander Payne
Guion: Alexander Payne, Nat Faxon, Jim Rash 
Reparto: George Clooney, Shailene Woodley, Amara Miller, Nick Krause

Crítica de la película 


The Descendants es lo que podríamos llamar una comedia seria, de esas que balancean el humor pobremente, pero dentro de una trama que está orientada al dramatismo. Lo digo porque el director Alexander Payne se caracteriza por ese tipo de movimientos en sus películas; donde los personajes principales están destinados a la tragedia y la soledad en la que se ven inmersos. Con ese punto, quiere llegar a impresionar emocionalmente al espectador, yo en mi caso, no sentí la conexión necesaria con este film. 


Temas palpables como el núcleo familiar, la descendencia familiar a través de generaciones, la famosa "vida Hawaiana" y la reconciliación, se pueden notar a lo largo de su historia; la cual se excede con su duración, pero que triunfa brillantemente con una poderosa interpretación de George Clooney, quizás la más magistral actuación que haya realizado en toda su carrera. 



Si dije 'tragedia' más arriba es porque en este caso la tragedia arropa la vida de Matt King (George Clooney), un terrateniente de una localidad Hawaiana que se ve afectado drásticamente cuando Elizabeth (Patricia Hastie), su esposa, sufre un accidente de bote quedando en un coma tan profundo, que los doctores no dan la mas mínima esperanza de que se despierte. Las cosas empeoran cuando le dicen que tendrán que desconectar los aparatos que la mantienen con vida. En ese punto, King tendrá que enfrentarse a un doble cuestionamiento moral: primero tratar de reconciliarse con sus dos hijas y al mismo tiempo pensar si vende o no vende, las tierras Hawaianas que han pertenecido a su familia durante generaciones (estamos hablando de millones). 


Esta cinta es sobre los problemas familiares. Se puede notar que la familia King tiene un problema disfuncional; comenzando por las dos hijas de King que tienen un comportamiento un tanto hostil hacia su padre. No hay respeto. Pero una vez que se enteran del coma que enfrenta su madre, la actitud hacia su padre cambia, en especial la de Alexandra (Shailene Woodly), quien es la típica "teenager" rebelde que influencia a su hermana menor Scottie (Amara Miller) con su forma de actuar, algo muy común en los adolescentes. 


De ahí en adelante la historia funciona como tragicomedia con algunos momentos cómicos que, si bien generan risas sencillas con algunos de los "chistes secos", quieren atraer dentro de situaciones que resultan excesivamente dramáticas (yo me reí pocas veces). 


Lo que Payne quiere transmitir con esta película, es la agonía emocional que sienten sus personajes. Cada uno de ellos tiene un trasfondo emocional que los motiva a tomar una determinada actitud frente a su entorno. Lo hizo en "About Schmidt" y también en "Sideways". The Descendants no es la excepción, creo que los viejos hábitos nunca cambian. 


No puedo negar que Clooney le da convicción a su personaje en todas las escenas. Comparte sus pensamientos humanos con nosotros porque este filme quiere atraer con la complejidad de la esencia humana en su defecto. El único problema que veo es que el guion refleja una cadena de sucesos extremadamente larga, que hace que la duración se prolongue innecesariamente, algunas veces resultando hasta absurdas


Aunque no me convenció totalmente, Los descendientes es una historia melodramática y frágil que se beneficia en gran parte por una poderosa interpretación de George Clooney, quien además de Alexander Payne tras cámaras, son la única razón por la cual me quedé viendo esta película hasta el final. Creo que se excede de tal forma que termina siendo una "piedra seca" que no se mueve ni conmueve.

      6/10


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La dama de hierro

Una mirada a la vida de Margaret Thatcher (Meryl Streep), la ex Primera Ministro del Reino Unido, con un enfoque en el precio que pagó por el poder. 

Duración: 1 hr. 45 min.
País: Reino Unido
Director: Phyllida Lloyd
Guion: Abi Morgan
Reparto: Meryl Streep, Jim Broadbent, Anthony Head, Richard E. Grant

Crítica de la película 


Cuando vi la primera imagen de Meryl Streep como la ex-Primera ministro británica, pensé en una simple cosa: la interpretación de Streep será cercana a la perfección; y verdaderamente lo es. The Iron Lady es un biopic que trata de plasmar la vida de una mujer enigmática a través de la admiración, pero que en el largo plazo cansa nuestra atención con una trama revoloteada saturada de escenas que le restan ritmo


En realidad puedo decir que esta película no enfoca una dirección. Su trama no sabe a dónde dirigirse. En pleno desarrollo muestra la vida de Thatcher, pero solamente desde un punto de vista moral y sociopolítico, el resto lo deja en el aire. La mente maestra detrás de este film mediocre es la directora Phyllida Lloyd, esta última ya había trabajado con Streep en 'Mamma Mia!', aunque en este caso la utilización escénica de la actriz es explotada al máximo en cada una de sus escenas. 



El filme es recordado a través de flashbacks por una anciana Margaret Thatcher (Meryl Streep) en su apartamento solitario, donde la muerte de su marido parece haberla afectado a un nivel que padece alucinaciones severas sobre su persona; habla incoherencias y al mismo tiempo esos recuerdos surgen en su mente constantemente (algo así como si estuviera atrapada por su pasado). Ciertamente las políticas férreas de Thatcher fueron, en un principio, criticadas por la población británica, porque sólo trajo consigo caos y anarquía en varios sectores por la alta recesión económica, aunque en el largo plazo se acostumbraron a su mandato gracias a la victoria británica en la guerra de Las Malvinas, ganando así tres periodos consecutivos en total. 


En varios puntos se toca el tema de que el pensamiento está por encima los sentimientos y la amabilidad, lo cual puedo entenderlo a la perfección dado la excéntrica personalidad de Thatcher y los disturbios sociales que ocasionaron sus ideas. La mirada principal que se le puede apreciar diminutamente a este filme es el ascenso y determinación de una mujer que estaba decidida a seguir sus ideales en lugar de limitarse al pensamiento de otros, en este caso los hombres. Es decir, esta película es feminista porque retrata a Thatcher como un orgullo femenino en lugar de una figura política de gran trascendencia para algunos/as y una "Dama de Hierro" para otros/as. 


No puedo negar que Streep le da credibilidad a su personaje, tanto así que podemos compararla con la Thatcher real y veríamos muy pocas diferencias entre su forma de actuar y de expresarse. Además la presenta como una mujer compleja, intelectual y contradictoria que no teme en revelar sus ideales y actuar con todo el radicalismo posible en el entorno que la rodea (el ámbito político). Otro aspecto que resulta novedoso es el maquillaje excepcional que aplicaron al rostro de Streep para hacerla parecer más vieja de lo que en realidad es. Ahora comprendo por qué está nominada en ambas categorías. 


Incluso la poderosa interpretación de Meryl Streep, tan autentica como se muestre, no es suficiente para detener el hundimiento argumental de The Iron Lady, el cual desde el comienzo hasta el final nos deja cuestionando hacia dónde se dirige. Aunque en mi opinión creo que se dirige hacia una incertidumbre segura, al no cumplir con los criterios necesarios para satisfacer.



      5/10


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