Sinopsis: Elisa (Sally Hawkins) es una joven muda que trabaja como
conserje en un laboratorio en 1963, en plena Guerra Fría, donde se enamorará
de un hombre anfibio (Doug Jones) que se encuentra ahí recluido.
Ficha técnica
Año: 2017
Duración: 2 hr 03 min
País: Estados Unidos
Director: Guillermo del Toro
Guion: Guillermo del Toro, Vanessa Taylor
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Dan Laustsen
Reparto: Sally Hawkins, Doug Jones, Michael Shannon, Octavia Spencer,
Richard Jenkins
Crítica de la película
No es una coincidencia que esta película, The Shape of the Water,
tenga a una criatura monstruosa como coprotagonista, pues como bien sabemos
el universo de las películas de Guillermo del Toro siempre ha estado poblado
por monstruosidades extrañas y por situaciones fantásticas, acomodadas bajo
el telón de ciertas ucronías. Su nuevo filme parece una versión retorcida de
"La Bella y la Bestia", porque, en efecto, cuenta el amorío de una princesa
muda y de un monstruo anfibio que tienen la necesidad de decirnos que el
amor es universal sin importar lo feo que alguien sea.
La realidad diegética está consciente de los artificios de fábula para que
la chica y el monstruo se enamoren de una forma fugaz, melodramática, a
veces intercambiando la inocencia con la brusquedad, pero partiendo del
hecho de que la trama está siendo contada por la imaginación de uno de los
secundarios. En la relación hay un escapismo encantador, en el que Del Toro
recurre a un despliegue visual y a parábolas sociopolíticas con el fin de
adornar el romanticismo en una cinta que homenajea los géneros del cine,
especialmente el de los monstruos de los clásicos de terror de los años
50.
La fantasía se sitúa durante la Guerra Fría en la década de los 60. Y nos
relata la crónica de Elisa Esposito (Sally Hawkins), una conserje que
trabaja limpiando los baños sucios de una instalación militar estadounidense
junto a Zelda Fuller (Octavia Spencer), su compañera afroamericana. Vive
sola en un apartamento ubicado arriba de un cine. Es una mujer tierna,
ingenua y soñadora que ha perdido la voz a causa de una lesión en la
infancia, pero pese a las contrariedades, su fiel amigo, el pintor Giles
(Richard Jenkins), la motiva a seguir adelante.
La vida de Elisa da un giro cuando conoce a Richard Strickland (Michael
Shannon), un coronel que traslada desde Suramérica a un monstruo para fines
científicos. Como ella limpia el área en la que se encuentra el endriago,
siente curiosidad y, poco a poco, entre ambos surge un fuerte vínculo
emocional; pero todo se ve cercenado por Strickland, a quien se la ha
ordenado diseccionar el engendro.
El realizador mexicano, quien también ha escrito el guion junto a Vanessa
Taylor, consigue lo mejor de sus actores y de un diseño de producción que,
prácticamente, nos ha enviado en una máquina del tiempo a este particular
período de la sociedad norteamericana. La estupenda actuación Sally
Hawkins como Elisa logra una naturalidad en la que la delicadeza y los
gestos se roban nuestro corazón. Michael Shannon es puro fuego expresivo
como el villano megalómano y conservador. Tampoco olvidamos a Doug Jones
[colaborando nuevamente con Del Toro] como el monstruo viscoso con el
maquillaje más complicado del año.
El ejercicio estético de Del Toro construye un orbe fabulesco, onírico,
creando un equilibrio fenomenal entre la candidez y la violencia. Los
personajes son marionetas que sirven este propósito. Aunque logra
humanizarlos, lo único que le interesa es que florezca el romance entre
Elisa y El Activo, como lo dicen, para que funcione como una metáfora de la
discriminación que hasta el día de hoy no se ha superado. La estigmatización
social, los prejuicios raciales, el acoso sexual y el miedo a la propia
aceptación prevalecen. No es una rareza que la protagonista no pueda hablar,
pues se ha quedado sin palabras ante un mundo que solo dice cosas horrendas.
Para Del Toro, el monstruo verdadero es el hombre, y la fantasía es la única
escapatoria para olvidar la crueldad de sus actos.
En la película del director de
El laberinto del fauno
hay referencias claras de Creature from the Black Lagoon (1954) y de
thrillers de espías, además de minúsculos homenajes a los musicales y las
comedias románticas. Lo interesante es que ha creado un cuento de hadas para
adultos que encuentra belleza en medio de la oscuridad. Aunque por momentos
los subterfugios empleados la vuelven previsible, no deja de ser una
película disfrutable.
7/10
Streaming en: