Crítica de la película «Pecadores» (2025)

Pecadores

En Pecadores, el director afroamericano Ryan Coogler intenta recuperar las fórmulas básicas del cine de terror sobrenatural de vampiros, supongo, para interrogar a través de significados el asunto sobre el racismo sistemático que sufren las comunidades afroamericanas desde los tiempos de las leyes de Jim Crow, pero, además, busca construirlo bajo los recovecos de la interseccionalidad fatigosa que predican los comensales del wokismo. La amplia aclamación que ha tenido desde su estreno, me induce a pensar, en las dos largas horas, que no se trata de un gran evento, porque, a decir verdad, Coogler no le pone demasiada fuerza al cuento de terror sobrenatural sobre vampiros sureños y, a pesar de sus pretensiones estéticas, permanece en un terreno regular y previsible que nunca abandona la obviedad de sus síntesis discursiva sobre el racismo y la desigualdad social. Su trama se sitúa en el sur profundo de Estados Unidos en 1932 y sigue a Smoke y Stack Moore, unos gemelos idénticos y veteranos de la Primera Guerra Mundial, que regresan a su pueblo en Misisipi tras años de haber estado trabajando para la Chicago Outfit, donde compran el aserradero de un terrateniente racista con el fin de contratar a antiguos colegas y abrir un local de música para la comunidad negra. En términos generales, la narrativa se esquematiza sobre las bases genéricas del terror gótico, el blaxploitation y el cine gansteril para describir la travesía de los gemelos negros como una larga escena retrospectiva montada desde la óptica del primo Sammie cuando llega herido a una iglesia. En este sentido, en una primera mitad se muestra los negocios turbios de los gemelos cuando contratan a sus amigos junto al primo que toca blues con la guitarra, mientras visitan a los comerciantes chinos locales y se reúnen con los amores del pasado. En una segunda mitad, en cambio, se presenta el larga secuencia nocturna en la que los gemelos administran su negocio mientras la gente baila a ritmo de blues en el escenario y, entre otras cosas, se enfrentan a la amenaza de unos vampiros blancos del Ku Klux Klan liderados por un inmigrante irlandés que llegan para sembrar el caos, donde los pocos negros que quedan encerrados utilizan las armas para combatir la amenaza exterior. El problema fundamental radica, no obstante, en que los personajes carecen de desarrollo más allá de las descripciones anodinas que acentúan sus motivaciones y, por añadidura, sus acciones se reducen al abanico de situaciones predecibles de un conflicto que se resuelve sobre la base de facilismos y diálogos banales. Debido a esto, soy incapaz de sentir algo porque los personajes solo funcionan como estereotipos superficiales, colocados por Coogler en ciertas escenas para responder a un comentario social sobre el racismo, la opresión y las desigualdades sistémicas de los afroamericanos, entendido como la lucha de unos negros furiosos que utilizan la violencia como el único camino para erradicar el dominio del demonio blanco que bloquea su progreso hasta la actualidad. La metáfora del vampirismo como alegoría de la discriminación racial y de la apropiación cultural es evidente, así como los significados subtextuales que se comunican con el folclore del blues, pero se presenta de manera tan obvia que pierde sutileza, sintiéndose más como un sermón de interseccionalidad que como una exploración profunda. Las actuaciones de Michael B. Jordan y Hailee Steinfeld son competentes, pero no logran elevar un material que no les da suficiente espacio para brillar. Coogler, por lo menos se preocupa, eso sí, por añadirle algo de consistencia a la estética que se subraya sobre el vestuario, los decorados que reproducen la época y las atmósferas absorbentes que reflejan sobre un par de planos el panorama visual del período, fruto del correcto trabajo fotográfico de Autumn Durald. La banda sonora de Ludwig Göransson, de igual modo, tiene cierta eficacia. Estos elementos, por desgracia, no son suficientes para fortalecer una película que, en última instancia, se siente como dos mitades pegadas con torpeza.



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Ficha técnica
Título original: Sinners
Año: 2025
Duración: 2 hr. 17 min.
País: Estados Unidos
Director: Ryan Coogler
Guion: Ryan Coogler
Música: Ludwig Göransson
Fotografía: Autumn Durald
Reparto: Michael B. Jordan, Hailee Steinfeld, Miles Caton, Wunmi Mosaku, Delroy Lindo, Jack O'Connell
Calificación: 6/10

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