Cloverfield, dirigida por Matt Reeves y producida por J.J. Abrams, es una película que irrumpió en 2008 como un experimento en el género de monstruos que yo, desafortunadamente, no pude ver en el momento de su estreno original, pero sí recuerdo, como si fuera hoy, la campaña de marketing de viral que Paramount Pictures adoptó para promoverla en todas las plataformas y que, además, puso a todo el mundo a hablar de su misteriosa premisa. Tras pasar cerca de una hora y cuarto consumiendo lo que ofrece consigo entender ahora que su mezcla de metraje encontrado y terror de ciencia-ficción de monstruos funciona por momentos en su arranque de caos apocalíptico en Nueva York, pero, por desgracia, tropieza con limitaciones que hacen de su narrativa algo superficial, en la que los personajes unidimensionales frecuentan lugares comunes que agotan la sustancia lejos de las propiedades formales. Su trama, ubicada luego de un prólogo en el que se alega que el ejército recuperó las imágenes de una videocámara personal en Central Park, sigue a un grupo de jóvenes que intentan sobrevivir mientras un monstruo colosal destruye la ciudad. En términos generales, la narrativa tiene un comienzo interesante que se justifica por el híbrido genérico entre el cine de catástrofes, el terror found footage y la ciencia-ficción de monstruos de subgénero kaiju, donde varias personas buscan escapar del cataclismo originado por un monstruo gigantesco en una zona urbana. El problema, no obstante, es que el guión de Drew Goddard deja muy poco espacio para el desarrollo de los personajes más allá de la capa descriptiva que sirve como catalizador del conflicto y, a menudo, solo los coloca en situaciones rebuscadas que nunca abandonan la circularidad de facilismos ni los diálogos con signo de exclamación. En este sentido, me resulta un poco previsible la pretensión de Jason cuando organiza una fiesta de despedida con su novia Lily en su apartamento en el Bajo Manhattan; la tarea de Hud como el camarógrafo que captura los testimonios de sus amigos antes de la hecatombe de la Estatua de la Libertad; la supervivencia colectiva del grupo en el Puente de Brooklyn frente a las explosiones y la devastación dejada por una criatura alienígena de origen desconocido; el paso del grupo por las calles desoladas y un refugio subterráneo del metro en el que huyen de criaturas hostiles; las discusiones del grupo frente a los militares que evacúan el perímetro para lanzar un ataque masivo. Hay rascacielos destruidos, gente despavorida, enfrentamientos militares, parásitos hostiles. El ritmo mantiene la consistencia estructurando las escenas, pero muchas preguntas se quedan sin respuesta sobre el propósito de la criatura y me da la sensación de que Reeves, entre otras cosas, opta por no profundizarlo para apresurarse a mostrar el asunto como metáfora del miedo colectivo a lo impredecible en el contexto posterior al 11 de septiembre, en una repetición de secuencias de huida y destrucción que tiende a volverse rutinaria hacia el clímax. Las actuaciones de Michael Stahl-David, Jessica Lucas y Lizzy Caplan, por lo menos, poseen cierta autenticidad al presentar la desesperación y el pánico, destacándose asimismo T.J. Miller como el camarógrafo que suelta un par de líneas de diálogo como alivio cómico. Otro de los puntos de acierto se halla en la estética que Reeves despliega en la puesta en escena para dimensionar la calamidad a través de la elipsis, la iluminación, el sonido diegético —gritos, explosiones, rugidos— y las modalidades del encuadre móvil que se ajustan sobre una cámara en mano que, por añadidura, aprovecha las posibilidades del formato found footage y el plano subjetivo para ampliar el horror casi desde una perspectiva de primera persona. Los efectos especiales de CGI, de igual modo, se integran con solvencia en las secuencias de desastre. Estos elementos técnicos le proporcionan veracidad a las atmósferas caóticas, pero, en última instancia, son insuficientes para elevar el alcance y entregar algo aterrador en el género de monstruos.
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Ficha técnica
Año: 2008
Duración: 1 hr. 25 min.
País: Estados Unidos
Director: Matt Reeves
Guion: Drew Goddard
Música: Michael Giacchino
Fotografía: Michael Bonvillain
Reparto: Michael Stahl-David, T.J. Miller, Jessica Lucas, Lizzy Caplan, Mike Vogel
Calificación: 6/10