En El gran viaje de tu vida, Kogonada recupera su poética de la memoria con la finalidad, supongo, de intentar subvertir los tropos del cine romántico y ofrecer, dicho sea de paso, una historia de amor que sea diferente a lo que se ha visto tantas veces dentro de las cursilerías genéricas, pero con las pretensiones de originalidad previamente mostradas en Columbus y Despidiendo a Yang. Sin embargo, tengo la sensación de que el viaje fantástico de Colin Farrell y Margot Robbie abre las puertas de la vacuidad y transita, a menudo, por caminos irregulares en los que no pasa nada sustancioso en sus tópicos sobre recuerdos, autoaceptación y dilemas amorosos. La trama sigue las vidas de David y Sarah, dos solteros desencantados que, luego de conocerse en la boda de un amigo común, acceden a una agencia de alquiler de vehículos que ofrece también el servicio de emparejamiento de almas gemelas, donde ambos establecen una relación ambigua mientras conducen un coche guiado por un GPS y a veces, se detienen en la carretera para abrir puertas interdimensionales a momentos particulares de sus respectivos pasados. En términos generales, la premisa me resulta original por la manera en que se sintetiza un híbrido entre el drama romántico, el cine de carretera y la fantasía de realismo mágico con el propósito de mostrar una exploración metafórica entre dos personas destinadas a formar una pareja. El problema fundamental, no obstante, es que la estructura narrativa desarrolla los conflictos internos de los personajes desde una superficie higienizada que carece de profundidad emocional y que suele caer, en más de una ocasión, en una serie de situaciones insustanciales que solo funcionan como hilo conductor para subrayar inútilmente el tiempo de dos personas marcadas por traumas no resueltos, decisiones erróneas y arrepentimientos que han moldeado su adultez solitaria. Los diálogos suenan a borrador de guion de comedia romántica de bajo presupuesto. Las secuencias de viaje, guiadas por ese GPS parlante, se extienden innecesariamente por la ruta de lo onírico. En este sentido, simplemente me causa abulia observar los episodios de David como un hombre afectado por la inseguridad y el sufrimiento; los relatos de Sarah como una mujer segura de sí misma que es sacudida por el egoísmo y las infidelidades; las conversaciones en el auto en la que David y Sarah descubren que son compatibles antes de estacionarse en las puertas que les permite conocerse mejor. Todo se resuelve en un beso final y la moraleja cursi sobre "abrir puertas al futuro". A través de los pasajes de estos personajes, Kogonada trata de esbozar un comentario que dialoga sobre el arrepentimiento, la redención y los dilemas de las relaciones de parejas, pero entendido como el vacío existencial entre un hombre y una mujer que, en medio de la soledad y de las oportunidades perdidas, se niegan a aceptar el poder abstracto del amor para alterar el destino y el miedo a la otredad. Las actuaciones de Farrell y Robbie poseen química en algunas escenas. Uno interpreta a un hombre divorciado y melancólico que trata de abandonar la indecisión y los fracasos personales. La otra interpreta a una mujer extrovertida que es incapaz de sincerarse consigo misma y sacrifica el amor por la carrera. Pero, por desgracia, solo quedan como figuras artificiosas, sin alma ni corazón, que Kogonada utiliza como pretexto para arrojar su entendimiento estético a través del sobreencuadre, la elipsis, el primer plano, la analepsis, el plano simbólico, las simetrías compositivas, las atmósferas lluviosas y, ante todo, el uso psicológico del color (especialmente azul y rojo) para acentuar las respectivas motivaciones nostálgicas de los personajes. Ninguno de estos elementos evita, desafortunadamente, que esta película romántica avance a un ritmo plúmbeo con una duración de apenas 108 minutos; una que ahoga cualquier chispa de sentimentalismo y que pretende ser un bálsamo indie, pero termina siendo, en última instancia, otro ejemplo de cómo la forma puede traicionar al fondo.
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Ficha técnica
Año: 2025
Duración: 1 hr. 48 min.
País: Estados Unidos
Director: Kogonada
Guion: Seth Reiss
Música: Joe Hisaishi
Fotografía: Benjamin Loeb
Reparto: Colin Farrell, Margot Robbie, Phoebe Waller-Bridge, Kevin Kline, Sarah Gadon, Billy Magnussen
Calificación: 5/10