Crítica de la película «El perfecto asesino» (1994)

El perfecto asesinoTras pasar más de una década, recupero las imágenes que me ofrece El perfecto asesino, una película de Luc Besson que solo dios sabe cuántas veces vi en la televisión por cable durante los años 90. Al margen de esos visionados que regresan a mí a modo de nostalgia, no creo que se trate de la mejor de su filmografía, pero me sigue pareciendo una buena película, con el mismo nivel de entretenimiento de Nikita. Como thriller de acción tiene minúsculos tropiezos, pero su trama, a menudo estilizada con violencia e ironía, nunca pierde el ritmo ni el sentido de intriga cuando explora el cuento urbano sobre el asesino profesional que protege a la niña huérfana en las calles corruptas de Nueva York, con tres actuaciones centrales que consiguen que el viaje sea entretenido en todo momento por sus ocurrencias mundanas. Su argumento sigue a León, un asesino a sueldo italoamericano que reside en el barrio de Little Italy en la ciudad de Nueva York y que, luego de resolver un trabajo para un jefe mafioso llamado Tony, su vida da un giro significativo cuando acoge en su apartamento a Mathilda, una niña solitaria de 12 años que reside justo al lado y es testigo del asesinato de su familia en manos de unos agentes corruptos de la DEA que buscan un paquete de cocaína escondida. En general, el asunto se estructura con una narrativa que, en su base de exposición, desarrolla a los personajes con buenas líneas de diálogo y, además, equilibra la acción para ampliar el epicentro moral del conflicto que arranca por el vínculo inusual que se establece entre el asesino profesional y la niña, mientras el antagonista provee algunos instantes de alivio cómico con su personalidad volátil y perversa. Este vínculo de los personajes, desde luego, causa polémica desde la superficie porque se puede malinterpretar a simple vista como un objeto de explotación, pero, por otro lado, Besson mezcla la acción con el melodrama de mayoría de edad, con la finalidad no solo de mostrar el modus operandi del asesino con gabardina y gafas de sol redondas que se gana la vida como limpiador silencioso en la urbe neoyorquina, sino, además, para presentar las etapas de transición psicológica de una joven que, por un evento traumático, abandona la pubertad para aproximarse a una adolescencia apresurada que la conduce a experimentar cambios en los estados de ánimo (depresión, rabia, felicidad, atracción erotico-afectiva, etc.) mientras ve al hombre adulto que la rescató como una especie de "amor platónico". Besson suele utilizar las acciones de su dúo para construir un discurso breve sobre la redención, entendida como el autodescubrimiento de un matón sin empatía y emocionalmente reprimido que, para respetar su propio código de ética, protege a una niña rebelde atormentada por los abusos recibidos por una familia disfuncional, de la que nunca sería capaz de aprovecharse porque la ve, irónicamente, como la hija que nunca tuvo con aquella novia suya que murió asesinada en su tierra natal y lo obligó a emigrar para perseguir la profesión de su padre. Más allá de esas lecturas innecesarias que tienden a sobredimensionar la sexualización y algunas lagunas de guion de último minuto que la elipsis no puede responder, todo luce finamente ajustado en el ejercicio de estilo ofrecido por Besson, sobre todo con los roles de Jean Reno, Natalie Portman (en su debut) y Gary Oldman. El primero interpreta a un asesino profesional que, con su rostro inexpresivo, se redime al redescubrir la moralidad y el valor de los vínculos afectivos, provocado por la responsabilidad de custodiar a una preadolescente que necesita su ayuda; mostrando cierta pericia física para las escenas de riesgo. La segunda asume el papel de una niña huérfana, marcada por el trauma, obligada a vivir en el anonimato con un asesino profesional, que se siente presionada a tomar decisiones erráticas para vengar a su familia, como producto de su rebeldía que la aleja de la escuela y de la inocencia de la niñez. Y el tercero es un oficial corrupto, amoral, sádico, psicopático, que saca su pistola para matar sin compasión después de iniciar el ritual de la pastilla que le tuerce el cuello. Con ellos, Besson edifica un thriller de acción en el que abunda la violencia, los tiroteos, el humor y la tensión, bajo un registro sofisticado que, propiamente dicho, goza de atmósferas urbanas y de un acertado uso del encuadre móvil para dinamizar la acción en movimiento que se magnifica en los espacios reducidos.
 
Ficha técnica
Título original: Leon: The Professional (Léon)
Año: 1994
Duración: 2 hr. 12 min.
País: Francia
Director: Luc Besson
Guion: Luc Besson
Música:  Eric Serra
Fotografía: Thierry Arbogast
Reparto: Jean Reno, Natalie Portman, Gary Oldman, Danny Aiello
Calificación: 7/10

Crítica breve de la película El perfecto asesino, dirigida por Luc Besson y protagonizada por Jean Reno y Natalie Portman.



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