Crítica de 'The Beguiled': mujeres al borde de la locura

Durante la guerra civil norteamericana, la tranquilidad de una escuela femenina de Virginia donde sólo viven mujeres se ve alterada con la llegada de John McBurney, un apuesto soldado confederado herido.

Ficha técnica
Año: 2017
Duración: 1 hr 33 min
País: Estados Unidos
Director: Sofia Coppola
Guion: Sofia Coppola
Música: Phoenix
Fotografía: Philippe Le Sourd
Reparto: Colin Farrell, Nicole Kidman, Kirsten Dunst, Elle Fanning



Crítica de la película


En estos días el cine de la directora Sofia Coppola está atravesando una fase en la que cada vez sus personajes femeninos tienen menos brío. Para tratar de compensarlo, ha filmado una nueva película, The Beguiled, adaptación de la novela de Thomas P. Cullinan, que previamente había sido llevada al cine por Don Siegel en 1971. Pero ha vuelto a meter la pata con una película en la que arregla la fábula gótica de unas ninfas que viven en un bosque sureño sedientas por devorar la carne de un soldado infeliz.

En la película de Coppola vemos un despliegue estético de planos hermosos, presentado por un adecuado estilo naturalista en los exteriores del boscaje y uno barroquista en los interiores de la mansión; pero eso no me sirve para nada si no hay intensidad dramática. La efigie psicológica de las tres edades de la mujer y el pobre hombre sacrificado se siente cansina, empalagosa, levemente blanda. No me ha provocado ni una sola reacción emocional. 

La historia, ambientada durante la guerra civil estadounidense, comienza en el sur del país, donde un cabo confederado, John McBurney (Colin Farrell), se halla tirado en el pasto gravemente herido. La realidad es que ha huido de los horrores de la contienda. Por suerte, recibe ayuda de Amy (Oona Laurence), una niña que recoge setas para las jóvenes de la escuela femenina a la que pertenece. 

En el instituto, John se refugia bajo el cuidado de la institutriz, Martha Farnsworth (Nicole Kidman), y de sus otras alumnas, Edwina Morrow (Kirsten Dunst) y Alicia (Elle Fanning). Se recupera, acomodado como si estuviera en un hotel de lujo. Y se enamora de Edwina. Pero pronto se da cuenta de que se encuentra en el internado de unas mujeres que han sido afectadas por el pasado y por la represión sexual.

La austeridad sexual de tres de las mujeres es el pilar de la narración en la que se involucra John, quien como protagonista está bien interpretado por Farrell. Una de las razones por la que se queda es por el sentimiento mutuo que tiene hacia Edwina, quien probablemente perdió a su esposo durante la guerra. También por el triángulo que surge entre él, Alicia y la señora Martha. Los celos, la obsesión y el rechazo acaban por sumergir a John en una tragedia que se demora un poco por la lentitud del ritmo de la trama. 

El pecado de Coppola es que solo se concentra en el aburrido cuento gótico de políticas de género, adornado con bellos paisajes y una iluminación en contraluz para distraernos del hecho de que los personajes no tienen tanto desarrollo. Apenas conocemos el pasado de John, Edwina y doña Martha. Y la información que sostiene sus acciones no es suficiente, pues el camino que toman se vuelve previsible una vez que los conflictos de los personajes dentro de la casa apuntan a que es así.

Una interpretación más macabra es la idea feminista de que las mujeres han construido un mundo en el que solo necesitan a los hombres para satisfacer sus placeres carnales. Son mujeres inmaculadas, sexualmente independientes, atrapadas en un círculo de sororidad. Y el simbolismo se proyecta en la mayoría de las escenas de Alicia, Edwina, Martha y las otras niñas, en las que visten de blanco, el color de la pureza y de la libertad. 

La señorita Coppola ofrece una película poco seductora, reforzada por la proeza visual, pero empobrecida por el argumento de unos personajes patéticos que se olvidan desde que ruedan los créditos. Desperdicia las actuaciones secundarias de Kidman y Dunst. Decora la puesta en escena con elegancia, pero narra poco. La falta de contundencia se traga la supuesta ambigüedad del melodrama de las muñecas al borde de la locura. 


6/10




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