Sinopsis:Enfrentándose a un futuro
incierto, Witek, un joven polaco estudiante de medicina decide interrumpir
temporalmente sus estudios y coger un tren e ir a Varsovia.
Ficha técnica Título original: Przypadek Año: 1987 Duración: 1 hr 54 min País: Polonia Director: Krzysztof Kieslowski Guion: Krzysztof Kieslowski Música: Wojciech Kilar Fotografía: Krzysztof Pakulski Reparto: Boguslaw Linda, Tadeusz Lomnicki, Zbigniew
Zapasiewicz, Boguslawa Pawelec Calificación: 8/10
Crítica breve de la película
Lo más impresionante de la película es la sutileza con la que Kieslowski
maneja el punto de vista del protagonista Witek, interpretado maravillosamente
por Boguslaw Linda, para simbolizar ideas sobre el determinismo ineludible que
rige la vida de individuos que son víctimas de un régimen autoritario, de las
diatribas de la oposición política y la Iglesia Católica, de un destino que
impide que nadie abandone la sociedad difícil en la que viven. Hay alusiones
políticas a momentos claves de la historia polaca como las protestas de
Poznań, el surgimiento de Solidaridad y la ley marcial. Es una película
poética, atmosférica, estructurada con una narración muy inteligible.
Queen es una banda de rock británica que se ha consolidado como una de las más
populares de todos los tiempos, alcanzando, en la cima de su éxito, ventas de
álbumes como muy pocas agrupaciones musicales. Se ha hecho célebre con
canciones tan notorias como We Are the Champions,
Bohemian Rhapsody y We Will Rock You, sencillos que se han
convertido en himnos que la gente canta como si estuvieran reunidas en una
especie de ritual. Sus funciones eran espectáculos provocativos que
transmitían una energía inagotable, sobre todo por el carisma de su vocalista
Freddie Mercury, que hizo que llegaran a un pico durante la década de los
setenta y a principios de los ochenta. Sobre la banda se han escrito libros,
se han realizado documentales, se han hecho homenajes. Y en la actualidad es
el centro de atención de una película biográfica que, irónicamente, pierde
toda la esencia y ese vigor que caracterizaba al conjunto.
La película se titula Bohemian Rhapsody y la ha dirigido Bryan Singer,
director que por razones personales fue despedido por la
20th Century Fox en medio de un rodaje caótico y reemplazado por Dexter
Fletcher. Lo mismo se refleja en la película. Hay una dicotomía autoral que
maltrata la narración, es brutalmente larga, se precipita por contar la
agitada vida de Freddie Mercury con decisiones creativas muy torpes y una
mecánica convencional que logra que el recorrido sea apresurado, insustancial
y con poco tiempo para la cohesión. Me canso de ver a los personajes dar
vueltas en sus giras, en unos conciertos y situaciones en los que no empatizo
ni con la música ni con los personajes. De nada sirve que tenga una actuación
decente de Rami Malek como Freddie Mercury quien, lentamente, se transforma en
una figura de arcilla a favor de la artesanía.
La cinta comienza con la subida de Freddie Mercury (Rami Malek) al escenario
durante la presentación que tiene la orquesta en el Live Aid en 1985,
concierto legendario con el que también se concluye la historia. Pero antes de
estos eventos, narra los inicios de Mercury (de nombre Farrokh Bulsara) cuando
es un estudiante británico de origen parsi que trabaja cargando equipajes en
un aeropuerto y demuestra el talento que tiene para componer canciones y
cantar frente al guitarrista Brian May (Gwilym Lee), el baterista Roger Taylor
(Ben Hardy) y el bajista John Deacon (Joseph Mazzello), cuarteto que más tarde
conforma a Queen. Y luego llega el estrellato que es indetenible y trae
consigo una serie de circunstancias que carecen de fuerza dramática: la
indecisión que le provoca confesar su bisexualidad, el miedo de revelar a la
prensa que ha contraído el sida, los excesos producidos por su estilo de vida
descontrolado que lo mantiene nadando entre el alcohol, las drogas y las
orgías festivas.
El argumento parece un disco de vinilo rayado que se repite con las
idiosincrasias de Freddie Mercury y de Queen. Resulta muy fácil cuando
adquieren un estatus de gloria que se ilustra como una campaña de mercadeo al
servicio de un álbum de grandes éxitos, donde todo le sale bien a un grupo que
recorre estadios para tocar ante multitudes generadas por ordenador una música
que casi no se deja sentir. Hay clichés por todas partes, como los romances
efímeros de Mercury con mujeres y hombres, la producción de canciones
memorables convertidas en demostraciones sin nada de atractivo y la presencia
de un villano homosexual, Paul Prenter (Allen Leech), retratado como un
manipulador de facto que es el responsable del declive de Mercury y que
aprovecha el romance con él para entorpecer las acciones de los otros miembros
de la cuadrilla.
La actuación de Rami Malek se mete en la piel de Mercury cuando recrea el
lenguaje corporal, los gestos y la forma de expresarse del cantante,
normalmente adornado de un vestuario exuberante y de una dentadura prostética
que transforma su cara. Interpreta a un rockstar elocuente, arrogante y
megalómano que es seducido por los demonios de la fama y que abusa de sí mismo
para alimentar sus placeres y desafiar los estereotipos de la época, cosa que
se disipa cuando contrae el sida. Por momentos es auténtico con lo que
describe la historia, pero como no hay mucha sustancia, la carencia de
profundidad psicológica se evidencia, quedándose a medio camino entre lo
superficial y lo ridículo y reduciendo la efigie de Freddie Mercury al tamaño
de esas figuras de plástico que son bonitas por fuera, pero vacías por
dentro.
La película utiliza el famoso concierto Live Aid como una parábola
moral de la redención del artista que, al ser castigado por la extravagancia,
remedia la pesadumbre con una reconciliación muy cutre y con una música que lo
libera de sus cadenas. O sea, que la música es la catarsis, el remedio casero
para los problemas de la vida privada del protagonista. Y aunque la recreación
de la época posee cierta autenticidad, los intérpretes en tarima solo
consiguen que bostece con la lista de reproducción. La marca estilística de
Singer, Dexter, o quien sea que la ha dirigido, es patética sintetizando la
hoja de vida de Freddie Mercury, con un homenaje que suaviza verdades,
perezosamente, recurriendo a una ingenuidad que deja la emoción detrás del
escenario. Qué felicidad he sentido cuando rodaron los créditos.
Ficha técnica Año: 2018 Duración: 2 hr 14 min País: Reino Unido, Estados Unidos Director: Bryan Singer, Dexter Fletcher Guion: Anthony McCarten Música: John Ottman Fotografía: Newton Thomas Sigel Reparto: Rami Malek, Joseph Mazzello, Ben Hardy, Gwilym Lee,
Lucy Boynton, Calificación: 4/10
Sinopsis:Dos convictos escapados
encadenados, uno blanco y otro negro, deben aprender a llevarse bien para
eludir la captura.
Ficha técnica Título original: The Defiant Ones Año: 1958 Duración: 1 hr 36 min País: Estados Unidos Director: Stanley Kramer Guion: Nedrick Young, Harold Jacob Smith Música: Ernest Gold Fotografía: Sam Leavitt Reparto: Tony Curtis, Sidney Poitier, Theodore Bikel, Charles
McGraw, Lon Chaney Jr., Calificación: 7/10
Crítica breve de la película
Esta película de Kramer consigue un pulso inquietante con la historia de los
convictos (uno blanco y otro negro) que están esposados por unas cadenas que
simbolizan la tolerancia y la igualdad racial en tiempos de segregación y
racismo. El blanco y negro es precioso, la crítica social es acertada, los
diálogos tienen vocación por la ironía, las actuaciones de Tony Curtis y
Sidney Poitier son memorables. Aunque es algo simple, el desenlace invita a la
reflexión moral. Es una buena película.
Sinopsis:Karen (Audrey Hepburn) y
Martha (Shirley MacLaine) son las directoras de una exclusiva escuela para
niñas. Una alumna maliciosa y vengativa, despechada por un castigo que ha
recibido, oye por casualidad un comentario y lo utiliza, distorsionándolo,
para acusar a sus profesoras de una conducta reprobable. Los escandalosos
rumores se extienden velozmente por la comunidad escolar, con repercusiones
inmediatas y devastadoras.
Ficha técnica Título original: The Children's Hour Año: 1961 Duración: 1 hr 48 min País: Estados Unidos Director: William Wyler Guion: Lillian Hellman Música: Alex North Fotografía: Franz Planer Reparto: Audrey Hepburn, Shirley MacLaine, James Garner, Miriam
Hopkins Calificación: 7/10
Crítica breve de la película
Esta película de Wyler, adaptada nuevamente de la obra de Lillian Hellman que
ya había llevado al cine con el título de "These Three" (1936), elabora un
argumento demoledor sobre la moralidad, los prejuicios y la calumnia que
destruye las costumbres más conservadoras de un pueblo, de dos mujeres que
pueden estar ocultando una sexualidad que, para la época, es algo escandaloso.
Las interpretaciones de Audrey Hepburn, James Gardner y, especialmente,
Shirley MacLaine tienen profundidad dramática, son convincentes en unos planos
que transmiten sensaciones con las miradas y los silencios.
A principios de los años sesenta, la lucha por los derechos civiles en la
sociedad estadounidense estaba llegando a un punto culminante contra la
segregación racial, etapa en la que la intolerancia, la discriminación y el
racismo afectaban la vida cotidiana de distintos grupos étnicos, en su mayoría
afroamericanos. Una persona de color no tenía permitido ir a lugares
frecuentados por personas de tez blanca; no podían acudir a cenar a los
restaurantes, no podían ver películas en el cine, no podían orinar en los
baños, no podían ser tratados en los hospitales si caían enfermos, los jóvenes
no podían estudiar en las escuelas. Lugares como estos estaban segmentados
solo para gente de su propia etnia y nadie podría cruzar la barrera. Y el que
la cruzaba sabía lo que le esperaba. Era un momento difícil, de mucha tensión
social y política, en el que el racismo trazaba una delgada línea que dividía
el país. Esta separación, no obstante, toleraba la cercanía en circunstancias
de subordinación, con el fin de que una persona de una raza determinada pueda
trabajar como lacayo para una de otra raza.
Estos temas, que todavía hoy en día son de gran relevancia, se conjuntan de
forma elegante en Green Book, una película inspirada en hechos reales
que edifica un estudio de personajes muy acogedor con la crónica del chófer
italoamericano que, irónicamente, trabaja para un pianista afroamericano,
quienes, a la vez, funcionan como una parábola soterrada de la tolerancia y de
la equidad racial en una sociedad segregada por unos prejuicios raciales que,
mayormente, se hallan fuera de campo. La dirige Peter Farrelly, director de
comedias que ahora se inclina por el drama más serio, aunque nunca abandona la
ligereza cómica. Y me agrada lo que concibe. La recreación del período, el
sentido del humor, la buena música, el ritmo que nunca decrece y, sobre todo,
las magníficas actuaciones de Mahershala Ali y Viggo Mortensen, añaden algo de
sustancia a una narración tan simple. Es una película de carretera en la que
el relato de los protagonistas, Frank "Tony Lip" Vallelonga y "Doc" Don
Shirley, va cobrando fuerza con cada kilómetro que recorren por el sur
profundo de los Estados Unidos, donde nos pasean por los caminos de la infamia
y el racismo.
La historia comienza en los años sesenta cuando Frank Vallelonga (Viggo
Mortensen), apodado Tony Lip por sus colegas italoamericanos, es despedido del
club Copacabana luego de un intercambio de trompadas con un cliente. Tony es
un tipo fuerte, de temperamento violento y de una capacidad inimaginable para
convencer a los otros con los cuentos y las mentiras. Como padre de familia,
Tony hace lo que puede para mantener a su familia, pero la situación
socioeconómica empeora. Sin embargo, su suerte cambia cuando es contratado
como chófer por el virtuoso pianista negro Don Shirley (Mahershala Ali) para
que lo acompañe y lo proteja durante una gira de conciertos por el sur.
Tony y Doc son una metáfora preciosa sobre una igualdad utópica entre los
individuos de una misma raza. Y no tienen nada en común. Uno es un
italoamericano que lleva en las venas un racismo latente hacia los
afroamericanos, pero que respeta sus costumbres y su cultura; el otro, es un
afroamericano refinado que, por haber tenido una educación de personas blancas
pertenecientes a la burguesía, ha olvidado sus raíces identitarias. Son el
negro y el blanco, literalmente. Sus personalidades son muy opuestas, pero,
precisamente, sirven para reforzar una amistad que rompe la barrera
segregadora en la época en la que viven cuando, confiando en el “Libro Verde”,
una guía de los establecimientos para el hospedaje de afroamericanos, se dan
cuenta (Tony, principalmente) de cómo el racismo y los prejuicios que rodean
las zonas sureñas degradan la condición humana. En su viaje hay inconvenientes
raciales, momentos de hilaridad, escenas sentimentales que terminan en una
especie de catarsis redentora para ambos, una lección moral que reforma lo que
piensan de los estereotipos que habitan su país.
Es en las interpretaciones de Viggo Mortensen y de Mahershala Ali donde reside
la magia de la película, el trabajo actoral que elaboran es magistral, con
unos diálogos placenteros y cargados de ironía que suscitan una reflexión
profunda. Mortensen crea uno de los personajes más entretenidos de su carrera,
interpretando, con una gran facilidad para el acento y los gestos, al
estereotipo de un italoamericano que parece haber sido sacado de las películas
clásicas de mafiosos, el hombre rudo que no se tuerce por nada pero que se
mantiene firme en unas acciones que son serias, divertidas y muy sinceras.
Ali, consigue una actuación muy orgánica como el artista afroamericano que
trabaja al servicio de la hipocresía para desnudar las arbitrariedades
raciales en tiempos de segregación, un personaje muy natural que utiliza la
música como sinónimo de protesta y sacrifica su identidad para que veamos la
verdad universal del racismo institucional y hasta de la homofobia. La química
de ambos engalana y dosifica muy bien la empatía, la comicidad y el halo
dramático de los personajes.
El director Farrelly, en su primera película en solitario, opta por una
película que resulta encantadora con la pareja de protagonistas y con la
distribución de géneros que termina nivelando el drama biográfico y la comedia
con un ritmo muy acertado. Expone las vicisitudes del racismo, la
estereotipificación de los inmigrantes, fortalece el interculturalismo con
grandiosas actuaciones de Mahershala Ali y de Viggo Mortensen y, aunque la
simplicidad del argumento puede caer en algunos instantes convencionales,
nunca descuida la honestidad con la que es contada. Es como si fuera una
versión retorcida de Driving Miss Daisy, pero una agradable y muy
entretenida.
Ficha técnica Año: 2018 Duración: 2 hr 10 min País: Estados Unidos Director: Peter Farrelly Guion: Brian Hayes Currie, Peter Farrelly, Nick Vallelonga Música: Kris Bowers Fotografía: Sean Porter Reparto: Viggo Mortensen, Mahershala Ali, Iqbal Theba, Linda
Cardellini, Ricky Muse, Calificación: 7/10
Sinopsis:Un vagabundo, Boudu, se tira
al Sena desesperado por la desaparición de su perro, pero un librero le salva
de morir ahogado y le acoge en su casa.
Ficha técnica Título original: Boudu sauvé des eaux Año: 1932 Duración: 1 hr 25 min País: Francia Director: Jean Renoir Guion: Jean Renoir, Albert Valentin Música: Jean Boulze, Edouard Dumoulin Fotografía: Marcel Lucien, George Asselin Reparto: Michel Simon, Charles Granval, Marcelle Hainia Calificación: 7/10
Crítica breve de la película
Aunque no está a la altura de sus grandes obras, esta comedia de Renoir es una
sátira afilada de la burguesía francesa, ejecutada con personajes muy
agradables que enriquecen la trama con sus lecturas morales sobre la
infidelidad. La actuación formidable de Michel Simon como el ingrato,
impertinente y excéntrico Boudu me resulta contagiosa, interpreta a un
vagabundo cosmopolita que lo ha perdido todo y que recurre a la misantropía
para olvidar el pasado agridulce; un espejo del mismo Simon. Es una película
muy interesante, me ha hecho reír bastante.
Sinopsis:En 1985, un grupo de
delincuentes se burla de la seguridad del Museo Nacional de Antropología en la
Ciudad de México para extraer 140 piezas prehispánicas de sus vitrinas.
Ficha técnica Año: 2018 Duración: 2 hr 08 min País: México Director: Alonso Ruizpalacios Guion: Manuel Alcalá, Alonso Ruizpalacios Música: Tomás Barreiro Fotografía: Damián García Reparto: Gael García Bernal, Leonardo Ortizgris, Alfredo
Castro, Calificación: 7/10
Crítica breve de la película
Ruizpalacios ejecuta la película con cierta mesura, manteniendo un grado de
intriga y patetismo con la trama criminal de los ladrones del museo. Los
personajes suscitan debate, son interesantes. Hay proeza visual, música
portentosa y una sutil interpretación de Gael García Bernal. Su visión tiene
lecturas antropológicas sobre una herencia cultural que ha sido falsificada y
arrebatada por una historicidad muy caprichosa. Es cine de autor sólido,
elegante y muy bien narrado.
Sinopsis:Dos hombres de turbio pasado,
Glyn McLyntock y su amigo Cole, dirigen una caravana de colonos desde Missouri
hasta las fértiles tierras de Oregón, donde piensan fundar una colonia. Cuando
el invierno se acerca, van a Portland a buscar las provisiones que previamente
habían comprado, pero las cosas han cambiado en la ciudad y tropiezan con
grandes problemas para recuperarlas.
Ficha técnica Título original: Bend of the River Año: 1952 Duración: 1 hr 31 min País: Estados Unidos Director: Anthony Mann Guion: Borden Chase Música: Hans J. Salter Fotografía: Irving Glassberg Reparto: James Stewart, Arthur Kennedy, Rock Hudson, Julia Adams,
Lori Nelson, Calificación: 7/10
Crítica breve de la película
Mann crea un espectáculo precioso, en el que el paisaje, coloreado en
Technicolor, es tan imprescindible como los personajes que se someten a la
esperanza, a la traición y a la avaricia típica del lejano oeste. Las acciones
tienen coherencia, y los dilemas morales del forajido cínico que busca la
redención es una cosa muy sutil. Hay buenas actuaciones de James Stewart y
Arthur Kennedy, los usuales colaboradores del director. Es un western muy
entretenido.
Sinopsis:Historia que sigue las vidas
paralelas de un asceta cristiano antiguo y un ministro moderno.
Ficha técnica Título original: The Hypocrites Año: 1915 Duración: 54 min País: Estados Unidos Director: Lois Weber Guion: Lois Weber Música: Muda Fotografía: Dal Clawson, George W. Hill Reparto: Courtenay Foote, Myrtle Stedman, Herbert Standing, Calificación: 7/10
Crítica breve de la película
Esta película de Weber, muy escandalosa para su tiempo por el nivel de
desnudez (una muy simbólica), es una parábola afilada de una moralidad humana
que se repite en todas las épocas ante los ojos de una verdad omnipresente
que, con cuerpo de mujer, desnuda las falacias y la hipocresía; lograda con un
uso muy novedoso del montaje paralelo y de la doble exposición. Habla sobre
los deseos sexuales reprimidos, la culpa, la avaricia, el poder, la mentira.
Aunque pierde algo de ritmo, nunca deja de ser interesante.
Parece una costumbre que, en el cine de superhéroes de las películas del
Universo Extendido de DC, exceptuando, por supuesto, a la asombrosa
Man Of Steel, se produzca una fórmula muy genérica que, con cada estreno, sentarme a
verlas con su metraje excesivo es una especie de tortura medieval para mis
retinas. Voy al cine entusiasmado y salgo aburrido. Me resulta difícil
entretenerme con ellas. Se vuelven planas, trilladas, previsibles. Están
inundadas de una holgazanería narrativa en la que la trama es un resorte para
la insustancialidad y la falta de cohesión, de personajes muy icónicos
convertidos en figuras de acción de masilla que solo quieren ser héroes al
servicio de la ingenuidad, de una fatigante pirotecnia en la que uno no sabe
ni qué está pasando entre tanto caos. De su línea en solitario ya han
estropeado a la
Mujer Maravilla
y ahora, recientemente, también al icónico Aquaman, la última película en su
catálogo de productos de segunda mano.
Aquaman la dirige James Wan, director acostumbrado al género del
terror que, por primera vez, incursiona en el género fantástico, con una
fantasía submarina que me produce una sensación que solo encuentro cuando veo
a los peces en la pecera o en el acuario, donde no pasa nada relevante durante
dos horas y media eternamente largas y los peces se transforman en personajes
(incluyendo al héroe de la portada) de plástico desechable. Sus efectos
visuales son decentes, pero la trama luce reciclada de otras películas que no
valen la pena mencionar. El génesis de Aquaman se hunde en las aguas más
profundas del hastío con la historia de Arthur Curry/Aquaman (Jason Momoa), el
héroe de plástico en un mar de basura que tiene la difícil tarea de unificar a
unos reinos acuáticos que, para su mala suerte, son parte de una sociedad
sofisticada, intolerante y autoritaria que está en medio de una guerra
subacuática.
La historia de la película, narrada por el mismo Arthur, comienza contando un
romance muy precipitado entre sus padres, Atlanna (Nicole Kidman), Reina de la
nación subacuática de Atlantis y, Tom Curry (Temuera Morrison), el guardián de
un faro, y lo que ellos hacen para protegerlo. Un par de años después en la
adultez, Arthur, que es mitad humano y mitad atlante, regresa a visitar a su
padre luego de un viaje largo en el que pelea con piratas submarinos y algunos
tipos malos. Y allí inician unos problemas que me importan muy poco cuando
conoce a la Princesa Mera (Amber Heard) y ella acuda en su ayuda para buscar
un tridente legendario por el globo e impedir que el rey de Atlantis declare
la guerra al mundo terrestre que tanto ha contaminado los mares, algo que el
mismo póster de la película revela.
Todas las secuencias de la película están fabricadas para que el héroe,
Aquaman, recurra a los subterfugios más artificiosos y pueda salir triunfante
con el tridente en la mano derecha y con la muchacha [Mera] que es su interés
romántico en la mano izquierda, en una aventura ininteligible que los pasea
por tierra, mar y aire con el fin de consumir la interminable duración de la
forma más fácil posible: dando vueltas. Las pistas que siguen a Arthur y Mera
(con una química muy pobre entre Jason Momoa y Amber Heard) se colocan para
que se agudicen las contrariedades causadas por villanos como David Kane/Black
Manta (Yahya Abdul-Mateen II) o como el hermano de Aquaman, Orm Marius/Ocean
Master (Patrick Wilson), enemigos con motivaciones muy cuestionables e
innecesarias.
Momoa le inyecta un carisma calculado a Aquaman, interpretándolo como alguien
burlesco, arrogante, inexpresivo, con una mala reputación que logra motivarlo
para encontrar un verdadero propósito más allá de su lado público como un
superhéroe de la Liga de la Justicia. Sin embargo, sus líneas de diálogo son
pésimas y el humor que proyecta es desabrido y muy automatizado. Su presencia
casi no se siente porque no hay ninguna escena memorable que tatúe su
personalidad. Es solo el héroe de rutina que tiene la labor de salvar a los
suyos para descubrir su identidad.
Con esta película, Wan comunica ideas soterradas que son interesantes como la
protección del medio ambiente, el cuidado de los océanos que los humanos han
destruido y la metáfora de la tolerancia en la diversidad étnica, pero que son
enterradas bajo el agua para favorecer un espectáculo visual muy pomposo y
trivial saturado de criaturas generadas por ordenador y enfrentamientos debajo
del mar con unos personajes que parecen marionetas tendiendo de un arrecife de
coral. Su película es aburrida, estrepitosa, novelesca, con un tercer acto
agotador en el que casi me ahogo de tanto bostezar.
Ficha técnica Año: 2018 Duración: 2 hr 23 min País: Estados Unidos Director: James Wan Guion: David Johnson, Will Beall Música: Rupert Gregson-Williams Fotografía: Don Burgess Reparto: Jason Momoa, Amber Heard, Patrick Wilson, Willem Dafoe,
Nicole Kidman, Calificación: 4/10
Sinopsis:Stevie, un chico de 13 años
que vive en el Los Ángeles de los años 90, pasa el verano lidiando con los
problemas de su vida doméstica y divirtiéndose con su nuevo grupo de amigos,
que ha conocido en una tienda de skate.
Ficha técnica Título original: Mid90s Año: 2018 Duración: 1 hr 25 min País: Estados Unidos Director: Jonah Hill Guion: Jonah Hill Música: Trent Reznor, Atticus Ross Fotografía: Christopher Blauvelt Reparto: Sunny Suljic, Katherine Waterston, Lucas
Hedges, Calificación: 7/10
Crítica breve de la película
Puede que pierda algo de ritmo, pero esta película de mayoría de edad, con la
que debuta Jonah Hill como director, posee una vibra contagiosa, con un
estupendo estilo visual que crea un mosaico auténtico de los años noventa y
unos personajes que son verdaderamente peculiares; cuanto más los veo, más me
pierdo en una nostalgia que acaba en las puertas de mi infancia. Ilustra las
particularidades de la adolescencia con mucha emotividad. La música de Trent
Reznor y Atticus Ross es fantástica.
Sinopsis:Setsuko Kawashima (Terajima),
es una mujer solitaria, fumadora, que trabaja en una oficina en Tokyo y que no
está en su mejor momento. Tras apuntarse a clases de inglés, descubre una
nueva identidad en su alter ego americano, 'Lucy', y se enamora de su profesor
John (Hartnett). Cuando John desaparece repentinamente, Setsuko decide
buscarlo, una aventura que la llevará hasta el sur de California.
Ficha técnica Título original: Oh Lucy! Año: 2017 Duración: 1 hr 35 min País: Japón Director: Atsuko Hirayanagi Guion: Atsuko Hirayanagi, Boris Frumin Música: Giovanni Fusco Fotografía: Paula Huidobro Reparto: Shinobu Terajima, Josh Hartnett, Kaho
Minami, Kôji Yakusho Calificación: 7/10
Crítica breve de la película
La debutante Hirayanagi entrega un film muy tragicómico contando la historia
de una mujer desilusionada y solitaria que anhela llenar el vacío de su
existencia regresando a los tiempos en los que era feliz. Habla sobre el
suicidio, la reconciliación, el interculturalismo, con un eutrapélico sentido
del humor. Su película tiene una cautivadora actuación de Shinobu Terajima
como la excéntrica Setsuko, me resulta agradable en cada escena.
Sinopsis:Rosetta, una joven adinerada,
después de intentar suicidarse en un hotel de Turín, conoce a Clelia, una
vecina de habitación a la que confía todos sus problemas. Clelia es una joven
de origen humilde que pretende abrir en la ciudad un negocio de moda.
Ficha técnica Título original: Le amiche Año: 1955 Duración: 1 hr 44 min País: Italia Director: Michelangelo Antonioni Guion: Michelangelo Antonioni, Suso Cecchi d'Amico, Alba De
Cespedes Música: Giovanni Fusco Fotografía: Gianni Di Venanzo Reparto: Eleonora Rossi Drago, Gabriele Ferzetti, Franco
Fabrizi, Valentina Cortese, Calificación: 7/10
Crítica breve de la película
En esta película temprana de su filmografía, Antonioni dirige un mosaico
melodramático sobre las dicotomías de las clases sociales y las frivolidades
de las mujeres burguesas que navegan en el mar de las dudas y de las
inseguridades provocadas por el compromiso. Hay amistad, alienación, desamor,
incomunicación, melancolía, tragedia, buena música y, sobre todo, personajes
femeninos interpretados con mucho garbo por Eleonora Rossi Drago, Madeleine
Fischer, Yvonne Furneaux y Valentina Cortese.
En los últimos años, del corazón del cine polaco ha salido un cineasta que ha
reflejado mejor que nadie la historia de su país desde mediados del siglo XX,
cuando Polonia se enfrentaba a los cambios que suponía la crisis social de la
posguerra y el eventual alzamiento de la cortina de hierro. Lo que filma este
director, en esta etapa de su carrera, siempre está impreso con un blanco y
negro preciosista que suscita emociones complejas, con un inmaculado control
compositivo del encuadre, con silencios expresivos que, a veces, se yuxtaponen
con miradas y una música sensitiva que comunica desilusión. Los personajes que
habitan su microcosmos son muy humanos y buscan respuestas a cosas tan simples
como el amor, la soledad y los pormenores sociopolíticos del período. Me
refiero, por supuesto, a Pawel Pawlikowski, el director de obras tan hermosas
como la memorable
Ida y,
ahora, recientemente, Cold War, película que representa su mayor grado
de madurez estética.
Con esta película, Pawlikowski cincela un romance poético, desgarrador,
melancólico, sobre un hombre y una mujer que se aman demasiado, pero que son
víctimas de unas circunstancias que simbolizan la ruptura de un país azotado
por las ideologías políticas del autoritarismo, del que no pueden escapar e
impide que estén juntos durante varios años. Con ellos, nos traslada por la
época de los años cuarenta, cincuenta y sesenta bajo atmósferas grisáceas que
ilustran la desesperación y el inevitable dolor interno al que se enfrentan
los protagonistas, desplazando sus escenas, sutilmente, por la Polonia
controlada por el estalinismo, por los cabarets franceses adornados de un
ambiente de jazz, por la rígida Yugoslavia en tiempos de Tito. Hay fiestas,
arte, pesadumbre, conminación. El clima de su cinta describe una tensión
política que se encuentra dormida en el fondo de un Estado autoritario, pero
que, indirectamente, ayuda a compensar el embrollo idílico al que se exponen
la bella Zula y el taciturno Wiktor, los amantes pasajeros que sufren una
desdicha irremediable.
Ellos se conocen en el año 1949 en Polonia, en un grupo de danza folclórica
que ensaya un acto para rendir homenaje a las tradiciones polacas de una
comunidad rural. Allí, Wiktor Warski (Tomasz Kot) es un reputado pianista que
ha sido contratado para dirigir la composición de la obra y supervisar en la
audición a las bailarinas que van fichando, entre las que se encuentra Zuzanna
“Zula” Lichon (Joanna Kulig), una muchacha talentosa que sabe bailar y cantar,
pero que tiene un pasado siniestro que pone en jaque sus posibilidades de
ingresar al grupo de danzadoras. Wiktor, encantado por la presencia de la
escultural mujer, consigue que la contraten. Y allí, tras bastidores, poco a
poco, se enamoran con la mirada, los gestos, los pensamientos. Se besuquean,
tienen sexo, todo parece placentero. Sin embargo, cuando los camaradas
soviéticos se acercan al grupo para imponer una mezcla de arte polaco con
panfletos estalinistas, Wiktor se niega a participar y deserta hacia Berlín
Occidental y, penosamente, se separa de Zula, quien decide quedarse.
Con el paso de los años, el Wiktor y Zula se siguen viendo en el exilio en los
países que recorre la orquesta para difundir su arte propagandístico. Y la
mecha de su romance no se extingue. Ambos figuran la metáfora del sentimiento
autóctono polaco, evocando la unificación de una cultura identitaria que se
encuentra fraccionada por los regímenes totalitaristas que recurren a la
manipulación política más endemoniada para suprimir el arte popular, pero que,
con el tiempo, volverá a estar unificada. Mezclan su pasión con la música para
tratar de olvidar los escenarios sociales y políticos que despojan sus ánimos
de autonomía. En cada reencuentro, su libertad se halla entre el cariño y
el arte que es, a la vez, el único medio de escape para evaporar sus penas y
sentir ese apego que los pasea por la tristeza, los líos maritales, las
discusiones, la ternura, la catarsis.
Wiktor y Zula están interpretados con mucha finura dramática por Tomasz Kot y,
especialmente, por Joanna Kulig. Tomasz interpreta a Wiktor como el hombre
solitario que recurre a tocar el piano para estampar lo que siente, alguien
que con el atisbo transmite la impotencia de no estar junto a la mujer que
ama, pero que cambia a una cara de regocijo efímero cuando la tiene de frente.
Por otra parte, Joanna, es demasiado buena frente a los planos de Pawlikowski.
Su actuación es muy eutrapélica cuando su Zula expresa el desconsuelo de un
pasado agridulce, la angustia de no estar con la persona que quiere, la
soberbia producida por los celos en estado de ebriedad, sentimientos que sabe
aligerar cuando también se escuda en el canto para disminuir las aflicciones.
Los dos se sienten orgánicos, sobrios, con una química que se vuelve muy
empática en todas las escenas.
Pawlikowski encuadra la película con un tratamiento formal que esculpe una
imagen de gran factura visual. Su magistral uso del blanco y negro, de la
elipsis y del montaje revela las sensaciones de los protagonistas y convierte
una narración tan sencilla en algo sublime, vigoroso y muy poético;
componentes que se acrecientan con una música espléndida que simboliza las
dicotomías de dos frentes ideológicos muy diferentes que se reparten la
cultura musical entre el jazz, el rock y la música clásica. Habla sobre el
amor más profundo que supera los anclajes del tiempo, los regímenes
implacables que suprimen el arte con la propaganda política, los seres
queridos que, como los vientos que golpean las hermosas sabanas polacas, han
partido hacia otro campo para ser felices por toda la eternidad. El
sofisticado tonelaje que tiene para crear escenas íntimas me ha sacado
lágrimas de enternecimiento, es una película muy emotiva.