En este drama del director francés Xavier Beauvois valoro mucho el estilo realista que, en un plano compositivo, me recuerda la belleza pictórica de los lienzos de Breton o de Millet cuando se captura los atardeceres campestres o las praderas que caen rendidas ante la luz del crepúsculo. Se maneja con sobriedad y cierta prudencia a la hora de abordar su tratado social sobre la condición de la clase trabajadora campesina, pero en algunos momentos carece de profundidad. Lo presenta desde la óptica de mujeres que no necesitan de los hombres para hacer las tareas de la granja. No le sobran detalles a la recreación de la época, siento que hay autenticidad en su retrato de las costumbres de la vida rural. También destaco sólidas interpretaciones de Nathalie Baye, Laura Smet y la desconocida Iris Bry. El problema que distingo, sin embargo, es que algunas de las circunstancias que atraviesan los personajes son insustanciales y mayormente carecen de tacto dramático por la naturaleza tan episódica de algunas escenas. Se quiere contar más de lo necesario con todos los personajes. Tampoco se aprovecha la música del gran Michel Legrand, casi no la siento. Es una película pasable y ligeramente indulgente.
Calificación: 6/10
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