Redención (Tyrannosaur) (2011)

Sinopsis: Joseph (Peter Mullan), un viudo alcohólico, violento y autodestructivo, encuentra una esperanza de redención en Hannah (Olivia Colman), una mujer muy religiosa a la que conoce a raíz de un altercado. Al principio Joseph se burla de su fe y da por supuesto que su vida de creyente debe de ser muy apacible, pero pronto descubre que, por el contrario, está llena de dolor y confusión. A medida que su relación se consolida, ambos se dan cuenta de que el amor y la amistad pueden encontrarse incluso en los lugares más oscuros.

Ficha técnica
Título original: Tyrannosaur 
Año: 2011
Duración: 1 hr 32 min
País: Reino Unido
Director: Paddy Considine
Guion: Paddy Considine
Música: Chris Baldwin, Dan Baker
Fotografía:Erik Wilson
Reparto: Peter Mullan, Olivia Colman, Eddie Marsan, Ned Dennehy,
Calificación: 7/10

Crítica breve de la película


La primera película de Paddy Considine como director, adaptada de su cortometraje 'Dog Altogether', me produce sensaciones diversas cuando veo la historia de Joseph, un hombre cínico, irascible, propenso a la violencia y a una especie de nihilismo que lo mantiene atrapado en una vorágine de frustración, víctima de un desempleo que parece no tener fin, transitando día y noche por las calles del barrio sumergido en el alcoholismo con tal de olvidar su trágico pasado y el hecho de que ha matado a su perro de una patada. Para él, la soledad es un arma de doble filo a la que le teme, y necesita (aunque lo oculte) un poco de afecto que le entregue un pedazo de redención en su vida. La cosa cambia cuando el temperamental Joseph se encuentra con Hannah, una mujer cristiana, casada, de mucha fe, con la que se siente atraído. Ambos están interpretados de manera muy sólida por Peter Mullan y por Olivia Colman, quienes elevan la película con su registro dramático. Uno me resulta estremecedor como el derrotista autodestructivo, y la otra me conmueve en cualquier escena como la mujer que es víctima de los maltratos. De inmediato siento su dolor, su ira, su desasosiego. Con esos personajes, Considine elabora un tratado muy satisfactorio sobre la fuerza del cariño encontrada en los tiempos de oscuridad, la violencia contra la mujer y la condición social de gente golpeada por la recesión económica. La puesta en escena retrata la cotidianidad británica con un realismo social cercano al cine de Loach, apoyándose de elementos estéticos como la presencia del color azul que simboliza la confianza, la atmósfera grisácea que enuncia la melancolía, la elipsis que coloca la violencia fuera de campo. Es, en mi opinión, un drama demoledor sobre la volatilidad de la moral humana.




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