Leto: un verano de amor y rock (2018)

Sinopsis: En Leningrado, en un verano a principios de los 80, la escena del rock de la ciudad está en pleno apogeo. Viktor Tsoï, un joven músico que creció escuchando a Led Zeppelin, T-Rex y David Bowie, está tratando de hacerse un nombre. El encuentro con su ídolo Mike y su esposa, la bella Natasha, cambiará su destino. Juntos construirán una leyenda como pioneros del rock ruso.

Ficha técnica
Título original: Leto
Año: 2018
Duración: 2 hr 06 min
País: Rusia
Director: Kirill Serebrennikov
Guion: Lily Idov, Mikhail Idov, Kirill Serebrennikov
Música: Roman Bilyk
Fotografía: Vladislav Opelyants
Reparto: Teo Yoo, Irina Starshenbaum, Roman Bilyk, Anton Adasinsky,
Calificación: 7/10

Crítica breve de la película


Este musical dramático logra conquistarme con la biografía de las leyendas del rock soviético, Víktor Tsoi y Mike Naumenko. Lo que narra sobre estos dos músicos es interesante. Lo dirige el director ruso Kirill Serebrennikov, quien tuvo que terminar el montaje en circunstancias difíciles debido a su arresto domiciliario. Estilizada con un blanco y negro algo melancólico, se ambienta en un verano de la ciudad de Leningrado a principios de los años 80, donde la escena de rock underground florece, a pesar de la estricta vigilancia impuesta por unas autoridades soviéticas que se cercioran de que las bandas no causen alboroto y los espectadores permanezcan sentados en sus sillas como gente supuestamente civilizada. En ese lugar, Viktor Tsoï, un joven músico con ganas de superarse conoce al popular rockero Mike Naumenko y a su esposa, Natasha, con los cuales entabla una amistad que cambia su carrera profesional, cuando sus líricas son utilizadas como un medio de crítica social que es muy popular entre la muchedumbre. El relato de Viktor y Mike le sirve a Serebrennikov para construir una meticulosa parábola política sobre la sociedad rusa, en la que los pasajes de musicales, erigidos con música contagiosa de grandes artistas y una estética onírica de videoclip, representan el medio de escape, las quimeras y el librepensamiento de las personas que son silenciadas por el régimen que censura el arte para cumplir con una agenda ideológica, algo visible con la intromisión del escéptico anarquista que rompe la cuarta pared para recordarnos que lo que vemos es una fantasía. El estilismo visual es más sólido cuando recurre al sobreencuadre a color rodeado de intertítulos con las letras de las canciones y a los cuidadosos plano secuencias que encuadran a los personajes en las playas o por las frías calles de la Unión Soviética. Las actuaciones son fenomenales. Es una película atractiva que he disfrutado bastante.   




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