El llanto de un ídolo (1963)

Sinopsis: En un pueblo minero del norte de Inglaterra, Frank Machin triunfa como estrella de rugby en el equipo local. De carácter violento y arrogante, disfruta de la gloria y de la fama. Sin embargo, la relación con su casera, una joven viuda, le descubre una nueva forma de ser y de ver las cosas... Aclamado drama del pionero del Free Cinema inglés.

Ficha técnica
Título original: This Sporting Life
Año: 1963
Duración: 2 hr 14 min
País: Reino Unido
Director:  Lindsay Anderson
Guion: David Storey
Música: Roberto Gerhard
Fotografía: Denys Coop
Reparto: Richard Harris, Glenda Jackson, Rachel Roberts, Alan Badel,
Calificación: 7/10

Crítica breve de la película


Me causa una buena impresión lo que veo en El llanto de un ídolo, el drama británico de Lindsay Anderson. En su estética se reflejan los semblantes del 'free cinema' y del 'kitchen sink' al describir la cotidianidad de gente que viene de abajo, de clase trabajadora, que intenta escapar por los medios que sea de la insatisfacción causada por la miseria. Cuenta la historia de Frank Machin, un joven enojado que logra abandonar la pobreza (antes trabajaba en un pueblo minero) y triunfa como jugador profesional de rugby en un equipo local. Pero la riqueza efímera altera su comportamiento y lo afecta intrínsecamente hasta hacerle la vida imposible a Margaret, la casera y viuda con la que se relaciona. La narración, valiéndose de una rigurosa labor de montaje, retrata la mirada de Frank desde una óptica casi subjetiva, contando los episodios de su existencia con la elipsis, las escenas retrospectivas, los sutiles raccords y unos planos que transmiten el dolor, la culpa y la desilusión. Aunque lo que narra me resulta familiar con las disputas domésticas de los protagonistas, me olvido de inmediato de cualquier comparación al emocionarme con las potentes actuaciones de Richard Harris y de Rachel Roberts. Harris es una bestia indomable cuando interpreta Frank como un hombre impulsivo, soberbio, dominante, con una expresividad que le imprime una fuerza imborrable a cualquier escena. Roberts, por su parte, es muy genuina interpretando a Margaret como la mujer solitaria y atrapada por su pasado que necesita un poco de afecto. Con esas figuras Anderson, pinta una radiografía esclarecedora de la condición económica y la alienación social de un individuo decepcionado por los duros golpes que recibe de la sociedad moderna, representado, a su vez, con un realismo doméstico que constituye las metáforas. Rescato también la ambientación que describe ingeniosamente la pobreza del protagonista y la música extradiegética que amplía los estados de ánimo de la tragedia. Es una película inolvidable. 




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