To Take a Wife (2004)

Sinopsis: En Israel, durante tres días previos al Shabbat. Viviane está a punto de abandonar a Eliahu, su marido. Sus hermanos en cambio le intentan convencer que su puesto está al lado de su esposo y sus hijos.

Ficha técnica
Título original: To Take a Wife (Ve'Lakhta Lehe Isha)
Año: 2004
Duración: 1 hr 38 min
País: Israel
Director: Ronit Elkabetz, Shlomi Elkabetz
Guion: Ronit Elkabetz, Shlomi Elkabetz
Música: Michel Korb
Fotografía Yaron Scharf
Reparto: Ronit Elkabetz, Simon Abkarian, Gilbert Melki
Calificación: 7/10

Crítica breve de la película


Paso un rato placentero viendo 'To Take a Wife', la película israelí con la que debuta como directora Ronit Elkabetz junto a su hermano Shlomi. También es la primera en la trilogía del matrimonio infeliz de Viviane Amsalem. Su crónica de la crisis matrimonial es tan real como dura. Se ambienta en el Haifa, Israel, en 1979, durante tres días antes del Shabat. En los interiores de una casa, observo la vida de Viviane, una mujer tolerante, sincera y algo histérica que contempla abandonar a su marido, Eliahu, un hombre intolerante que prefiere ir a la sinagoga en lugar de cuidar a sus cuatro hijos y prestarle atención a las necesidades de su esposa. Viviane, que trabaja como peluquera en su propio hogar y realiza las tareas domésticas, quiere el divorcio porque está cansada de estar sometida a las reglas estrictas del tradicionalismo ortodoxo, de soportar el maltrato de un cónyuge autoritario, de no poder ser feliz con el amante que una vez tuvo, de estar encerrada en una residencia sin posibilidad alguna de cumplir sus sueños, de no ser una mujer libre e independiente alejada del machismo dominante que la aprisiona con falacias. Su sufrimiento me conmueve cuando intenta criar a sus hijos y discute constantemente con Eliahu, en unas escenas que retratan la cotidianidad de una familia disfuncional de forma muy orgánica. La actuaciones de los protagonistas me parecen creíbles, de mucha pujanza expresiva, destacándose Elkabetz como la mujer apaleada por la desilusión, y Simon Abkarian como el esposo desagradable. Me agrada asimismo el manejo de los colores para acentuar la psicología de los personajes, la analepsis que evoca las quimeras perdidas y el ralentí que magnifica los momentos de felicidad. Es un drama muy sólido sobre los dilemas del matrimonio y la emancipación de la mujer en las sociedades patriarcales. 




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