Crítica breve de 'Historia de una monja' (1959)

Historia de una monja
Me siento a ver Historia de una monja y durante dos horas y media mi fe por el cine de Fred Zinnemann resbala tan estrepitosamente que ni siquiera la actuación contenida de Audrey Hepburn puede impedir que se levante. Es una de las películas más aburridas que he visto del director. A pesar de que es un drama que interroga los dilemas morales y las contradicciones de la fe religiosa con una interpretación orgánica de Hepburn, el retrato de la crisis de conciencia de una monja me parece fútil y un poco redundante, adornada de diálogos acomodaticios y una narrativa que repite insistentemente los mismos episodios para llegar a una conclusión moral más que anticipada. Está basada en la novela de Kathryn Hulme. Se ambienta en la década de los años 30, y me relata la trama de Gabrielle van der Mal, la hija de un destacado cirujano que decide abandonar la vida acomodada para ingresar a un convento de monjas, con el fin de alcanzar su sueño de laborar en un hospital del Congo Belga y así poder atender a la gente que sufre por la miseria, la segregación y la desigualdad social. En una primera mitad, presenta la travesía de la muchacha cuando intenta disciplinar su carácter ante los votos de castidad, pobreza y obediencia del convento, adquiriendo el nombre de Hermana Luke, en medio de un largo ritual de iniciación que me produce una dejadez que me impide empatizar por ella. En la segunda, se ocupa de ponerla a cuestionar su propia fe cuando descubre en el Congo Belga la dura realidad social que golpea a los habitantes oprimidos por el colonialismo, el trabajo como asistente y enfermera atendiendo enfermos de tuberculosis en el quirófano del doctor Fortunati, la atracción inevitable que siente hacia Fortunati y que lucha por suprimir en el nombre del padre. La actuación de Hepburn es creíble cuando transmite la dudas de la monja con las miradas y los gestos, aunque no tenga la culpa de que su potencial se vea desperdiciado por una narrativa dúctil. Con la efigie de esa santa que se rebela contra de la autoridad y la obediencia clerical, Zinnemann compone un tratado sobre la santurronería que a veces se oculta en una institución como la Iglesia Católica, amplificado por un simbolismo calculado en una puesta en escena correcta. Pero, desgraciadamente, carece de la pujanza necesaria para ser conmovedora. Es tan aburrida como la misa de los domingos por la tarde.

Calificación: 5/10



Crítica breve de la película 'Historia de una monja', dirigida por Fred Zinnemann y protagonizada por Audrey Hepburn y Peter Finch.

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