Crítica breve de 'Kid Galahad' (1937)

Kid Galahad
Kid Galahad es una película de Michael Curtiz que encuentro bastante entretenida cuando utiliza los viejos tropos de la narrativa de boxeo y cine gansteril para reunir a una tripleta conformada por Edward G. Robinson, Bette Davis y Humphrey Bogart. Es la primera de las tres versiones que se hicieron en Hollywood. Curtiz la dirige con el pulso de un puñetazo que pocas veces pierde el efecto melodramático con las actuaciones del reparto y una trama dura sobre celos, traición y corrupción boxística. La trama sigue a Nick Donati, un mánager de boxeo que tras una mala racha de boxeadores que lo traicionaron, descubre en un hotel el talento innato de un botones que logra noquear al peso pesado que estaba molestando a su novia Louise en medio de la fiesta, proponiéndose a entrenarlo día y noche para que haga su carrera como boxeador profesional y derrote a los contrincantes de Turkey Morgan, el mafioso de al lado que arregla los combates para ganar dinero sucio. Como es habitual en este tipo de narrativa, surgen conflictos que a modo de golpes de efecto agudizan las acciones, como los triángulos amorosos que provocan una lluvia de celos, la ambición de la gente de boxeo que anhela alcanzar la gloria, la lealtad que no se vende por dinero, la corrupción boxística, la virulencia de la prensa sensacionalista, la violencia inesperada que acecha por los callejones oscuros, las peleas en el ring donde contar los nocauts es la costumbre del público que vocifera desde las gradas. Las actuaciones del reparto me resultan creíbles describiendo con cierto toque melodramático las inquietudes de los personajes. Destaco la de Robinson como ese manager de boxeo con alma de gánster que se vuelve intolerante, celoso y posesivo hasta tocar las puertas de la autodestrucción; la de Davis como la cantante de cabaré coqueta y atrevida que con su gestualidad sutil y la mirada describe a una mujer que es infeliz por amar al hombre equivocado (ganó la Copa Volpi a Mejor Actriz en el Festival de Cine de Venecia); y, por supuesto, la de Bogart como ese matón sinuoso, de mirada fría, que disfruta aplastar a su competencia con el recurso de la trampa y la violencia. Ellos son encuadrados en una puesta en escena escueta y algo artesanal de Curtiz, donde abunda el plano general y esa iluminación expresiva de la lente de Tony Gaudio que refleja las emociones más fuertes de los personajes, además de las secuencias de boxeo que nunca pierden el sentido de intensidad con los púgiles que se golpean en las cuatro esquinas de un cuadrilátero manchado de sangre mientras esperan el ruido de la campana que anuncia la promesa incumplida. Su uso del primer plano alcanza las tres dimensiones para subrayar las intenciones soterradas. El ritmo decae pocas veces. Aunque tiene momentos un poco previsibles, no deja de parecerme una buena película de boxeo.   

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Ficha técnica
Título original: Kid Galahad
Año: 1937
Duración: 1 hr 42 min
País: Estados Unidos
Director: Michael Curtiz
Guion: Seton I. Miller, Francis Wallace
Música: M.K. Jerome, Jack Scholl
Fotografía: Tony Gaudio
Reparto: Edward G. Robinson, Bette Davis, Humphrey Bogart, Wayne Morris
Calificación: 7/10

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