Crítica de la película «Rápidos y furiosos X» (2023)

Rápidos y furiosos X
Rápidos y furiosos X es una película de acción de Louis Leterrier que veo, entre otras cosas, para tratar de comprender cómo esta franquicia iniciada en 2001 ha alcanzado la cifra de diez entradas (sin contar los spin-offs) cuando ya muestra claras señales de desgaste en cada una de las persecuciones aburridas que ponen a Vin Diesel a transitar por avenidas para desafiar las leyes de la física en su carro Dodge Charger R/T de 1970. Esta simplemente no se escapa de la fórmula. Como secuela me parece tan desgastada como un neumático en la carretera y, de forma previsible, repite a todo gas el típico aparato narrativo en el que abunda la pirotecnia y las secuencias de acción que colocan a los héroes acartonados en el trayecto de un villano resucitado y escapan sin muchas dificultades de los peligros en toda clase de vehículo, donde por alguna razón solo me cautiva mínimamente el perverso antagonista que interpreta Jason Momoa con algo de alivio cómico. En esta ocasión, la trama sigue a Dominic Toretto y su equipo de ladrones (compuesto por Roman Pearce, Tej Parker, Han Lue y Ramsey) cuando son solicitados por la Agencia para robar un chip de computadora durante un tránsito en Roma, Italia; pero cuyo atraco se ve frustrado por la aparición de Dante Reyes, el hijo del narcotraficante Hernán Reyes que prepara un plan maestro para vengarse de lo que Toretto hizo en Brasil unos diez años atrás (mostrado con escenas retrospectivas de los eventos de Rápidos y furiosos: 5in control). Dante es quizá la figura más interesante del elenco porque está interpretado por Momoa con una capa de arrogancia, cinismo, perspicacia y megalomanía que, ante todo, agrega un reto significativo para los personajes principales que siempre sucede con algún giro de tuerca que lo vuelve impredecible, a pesar de que en la superficie no es más que otro villano estereotipado con una motivación bastante fútil. Pero, desafortunadamente, ni siquiera el psicótico personaje de Momoa puede disminuir la fatigosa acumulación de situaciones paralelas que, lentamente, le quita el líquido al mecanismo de acción que se compone de coches, tiroteos, colisiones, saltos acrobáticos, peleas cuerpo a cuerpo, explosiones generadas por ordenador y persecuciones a toda marcha por las calles de ciudades famosas, alcanzando una cuota notable de ridiculez en la secuencia de la autopista donde Súper Toretto derriba dos helicópteros desde su carro y luego salva a su hijo pequeño de una explosión colosal en una presa. No descarto que después de este episodio la saga llegue a su conclusión final con la secuela anunciada ya por Diesel, dado los resultados aceptables de la taquilla (su presupuesto ronda los $340 millones y recaudó $719 millones de dólares) que demuestran que los fanboys de consumo rápido han comenzado a pisar el freno ante las acciones exageradas que adquieren un tono autoparódico bastante consciente de su artificio y el reciclaje de personajes huecos que, aparentemente, saben conducir lo que sea que tenga volante y un par de ruedas. Es una secuela sin combustible en su engranaje motorizado.

Ficha técnica
Título original: Fast X
Año: 2023
Duración: 2 hr. 21 min.
País: Estados Unidos
Director: Louis Leterrier
Guión: Justin Lin, Dan Mazeau
Música: Brian Tyler
Fotografía: Stephen F. Windon
Reparto: Vin Diesel, Jason Momoa, Michelle Rodriguez, Charlize Theron, Brie Larson, Ludacris, John Cena, Jason Statham, Sung Kang, Jordana Brewster
Calificación: 4/10

Crítica breve de la película Rápidos y furiosos X, dirigida por Louis Leterrier y protagonizada por Vin Diesel y Jason Momoa.

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