Crítica de la película «Mefisto» (1981)

Mefisto

En Mefisto, el director húngaro István Szabó se propone a abordar el dilema fáustico del hombre que le vende su alma al diablo, teniendo como protagonista a Klaus Maria Brandauer y adaptando el material de la novela homónima de Klaus Mann. Su metraje de dos horas y media me invita a razonar lo necesario como para poner en duda las loas que ha recibido desde que se convirtió en la primera película húngara en ganar el Óscar a la mejor película extranjera porque, a decir verdad, se hunde en un infierno que abandona toda cuestión de sutileza. A pesar de una actuación competente de Brandauer, me parece un drama político que revela deficiencias significativas en su narrativa anodina y, dicho sea paso, carece de profundidad en su discurso sobre la ambición y la moralidad en el contexto del nazismo, quedando situada en una zona inofensiva que no se toma la molestia de arrojar interrogantes serias que profundicen el diálogo. Su argumento se sitúa a principios de los años 30 y sigue la existencia de Hendrik Höfgen, un actor de teatro que se esfuerza por ganarse la vida en los espectáculos teatrales de provincias en los que suele cantar y bailar frente al público, donde incluso llega a alcanzar cierto éxito en un teatro bolchevique y disfruta tener relaciones con su amante mulata a espaldas de su esposa; pero cuya carrera como intérprete se ve frustrada con la llegada al poder del partido nazi en Alemania. En términos generales, la narrativa tiene un comienzo que es algo interesante por la manera en que se muestra a Höfgen como un individuo arribista que mantiene una postura apolítica por amor al arte y que, a pesar de atestiguar el exilio de sus colaboradores, literalmente le besa los pies a los nazis que gozan verlo interpretando a Mefisto para enaltecer la cultura alemana. El problema fundamental, no obstante, es que hay una clarísima ausencia de desarrollo psicológico en el protagonista y, por lo regular, este solo ocupa un espacio de descripciones banales que debilitan el tratamiento del conflicto al reducir su arco al cliché de la caída en desgracia de un actor, alejado de presiones intrínsecas cuando sus acciones se limitan a un abanico de situaciones melodramáticas que exageran su tránsito hacia la banalidad del mal. Los diálogos tienen vocación por la inanidad y son excesivamente verborreicos. Los personajes secundarios, como los colegas de Höfgen o las figuras nazis, son estereotipos unidimensionales que sirven solo como dispositivos narrativos para impulsar la trama por caminos previsibles. En lugar de ofrecer una introspección matizada del personaje, Szabó recurre a una serie de escenas reiterativas con el único propósito de sintetizar un comentario sociopolítico sobre el compromiso ético del actor, el precio del éxito y las trampas de la adulación, entendido como la alienación de un sujeto ambicioso que renuncia al apoliticismo y somete su voluntad a la doctrina de un régimen autoritario para no caer en el olvido. Esto es especialmente cierto cuando Höfgen pacta con el demonio nazi para interpretar a Mefistófeles en el teatro nacional y deleitar a los presentes que aplauden su exitosa jornada de servidumbre voluntaria, mientras niega toda moral para mantener su empleo y mejorar su posición social, como si estuviera poseído por el espíritu de Fausto. En este sentido, al menos, la interpretación de Brandauer me resulta algo creíble cuando utiliza las máscaras, la pericia física y su histriónica expresividad para interpretar a Höfgen como un actor pusilánime que descubre que su mejor actuación es preservar las apariencias frente a los patrones nazis que lo anulan a cambio de popularidad. La estética de Szabó, por su parte, intenta construir la historia del personaje a través del vestuario elegante, la auténtica reproducción de la época y un par de planos interesantes de Lajos Koltai. Estos elementos, sin embargo, no evitan que el film de Szabó termine siendo un ejercicio redundante en su síntesis discursiva sobre poder y complicidad.



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Ficha técnica
Título original: Mephisto
Año: 1981
Duración: 2 hr. 26 min.
País: Hungría
Director: István Szabó
Guion: István Szabó, Peter Dobai
Música: Zdenko Tamassy
Fotografía: Lajos Koltai
Reparto: Klaus Maria Brandauer, Ildikó Bánsági, Krystyna Janda, Karin Boyd, Rolf Hoppe
Calificación: 5/10


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