Crítica de la película 'Rush'

Rush

Una biografía del campeón del conductor de Fórmula 1 Niki Lauda y el accidente de 1976 que casi le cuesta la vida. Apenas unas pocas semanas después del accidente, él se puso al volante de desafiar a su rival, James Hunt.

Duración: 2 hr. 3 min.
País: Estados Unidos
Director: Ron Howard
Guion: Peter Morgan
Reparto: Chris Hemsworth, Daniel Brühl, Olivia Wilde, Natalie Dormer

Crítica de la película 


La mítica rivalidad de Niki Lauda y James Hunt fue un evento que sacudió a la Fórmula 1 por los excesos de obsesión que ambos se tenían en la pista. Ellos se odiaban, se envidiaban, se necesitaban, se pensaban, no se tenían piedad; eran objetivos principales, dentro y fuera de la pista. Hay dramatismo en esos hechos, y eso es exactamente lo que Ron Howard muestra a toda velocidad con Rush.

Este es el mejor drama deportivo sobre Fórmula 1 jamás hecho, y no porque funciona como un biopic astuto, sino porque tiene suficientes caballos de fuerza con las espectaculares secuencias de acción que maneja Howard, junto a las interpretaciones lucrativas de Chris Hemsworth y de Daniel Brühl. Ambos nos dan un retrato de obsesión; una exanimación sobre cómo el ser humano sucumbe ante la egolatría para probar los límites del espíritu competitivo en medio de una rivalidad.

Pero, ¿a qué llamamos rivalidad? Pues a los delirios de grandeza, a la envidia magnética y a la obcecación arcaica que motiva las personas para causar un choque de ego con su viceversa y probarse a sí mismo como superior. Rush agiliza estos temas para alentarnos en que, algunas veces, cuando ambos rivales se creen el mejor, no lo son; ya que al fin y al cabo, lo que te convence de ser el mejor no es lo que eres, sino lo que haces.

La apertura es autentica e intensa; se siente la vibra del automovilismo, escena tras escena. Y me resulta curioso que, la película muestra, por una parte la vida de Niki Lauda como el héroe y, por la otra, la vida de James Hunt como el antiheroe. Los dos comenzaron el juego de sígueme-que-te-sigo en 1970 en los circuitos de Formula 3, donde Niki Lauda (Daniel Brühl) se encuentra con James Hunt (Chris Hemsworth) y ambos sienten la amenaza de sus presencias instantáneamente.

En los años siguientes, todas las pistas sienten el furor de las llantas de los carros de carrera de Lauda y de Hunt; pero, siendo en la pista donde desarrollan su antagonismo, es en la pista donde sucumbirán ante un hecho que cambiará sus vidas para siempre... En la emocional temporada de 1976.

Estos personajes son interesantes y no dejan de llamar la atención, gracias a sus personalidades opuestas. Thor se mete en la piel de James Hunt, un piloto excéntrico, carismático, playboy y mujeriego, pero temerario en las pistas; y Daniel Brühl en la piel de Niki Lauda, un conductor reservado, confiado, genio de la mecánica, frió y calculador, es el mejor y lo sabe. No lo esperaba, pero el par entrega una clase maestra de actuación con sus dinámicos roles, en especial Brühl, quien se convierte totalmente en Niki Lauda con la mejor interpretación de su corta carrera.

Peter Morgan (The Queen, Frost/Nixon) sabe cómo canalizar los diálogos, el humor, los personajes, las situaciones y las estructuras escénicas de su guion. Aquí hay una narrativa fluida -como el aceite- que convierten a la película en un viaje placentero por la ruta 65.

Y claro que, la ruta está llena de pulsación. Parte de la brillantez de Rush viene por el intercambio que sucede con el dramatismo de las escenas dentro de las aceleradas secuencias de carreras. Están perfectamente construidas; y uno mismo siente la perspectiva en primera persona del piloto. Nos sentimos dentro de la pista. Vemos cómo rugen los motores, cómo se derrama el aceite, cómo se cambian los neumáticos, la presión en los pits y el estruendo de los choques. Hay realismo en cada milla, y de verdad, se capta con gran precisión los Grand Prix de la época de los '70.

Quizás, Howard lo hace con el propósito de informar qué tan peligroso es ser piloto de Fórmula 1 y, al mismo tiempo, recordar que es un deporte donde se juega con la muerte en cada carrera. Y eso es, claramente, el punto de arranque de Rush; un magnífico entretenimiento de Fórmula 1 que funciona como un cuento de ofuscación entre dos personajes, mientras somos testigos de los peligros en cada una de las frenéticas carreras.

7/10



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