Crítica de 'El demonio neón': la antropofagia de la moda

El demonio neónJesse es una chica que llega a Los Ángeles, California, para hacer su sueño realidad: convertirse en supermodelo. Pero su juventud y belleza despertará al demonio, y se verá atrapada en un peligroso mundo de envidias y celos en el que las modelos están dispuestas a todo para triunfar.

Ficha técnica
Año: 2016
Duración: 1 hr. 58 min.
País: Dinamarca, Francia
Director: Nicolas Winding Refn
Guion: Nicolas Winding Refn
Música: Cliff Martinez
Fotografía: Natasha Braier
Reparto: Elle Fanning, Jena Malone, Keanu Reeves, Christina Hendricks,


Crítica de la película


El otro día me puse a ver la nueva película de Nicolas Winding Refn, The Neon Demon, para ver si por lo menos podía olvidar la mediocridad que exhibió con Only God Forgives y acordarme del año en el que la estupenda Drive me fascinaba. Pero veo que me equivocaba. Parece que le ha caído un coco en la cabeza, o se ha vuelto loco, porque con esta película recurre a lo mediocre para alimentar los artificios simbólicos más insípidos del género del terror psicológico, por supuesto, confirmando que es la película más inútil que ha realizado.

El reputado director danés quiere vender semejante disparate como cine de arte, pero la autoindulgencia de su lenguaje visual se lo traga. Su sello personal ofrece un uso estilizado de la colorización que hace que la composición de cada plano se vea bonita, pero ¿y qué se supone que puedo hacer con eso si el guion es una bazofia pobremente desarrollada? Eso tampoco puede impedir que el hastiado cuento de la muchacha narcisista atrapada en el canibalismo de la moda se vaya a la porra.

Ahora se traslada hacia el mundo de la moda para experimentar narrando la historia de Jesse (Elle Fanning), una hermosa jovencita de 16 años que ha llegado a Los Ángeles anhelando algo más que los quince minutos de fama de Warhol. Aunque Jesse no habla mucho, compensa los silencios de su inexpresivo rostro con una frivolidad latente. Aun así, conoce a Ruby (Jena Malone), Gigi (Bella Heathcote) y Sarah (Abbey Lee), quienes son supermodelos tan vacías como todo lo postizo que llevan puesto.

Como en la manufactura del glamour todo se compra con la beldad, Jesse, bien interpretada por Fanning, aprovecha su hermosura venusiana para ascender rápido en el orbe del ‘fashionismo’, pero lo que ignora es que rodearse de cuervos solo implica que le saquen los ojos. Y su ascendente camino por las robotizadas sesiones de foto trae consigo un fatalismo que se halla enjaulado en la cárcel de la envidia.

La vacua necedad de la adolescente virginal que se escapa de su hogar ansiando ser una celebridad del frívolo cosmos de la moda es una metáfora del estado actual de la mujer joven, quien es tratada como un objeto banal en una sociedad donde vemos que miles de jóvenes superficiales prefieren adentrarse en la fábrica de reciclaje de la lindura para compensar su efímera belleza con una pizca de éxito.

El formalismo estético de Refn también emplea el simbolismo del color para yuxtaponer el estado de ánimo de todo lo que le sucede a Jesse, pero nunca consigue que el personaje tenga poderío dramático, nunca logra que tenga sustancia. Jesse, Ruby y toda la pandilla de modelos se sienten acartonadas sin un solo ápice de desarrollo. Y el estrepitoso final corrobora lo que ya anticipábamos: no pasa nada con el macabro ritual de la obsesión.


5/10




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