Crítica de 'Rogue One: una historia de Star Wars': spin-off bastante flojo

Rogue One: una historia de Star WarsEl Imperio Galáctico ha terminado de construir el arma más poderosa de todas, la Estrella de la muerte, pero un grupo de rebeldes liderados por Jyn Erso decide realizar una misión de muy alto riesgo: robar los planos de dicha estación antes de que entre en operaciones.

Ficha técnica
Año: 2016
Duración: 2 hr. 13 min.
País: Estados Unidos
Director: Gareth Edwards
Guion: Chris Weitz, Tony Gilroy
Música: Michael Giacchino
Fotografía: Greig Fraser
Reparto: Felicity Jones, Diego Luna, Ben Mendelsohn, Donnie Yen, Jiang Wen, Mads Mikkelsen, Forest Whitaker,

Crítica de la película


Reconozco que soy un fanático de Star Wars. En un par de ocasiones he repetido la saga completa de las películas para saborear la rica fantasía cósmica que desprenden los líos en los que se mete una caterva de monjes con sables de luz (los Jedi y los Sith) a través de generaciones. Y cuando me enteré de que expandirían la mitología de este universo con una serie de spin-offs situados antes de la trilogía original, me puse tan contento como un mocoso embelesado y solo pensaba en el anticipado momento que se estrenara la primera para ver lo que podían hacer con la antología.

Pues bien, ya se ha estrenado Rogue One: A Star Wars Story, el primero de los tres. Y ahora que lo hemos visto solo deseamos que la Fuerza acompañe a todos los que vayan a verla, porque, efectivamente, es una ópera espacial que a pesar de tener diminutos períodos de sorpresas digitales, se queda sin fuerza para contar la historia del grupito de rebeldes que intentan robarse unos planos, que como bien sabemos, le pondrían fin a la Estrella de la Muerte (aquella estación planetaria que destruye mundos enteros) en uno de los eventos más importantes de toda la línea temporal de Star Wars.

No se puede negar que la intención de este director, Gareth Edwards (Godzilla), es la de evocar la nostalgia con muchísimas referencias que aluden al estilo visual de Star Wars: Episode IV - A New Hope, además de llevarnos a lugares de la galaxia que no habíamos visto antes y a otros que resultan familiares. Pero no le veo la gracia, no le veo la emoción a la historia de Jyn Erso y de los acartonados personajes secundarios que la acompañan.

La historia de Jyn Erso (Felicity Jones) es la de una mujer fría y reservada que por su triste pasado decide rebelarse contra el Imperio Galáctico. En su viaje se une a la Alianza Rebelde y termina conociendo al subversivo Cassian Andor (Diego Luna) y al sarcástico droid, K-2SO (voz de Alan Tudyk). La misión de estos revolucionarios es la de robar los esbozos de la Estrella de la Muerte para destruirla y combatir al malévolo Imperio Galáctico.

Aunque la motivación de Erso siempre está clara: reunirse con su padre, la manera tan forzada con la que se une a Cassian, K-2SO, Saw Gerrera (Forest Whitaker), Bodhi Rook (Riz Ahmed), Chirrut Îmwe (Donnie Yen) y Baze Malbus (Jiang Wen) impide que sea una protagonista interesante. Sin mencionar que la siguen como si fuera una líder de antaño cuando apenas se ha involucrado en el conflicto. Lo mismo pasa con los secundarios por la falta de desarrollo de las motivaciones y de cada pedazo de diálogo que sale de sus bocas. Solo K-2SO y Chirrut proveen algo de humor con lo que dicen en algunas de las escenas.

Edwards también apunta a la diversidad, pues la protagonista es nuevamente una mujer, y los personajes que se encuentra en el camino son actores de distintas etnias, algo que vemos muy bien aunque no tengan nada de química cuando se relacionan.

Todo se mueve al son de la repetición superflua. Aunque hay algunas secuencias de acción que son efectivas cuando están acompañadas de la banda sonora de Michael Giacchino, en un claro homenaje musical a la legendaria composición de Star Wars de John Williams, la narración del tercer acto comienza a sentirse desarticulada, prolongando la batalla final innecesariamente solo para que entre en juego la predecible conclusión que se conecta con el principio de “A New Hope”.

Puede que tenga un gran diseño de producción, de vestuario y muchos guiños de la tradición como los stormtroopers, los Star Destroyers, los caminantes AT-AT, la aparición CGI de Grand Moff Tarkin (Peter Cushing), los primeros planos de los pilotos del Escuadrón Rojo y la aparición de Darth Vader, pero la ejecución de la fórmula está realizada con una holgazanería galáctica que nunca la despega de lo convencional.


6/10




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