La historia del último crisantemo (1939)

Sinopsis: En el Tokio de 1885, Kikunosuke Onoue, hijo de un prestigioso actor, descubre desolado que es aplaudido únicamente por ser el heredero de su padre y que, en realidad, el público se mofa de sus interpretaciones. La única persona que se atreve a ser sincera con él es Otoku, la niñera de los hijos de su hermano. Pero precisamente por ello es despedida, y a Kikunosuke le prohiben verla por temor a los rumores que se desatarían por su relación con una sirvienta.

Ficha técnica
Título original: The Story of the Last Chrysanthemum (Zangiku monogatari)
Año: 1939
Duración: 2 hr 23 min
País: Japón
Director: Kenji Mizoguchi
Guion: Yoshikata Yoda
Música: Senji Ito, Shiro Fukai
Fotografía: Minoru Miki, Yozo Fuji
Reparto: Shotaro Hanayagi,  Kakuko Mori,  Kôkichi Takada,  Yôko Umemura,
Calificación: 8/10

Crítica breve de la película 


Aunque percibo cierta simplicidad en la manera en que se desarrolla la narración, esta magnífica película de Mizoguchi me asombra por su enriquecedor formalismo. Cuenta la trágica historia Kikunosuke y Otoku. Kikunosuke es un actor de teatro fracasado. Otoku es una sirvienta y la única persona que es sincera con Kikunosuke. Ambos se enamoran. Pero su camino se ve marcado por la tragedia, la miseria, el dolor y los prejuicios sociales de la era Meiji de Japón. Y Mizoguchi me comunica el destino de esos protagonistas con sutiles travellings laterales y un control compositivo del encuadre que simboliza lo que sienten en cada escena. Las actuaciones son magistrales. Rehusa utilizar el primer plano para compensar la dimensión intimista de la historia con el plano general. No hay ni un solo plano secuencia que no sea riguroso. El ritmo no decae en ningún momento. Ofrece también una importante metáfora sobre el amor más incondicional y los sacrificios de la mujer en una sociedad patriarcal intolerante. Es un melodrama parsimonioso, delicado y muy conmovedor. No podía esperar menos del gran Mizoguchi.




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