Casco de acero (1951)

Sinopsis: Durante la Guerra de Corea, el soldado Zack, que ha recibido un disparo en la cabeza, es el único superviviente de su pelotón. Tras ser hecho prisionero por el enemigo, consigue escapar gracias a la ayuda de un niño coreano huérfano. Ambos se unirán a un nuevo pelotón cuya misión es conquistar una posición enemiga en un templo budista. Sin embargo, cuando llegan, el sitio parece desierto.

Ficha técnica
Título original: The Steel Helmet
Año: 1951
Duración: 1 hr 25 min
País:  Estados Unidos
Director: Samuel Fuller
Guion: Samuel Fuller
Música: Paul Dunlap
Fotografía: Ernest Miller
Reparto: Gene Evans,  William Chun,  Steve Brodie,  Robert Hutton
Calificación: 7/10

Crítica breve de la película 


Casco de acero representa la primera película bélica dirigida por el gran Samuel Fuller, filmada justamente iniciando la Guerra de Corea. Es la primera en tratar el conflicto y fue rodada con un presupuesto mínimo. Y lo que expone me conmueve. Trata la historia de un pelotón de soldados liderados por el sargento Zack que interpreta Gene Evans con mucha carga dramática. Zack, que ha recibido un disparo en la cabeza que casi lo mata, es el único superviviente de su pelotón. Es un hombre duro de matar, obstinado, propenso a la impulsividad y al cinismo. En el trayecto conoce a un niño coreano huérfano, a un médico afroamericano y a un pelotón de infantería liderado por un teniente que carece de dotes de mando. Todos ellos se enfrentan a las tropas comunistas que se esconden en la selva mientras avanzan hacia un puesto de observación en un templo budista. Y modelan un delicado comentario sobre el racismo que aísla a los norteamericanos cuando dialogan en medio de una contienda en la que la moralidad se va disipando con cada bala disparada. Esos subtextos sobre la moralidad y el racismo en tiempos de conflagración cubren la mayor parte de un metraje riguroso que siempre preserva el estado de cohesión. Cuenta con una atmósfera tensa, el picado-contrapicado que delata intenciones, planos de grupo para fortificar la unión, los sonidos agobiantes de los disparos, el simbolismo religioso sobre la desesperanza, la iluminación que comunica las emociones y el colapso psicológico de los soldados (como el fantasmagórico plano medio de Zack cuando lo invade la crisis nerviosa), el climático enfrentamiento en el que todo parece estar perdido. Puede que tenga una carga patriótica, pero el discurso antibélico me aprisiona cuando muestra la deshumanización de la guerra.




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