Boda sangrienta (2019)

Me pasa algo extraño viendo a 'Boda sangrienta'. Aunque es una comedia de terror con un concepto ligeramente original, por alguna razón que desconozco no me cautiva durante hora y media con la historia de la novia que intenta sobrevivir a un matrimonio violento. La protagonista es Grace, una rubia muy hermosa que celebra el día de su boda en la mansión de su prometido, Daniel Le Domas. En la noche, la cosa se pone bien retorcida cuando Grace recibe la invitación de los suegros para participar en un juego de naipes ancestral tan siniestro como la sonrisa del diablo, cuya tradición consiste en matar a la víctima jugando a las escondidas. El jueguito escabroso me permite ver a la protagonista sobreviviendo a la naturaleza impetuosa de esos burgueses intolerantes que la persiguen para matarla con una gran variedad de armas compradas en Amazon, recorriendo los pasillos de una enorme casa que, admito, está hermosamente decorada. Hay estilo, humor negro y secuencias repletas de sangre. La actuación de Samara Weaving me transmite el pánico, la desesperación y el enfado de la rubia que aparentemente ya no es tan tonta. Y la dirección de arte y la barroquista fotografía comunica la claustrofobia y las cuestiones horrorosas que pasan allí, añadiendo cierto atractivo visual a la puesta en escena. Sin embargo, hubiese deseado que no todo fuera tan previsible y superficial hasta restarle cualquier tipo de efecto sorpresa a las acciones de los personajes. No me emociona el gore ni el humor 'slapstick' empleado por esos personajes que celebran el ritual de la brutalidad. A la narrativa le falta intensidad. Tolero, no obstante, el comentario social de los límites de la avaricia y la emancipación de la mujer dentro de las instituciones matrimoniales que la cosifican. No es necesario que me extienda. Es una película regular.

Calificación: 6/10



Crítica breve de la película 'Boda sangrienta', dirigida por Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett.


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