Crítica breve de 'Beanpole: una gran mujer' (2019)

Beanpole: una gran mujer
Logro sentirme conmovido por la sutileza de Beanpole: una gran mujer. Es la segunda película de Kantemir Balagov, un joven director ruso que hace dos años se ganó infinitas alabanzas en Cannes tras conseguir el premio a mejor director en la sección Un Certain Regard. Su futuro está más que asegurado con lo que presenta aquí. Sus imágenes, de sólida factura estética, no solo hablan sobre las heridas psicológicas de la guerra en dos mujeres, sino también de soterradas críticas sociopolíticas sobre Rusia. Se ambienta poco después del asedio de Leningrado de 1945, donde relata la historia de dos mujeres del Ejército Rojo que están afectadas física y psicológicamente por la conflagración, mientras de paso tratan de recomponer su maltratada existencia en medio de la miseria de un régimen opresor de corte nacionalista que obliga tanto a hombres como mujeres a admitir que todo está bien en medio de los horrores más inimaginables. Una es una rubia tímida y bastante alta que sufre de estrés postraumático y trabaja como enfermera en un hospital militar frecuentado por exsoldados tullidos que han perdido el juicio, donde a ratos hace el papel de madre cuidando al niño de su amiga. La otra es una soldado dura e insana que regresa del frente profundamente afectada por la pérdida y las cicatrices imborrables que le recuerdan su infertilidad. En el argumento hay abuso, embarazo no deseado, frialdad, pobreza y situaciones bastante desoladoras. Los diálogos revelan de manera sutil el pasado angustioso. La cámara de Bagalov no se toma nada gratuito para encuadrar las tragedias personales de esas dos mujeres. Su destreza formal emplea con rigurosidad la elipsis, el primer plano y un uso expresivo del color verde para enunciar, en todos los espacios de la puesta en escena, la crueldad, la envidia, la fertilidad y las ansias de esperanza de las protagonistas ante los duros obstáculos impuestos sobre sus vidas. También reproduce la época con cierta autenticidad y a veces evoca un tono atmosférico que me produce tensión cuando veo a esas mujeres acorraladas en los interiores claustrofóbicos. Su discurso además tiene lecturas subterráneas que, en cierta medida, desmarcan las huellas del nacionalismo ruso y la manera en que este mancha con tinta blanca las atrocidades históricas de una nación. Quizá se extiende un poco más de lo necesario, pero no deja de parecerme una película emotiva y desgarradora del alumno aventajado de Sokurov, con dos interpretaciones bastante orgánicas de Viktoria Miroshnichenko y Vasilisa Perelygina.

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Ficha técnica
Título original: Beanpole (Dylda)
Año: 2019
Duración: 2 hr 10 min
País: Rusia
Director: Kantemir Balagov
Guion: Kantemir Balagov, Aleksandr Terekhov
Música: Evgueni Galperine
Fotografía: Kseniya Sereda
Reparto: Viktoria Miroshnichenko, Vasilisa Perelygina, Konstantin Balakirev,
Calificación: 7/10

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