Crítica de la película «Espantapájaros» (1973)

Espantapájaros

Espantapájaros es una película de Jerry Schatzberg de la que no consigo extraer ni una sola gota de emotividad durante las casi dos horas que dura su asunto de vagabundos y, sobre todo, me parece simplemente desconcertante que haya ganado de manera compartida el equivalente a la Palma de Oro en la edición de 1973 del Festival Internacional de Cine de Cannes. En la misma vena que Busco mi destino y Cowboy de medianoche, ofrece un retrato pesimista del sueño americano que se encuentra en la carretera más sucia, pero que nunca encuentra su ritmo y desperdicia el potencial dramático de Al Pacino y Gene Hackman cuando suele estacionarse en las vías de la banalidad y de la redundancia. En la trama tanto Pacino como Hackman interpretan a dos vagabundos con un pasado que, por pura casualidad, se conocen en una autopista desértica de California mientras realizan el ritual del autoestopista para llegar a alguna parte y, ante todo, acuerdan convertirse en socios en un negocio de lavado de autos una vez que lleguen a Pittsburgh. Uno es Max, un ex convicto recién salido de la cárcel, cuyo carácter temperamental suele meterlo en problemas, que lleva en su cartera el registro de violencia doméstica iniciado por los celos autodestructivos y la esposa que le fue infiel con otro para vengarse de sus vicios de mujeriego. El otro responde al nombre de Lionel, un ex marino algo bromista, despreocupado, indeciso, que detrás del sentido de humor esconde la necesidad profunda de redimirse por esa actitud irresponsable que lo obligó a abandonar a su esposa en los momentos que estaba embarazada, viajando hasta Detroit para hacer las paces con ella y finalmente conocer al hijo que dejó atrás mientras navegaba en el mar (aparentemente siempre enviaba el dinero que ganaba para sustentar su crianza). En general, Schatzberg capta el viaje de los dos inadaptados a través de una lente de Vilmos Zsigmond que crea panorámicas desoladas y los entornos sórdidos que solo reflejan los síntomas más inmediatos de la decadencia social del suelo estadounidense (desempleo, infraclase, disfuncionalidad, etc.), en unos episodios en los que abundan las noches de excesos con prostitutas, las riñas en los bares, la búsqueda de dinero fácil en la calle, el encarcelamiento en una prisión controlada por un preso homosexual y conflictos que transforman a los personajes. Pero en su narrativa, desafortunadamente, se ausenta el componente dramático y nunca amplía el espectro psicológico de los personajes más allá de los diálogos inanes que tienen, una y otra vez, a puertas cerradas o en lugares abiertos a plena luz del día. La actuación de Hackman me resulta algo aceptable como el patán malhumorado que busca acostarse con mujeres y vivir sin rumbo específico. Pero considero enormemente superior la de Pacino como el hombre que sufre internamente por la culpa y el trauma que lo traslada, cerca del clímax, a un estado catatónico que suplanta la falsa felicidad por la decepción más suicida. Es más creíble, orgánica, aterrizada. Estoy completamente convencido de que el resultado hubiese sido otro si todo el barullo girara en torno al personaje de Pacino.

Ficha técnica
Título original: Scarecrow
Año: 1973
Duración: 1 hr 52 min
País: Estados Unidos
Director: Jerry Schatzberg
Guion: Garry Michael White
Música: Fred Myrow
Fotografía: Vilmos Zsigmond
Reparto: Al Pacino, Gene Hackman, Dorothy Tristan, Ann Wedgeworth,
Calificación: 5/10


Crítica breve de la película 'Espantapájaros', dirigida por Jerry Schatzberg y protagonizada por Al Pacino y Gene Hackman.

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