Crítica de la película «Las nieves del Kilimanjaro» (1952)

Las nieves del Kilimanjaro
Las nieves del Kilimanjaro es una película en la que Henry King dota de cierto exotismo visual el material de fuente de Hemingway, pero a lo largo del trayecto, de casi dos horas, me invade una extraña sensación de fatiga causada, ante todo, por la falta de impulso dramático que tiene la aventura romántica de Gregory Peck, Susan Hayward y Ava Gardner, donde constantemente hay mucho charloteo que no ofrece nada revelador. Sigue esa tendencia de la época en la que los estudios estrenaban en las salas romances selváticos, como La reina africana (Huston, 1951.) y Mogambo (Ford, 1953.), entre otras. Por esa razón su argumento se sitúa en los alrededores del monte Kilimanjaro, una de las montañas más altas del continente africano que está cubierta por nieve en la cúspide occidental, donde descansa el cadáver congelado de un leopardo. Su protagonista es Harry Street, un escritor que se encuentra herido en una camilla tras sufrir un accidente mientras andaba de safari en Kenia junto a su cónyuge Helen y unos cuantos nativos, donde a menudo es asaltado por la paranoia y, además, por los recuerdos de los tiempos pasados en los que conoció a su ex esposa en París y vivió los años más felices de su vida al lado de ella. A través de un uso recurrente de la analepsis, King narra la odisea de ese escritor de la generación perdida que recuerda a la única mujer que ha amado, con vocación para los decorados exóticos que simbólicamente ilustran la cacería entendida como el hombre que busca a la mujer para satisfacer sus deseos animales por medio del amor y el afecto; además de emplear el Technicolor para añadir una cualidad fabulesca a las imágenes del relato cada vez que cambian de locación. Suceden muchas cosas en los viajes del protagonista, como los instantes de caza en las praderas africanas, el idilio de tinta bohemia por las calles parisinas, las corridas de toro en España, la ruptura amorosa ocasionada por el aborto de la amada, el rencuentro en medio de la guerra civil, el nuevo compromiso con la condesa rica. Pero nunca veo alguna escena que me sacuda el alma o que me provoque alguna emoción significativa más allá del tedio que me produce estar escuchando y viendo las anécdotas de ese hombre amargado y moribundo atrapado en la cárcel de la imposibilidad de olvidar, sobre todo porque los conflictos internos carecen de profundidad y muchas veces dejan en el aire algunas interrogantes que amplíen el espectro psicológico, además de que el melodrama parece encapsulado en la inercia de situaciones redundantes al servicio de diálogos triviales y de una ausencia de tacto dramático que, hasta cierto punto, manchan en la superficie la autoría original de Hemingway (irónicamente él mismo repudiaba esta adaptación de su obra). Por lo menos en el lado sonoro mis oídos quedan satisfechos con el leitmotiv de Bernard Herrmann. Todo lo demás está planteado de una manera demasiado acomodaticia y esquemática, que hace que los personajes de Peck, Hayward y Gardner terminen siendo irremediablemente prescindibles.

Ficha técnica
Título original: The Snows of Kilimanjaro
Año: 1952
Duración: 1 hr 57 min
País: Estados Unidos
Director: Henry King
Guion: Casey Robinson
Música: Bernard Herrmann
Fotografía: Leon Shamroy
Reparto: Gregory Peck, Ava Gardner, Susan Hayward, Hildegard Knef
Calificación: 5/10



Crítica breve de la película 'Las nieves del Kilimanjaro', dirigida por Henry King y protagonizada por Gregory Peck y Ava Gardner.

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