Crítica de la película «Una tormenta perfecta» (2000)

Una tormenta perfectaUna tormenta perfecta es una película de Wolfgang Petersen que sigue el rastro de ese cine de desastre que tuvo un resurgimiento desde la década de los 90. En el momento de su estreno yo no tuve la oportunidad de verla en las salas de cine y me limitaba solo a ver el póster colgado en el cine Broadway de Plaza Central, pero recuerdo que fue muy taquillera y siempre me topaba con sus imágenes en television por cable. Ahora que la he visto no sé si haya valido la pena esperar durante tanto tiempo. La dramatización de Petersen sobre la tragedia del Andrea Gail ofrece unas minúsculas secuencias en altamar que a veces me dejan enganchado del asiento, pero, desafortunadamente, es un drama de desastres que se termina hundiendo en el océano de las fórmulas convencionales y pocas veces hay espacio para que los personajes abandonen la capa del artificio que los cubre durante las dos horas que dura el relato. La trama, basada en hechos reales, se desarrolla en las costas de Gloucester en Massachussets en 1991 y narra un fragmento de la vida de Billy Tyne, un pescador experimentado que navega como capitán en el barco Andrea Gail junto a seis hombres con la esperanza de pescar una cantidad considerable de pescados que le permita salir de la mala racha, pero en su odisea pronto se aproxima a la zona de peligro de un huracán que pone a prueba sus instintos de navegación en medio de la tempestad. El comienzo de este hombre de mar me atrapa en unas cuantas secuencias que me quitan una fuerte abulia con el grado de pulso que se muestra con ese típico tono heroísmo de Hollywood (como la del rescate del colega que cae al mar enredarse con el anzuelo y la de los oficiales de la guardia costera que rescatan en su helicóptero a la familia del capitán terco de un yate), junto a un tercer acto que alcanza su punto de mayor solidez en el clímax que coloca en el epicentro de una tormenta peligrosa que golpea la embarcación con unas olas enormes generadas por un ordenador noventero. Sin embargo, lejos del accidente calculado, las situaciones de aprieto se vuelven previsibles y los personajes, dicho sea de paso, apenas rellenan las casillas de las descripciones y permanecen, casi siempre, en un horizonte demasiado artificioso que nunca interroga sus personalidades más allá del comentario sobre las decisiones éticas en tiempos de crisis y la avaricia que destruye hombres (se entiende que moralmente el capitán decide poner en riesgo a la tripulación con el fin de atravesar la tormenta y llegar al lugar de pesca señalado que proporcionaría las ansiadas riquezas a los pescadores con mala suerte). Por lo menos, me parece creíble la actuación de George Clooney como el marinero heroico de aspecto descuidado, y la secundaria de Diane Lane como la novia que espera a que Mark Wahlberg regrese a casa. También los efectos especiales que evocan la dimensión de destrucción del vendaval y una banda sonora muy eficaz de James Horner. Todo lo otro no es más que un producto biográfico bastante desequilibrado del cine de desastres.

Ficha técnica
Título original: The Perfect Storm
Año: 2000
Duración: 2 hr. 06 min.
País: Estados Unidos
Director: Wolfgang Petersen
Guión: Bill Wittliff
Música: James Horner
Fotografía: John Seale
Reparto: George Clooney, Mark Walhberg, Diane Lane, John C. Reilly, William Fichtner
Calificación: 6/10

Crítica breve de la película Una tormenta perfecta, dirigida por Wolfgang Petersen y protagonizada por George Clooney y Mark Walhberg.

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