Crítica de la película «Pánico en la escena» (1950)

Pánico en la escena
En Pánico en la escena, Alfred Hitchcock recupera a lo justo algunos de los rastros comunes de su poética del hombre equivocado para jugar con giros inesperados que, a mi juicio, funcionan adecuadamente dentro de la oferta del guion disperso de Whitfield Cook. No creo que se halla a la altura de lo mejor del director en su filmografía de los años 50, pero sí reconozco, dentro del marco de sus limitaciones, que es igual de buena que otras cintas suyas del período como Extraños en un tren (1951), La llamada fatal (1954), Para atrapar al ladrón (1955) y El hombre equivocado (1956). Es un thriller en el que Hitchcock, con la precisión quirúrgica de su estética, construye un misterio de asesinato retorcido sobre la base de sospecha, engaño y pistas falsas que apuntan a direcciones erráticas donde nada es lo que parece, en casi dos horas que avanzan a ritmo lento, pero que nunca pierde la consistencia de intriga sobre la trama que observo. Su argumento se sitúa en Londres y narra las peripecias de Eve Gill, una aspirante a actriz de la Royal Academy of Dramatic Art (RADA) que se ve obligada a ayudar a un amigo, Jonathan Cooper, que huye de la policía luego de ser incriminado en el asesinato del esposo de su amante secreta, la famosa actriz de teatro Charlotte Inwood. A través de la escena retrospectiva que narra el sospechoso a Eve, se revela que Charlotte asesinó a su esposo y luego fue a visitar a Cooper para pedirle ayuda y entregarle el vestido manchado de sangre que ella llevaba puesto (es la única prueba que la puede incriminar), además de que Cooper fue visto por la mucama al irrumpir en la escena del crimen para adulterar las pistas y, en un acto de desesperación, escapa de la policía en el último minuto. Las escenas se ensamblan con un ritmo pausado que me obliga a mirar el reloj en más de una ocasión y sospecho, de inmediato, que no hubo buenas decisiones en la sala de montaje. El MacGuffin del vestido ensangrentado me atrapa por la manera en que se configura la trama policial sobre la investigación de la actriz obsesionada con la verdad que asume una identidad falsa y coopera con un detective para probar la inocencia del enamorado y desentrañar el enigma de la mujer que supuestamente mató al marido. Hay mentiras, dudas, chantaje, verdades enterradas, sospechosos que se ocultan tras las sombras, golpes de efecto que mantienen la trama en estado de alerta. Hitchcock, según él mismo contó, quería indagar en la actividad y el oficio de los actores. Y, en ese sentido, el tono atrapante adquiere su punto de solvencia precisamente en las actuaciones del reparto. Primero destaco a Jane Wyman como la actriz novicia que finge ser una sirvienta de la diva para descubrir la verdad del homicidio, en un rol que resulta creíble por su rostro inocente y la mirada sincera que transmite con sus ojos grandes. También a Marlene Dietrich en una actuación villanesca que se roba unas cuantas escenas cuando utiliza el diálogo arrogante, el canto sensual de The Laziest Gal in Town de Cole Porter y su cara iluminada para interpretar a una mujer fatal del teatro que, como veterana del adulterio, conquista hombres para llevarlos a la perdición. Al lado de esas dos damas, veo actuaciones complementarias algo aceptables de Michael Wilding, Richard Todd y de un cómico Alastair Sim. Hitchcock, por otro lado, emplea con destreza algunas herramientas que reflejan sus preocupaciones estéticas en la puesta en escena, como el uso notable del encuadre móvil de una camara en constante movimiento que dinamiza la métrica de acción, el primer plano, el plano subjetivo, la sobreimpresión, la iluminación expresionista que declara intenciones, el vestuario elegante de Christian Dior y, ante todo, un uso inteligible de la analepsis desde la perspectiva del asesino (se entiende que el flashback del inicio no era más que una mentira para suplantar la versión de los hechos). Toda una prueba más de lo que podía hacer como maestro del suspense.

Ficha técnica
Título original: Stage Fright
Año: 1950
Duración: 1 hr. 50 min.
País: Reino Unido
Director: Alfred Hitchcock
Guion: Whitfield Cook
Música: Leighton Lucas
Fotografía: Wilkie Cooper
Reparto: Jane Wyman, Marlene Dietrich, Michael Wilding, Richard Todd, Alastair Sim
Calificación: 7/10

Crítica breve de la película Desesperación, dirigida por Alfred Hitchcock y protagonizada por Jane Wyman y Marlene Dietrich.

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