Crítica de la película «Quo Vadis» (1951)

Quo Vadis
Quo Vadis es una película en la que, Mervyn LeRoy, mantiene su norte en los manuales básicos del cine péplum de la MGM que eran habituales durante el apogeo dorado en la década de los 50 que culminaría con Ben-Hur (Wyler, 1959). Está basada en la novela homónima del autor polaco Henryk Sienkiewicz, siendo la tercera de las adaptaciones en ser llevada al cine. En el momento de su estreno fue un enorme éxito de taquilla, al que se le atribuyó el mérito de haber salvado a MGM de la bancarrota (su presupuesto era de poco más de $7 millones de dólares). Al margen de lo que haya sucedido en su registro histórico, lo que veo durante las tres horas que dura me cautiva enormemente porque, dentro de sus limitaciones, es una épica bíblica que eleva su melodrama con actuaciones sólidas y unos decorados ampulosos que agregan valor al espectáculo ucrónico sobre la corrupción del imperio romano. Su argumento se desarrolla en la antigua Roma en el año 64 d.C. y tiene como protagonista a Marco Vinicio, un general romano que regresa de las conquistas de la guerra de Britania y se enamora perdidamente de una cristiana devota llamada Ligia, mientras el imperio Romano se sumerge en la corrupción del emperador Nerón antes de la persecución de los cristianos. La narrativa se estructura de forma fluida con los elementos comunes de la epopeya histórica, mostrando un héroe en el llamado del deber que es testigo de la podredumbre del poder burocrático mientras se sitúa en el epicentro de un triángulo amoroso entre la mujer que ama y la emperatriz seductora que se obsesiona con poseerlo, en una trama que me resulta entretenida porque equilibra bastante bien la intriga, el romance y los conflictos centrales que arreglan un comentario sobre la fe, el sacrificio, la tolerancia religiosa, el poder del amor y la ética de la redención, proporcionado simbólicamente como contexto en la confrontación subrayada entre el paganismo romano y el cristianismo primitivo. Ofrece marchas triunfales, persecuciones en carruajes, conspiraciones políticas, traiciones personales, injusticias brutales, diferencias religiosas, genocidio en el coliseo y una memorable secuencia del Gran incendio de Roma que capta con fidelidad la histeria colectiva de los cristianos que intenta huir de la tragedia. Los personajes que observo están desarrollados con profundidad dramática y diálogos irónicos que resultan preponderantes para interrogar sus motivaciones. De las actuaciones del reparto destaco primero la de Robert Taylor como el militar leal al imperio atrapado en un dilema moral por amar a una cristiana. También la de Deborah Kerr como la mujer solidaria y determinada que sirve de interés romántico del comandante romano; así como las secundarias de Leo Genn como el cínico Petronio, de Patricia Laffan como la perversa y manipuladora Popea Sabina y, sobre todo, la de Peter Ustinov como el emperador megalómano que se vuelve loco y persigue a los cristianos para culparlos por el incendio antes de destruirse a sí mismo. Todos ellos son encuadrados por LeRoy en una puesta en escena que solidifica sus valores estéticos en el diseño de vestuario, la iluminación artificial, las panorámicas del gran plano general y los escenarios pomposos que reproducen la antigüedad romana con cierta autenticidad desde los decorados, a menudo adornadas con una rica capa de colorización en el proceso de Technicolor y una partitura musical de Miklós Rózsa que contribuye significativamente a la atmósfera épica con sus melodías de coros y orquesta. A pesar de que tiene pequeños instantes previsibles por su marcado carácter religioso que define su línea entre el bien y el mal, no deja de ser una epopeya conmovedora que se narra con pulso y ritmo en sus casi tres horas.

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Ficha técnica
Título original: Quo Vadis
Año: 1951
Duración: 2 hr. 51 min.
País: Estados Unidos
Director: Mervyn LeRoy
Guion: John Lee Mahin, Sonya Levien, S.N. Behrman
Música: Miklós Rózsa
Fotografía: Robert Surtees, William V. Skall
Reparto: Robert Taylor, Deborah Kerr, Peter Ustinov, Leo Genn, Patricia Laffan
Calificación: 7/10



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