Crítica de la película '12 años de esclavitud'


12 años de esclavitud


Un hombre que vive en Nueva York durante la década de 1840 es secuestrado y vendido como esclavo en el sur profundo..

Título original: 12 Years A Slave
Duración: 2 hr. 14 min.
País: Estados Unidos
Director: Steve McQueen
Guion: John Ridley (Biografía: Solomon Northup)
Reparto: Chiwetel Ejiofor, Michael Fassbender, Lupita Nyong'o, Benedict Cumberbatch, Paul Dano, Paul Giamatti, Brad Pitt


Crítica de la película 12 Years a Slave


La fenomenología de la esclavitud es una de las páginas más oscuras de la historia de la humanidad. En las películas, la crudeza de dicho período se ha expuesto en varias ocasiones, mostrando que la naturaleza del ser humano puede desarrollar la vileza hasta que la insatisfacción le dé una bofetada. Una película más que exponga estos famosos capítulos de la infamia nunca esta demás.

Hemos visto 12 Years A Slave, película dirigida por el británico Steve McQueen, para darnos cuenta de que este director es un hacedor de conmociones humanas. Su película muestra una reflexión profunda de lo que es la idiosincrasia frívola del ser humano, especialmente ante la brutalidad de la esclavitud afroamericana. El poder dramático es explícito, desgarrador, inquietante. Es un cine realizado para romper los tabúes que nos han vendido en la narrativa convencional de los libros de historia. Un cine que sin maniqueos logra exhibir el vergonzoso pasado de los Estados Unidos. La manifestación disecciona la aterradora relación entre los esclavos y los patronos. Y somos testigos de la travesía de un afroamericano infeliz que le han arrebatado la independencia.

La película, adaptada del libro Twelve Years A Slave de Solomon Northup, nos ha asombrado mucho más al saber que se trata de una biografía. La historia comienza en el año 1841 en Washington, donde el protagonista, Solomon Northup (Chiwetel Ejiofor), es un hombre de color que goza de la libertad con su familia en un país marcado horriblemente por el racismo y por la esclavitud. Pero como la felicidad del pobre dura muy poco, un día determinado le propinan una paliza, lo secuestran y lo venden como esclavo en el sur profundo. En su contingencia, pasa por las manos de terratenientes malvados e intenta sobrevivir por la fuerza.

Como esclavo, Solomon, no tiene de otra que vivir de los momentos efímeros que le facilita la opresión. Como es un hombre inteligente, usa hasta la más mínima mentira como recurso de supervivencia. Su rostro transmite la desesperación, el miedo, la agonía. Así lo expresa todo. Chiwetel Ejiofor, interpreta, brillantemente, a un hombre [Solomon Northup] que tuvo el valor de escribir la barbarie a la que se vio sometido por unos sociópatas que se habían obsesionado con la supremacía racial. Seres humanos divididos por la irracionalidad del color de la piel.

Para acompañar a Ejiofor, otros actores ofrecen actuaciones que se pueden aplaudir. El primero es Michael Fassbender (de nuevo colaborando con McQueen) interpretando a Edwin Epps, un maligno latifundista que siente un repudio indescriptible hacia los esclavos afroamericanos. Su naturaleza enfermiza hace que recurra al sexo, a la obsesión y a la tortura para alimentar la ira que siente hacia los esclavos, además de carecer de escrúpulos morales. La segunda es la bella Lupita Nyong'o como Patsey, una esclava a la que el sádico Epps disfruta castigarla con latigazos y abusos sexuales. Todavía no podemos olvidarla. Dan actuaciones inmensas que son dignas de enaltecer.

El señor McQueen, un director británico de raza negra, es un cineasta que crea arte. Su forma de mezclar el arte con la condición humana es distinguible. Una prueba de esto fueron sus dos primeras películas, Hunger y Shame, en las que exhibe ese retrato de la carne con unas escenas que pueden ser perturbadoras. Y la odisea continúa con esta película, pues en su enfoque honesto de la esclavitud nos dice que los caminos de la libertad se recorren a pasos de esperanza. Nos convierte en testigos de las atrocidades raciales y de las injusticias humanas sufridas por los esclavos que creían que la libertad era un sueño. Las escenas de maltratos nos han despertado todo tipo de emociones. Y nos hace ver la historia con la otra cara de la moneda: la que siempre había sido bloqueada con el escudo de la vergüenza. Su estilo es tan intenso que te hace sentir que estás allí.



8/10

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