Crítica de la película 'Jazmín azul'

Jazmín azul

Una mujer socializadora de Nueva York, muy preocupada y en la negación, llega a San Francisco para imponerse en la vida de su hermana. Ella "ve un millón", pero no está aportando dinero, la paz, o el amor ...


Duración: 1 hr. 38 min.
País: Estados Unidos
Director: Woody Allen
Guion: Woody Allen
Reparto: Cate Blanchett, Alec Baldwin, Peter Sarsgaard, Sally Hawkins

Crítica de la película 


Jasmine. Oh, Jasmine. Como la luna azul, Jasmine es un caudal emocional que navega los ríos de la hipocresía, de la vanidad, del egocentrismo, de las dudas, de la misantropía; es la típica mujer frívola que no siente ni padece, ante nada ni nadie; y peor aún, odia estar sola y su tosca verborrea le impide expresar sus miedos más profundos. Pero, ¿quién es ella? Y más que nada, ¿qué cineasta podría escribir una mujer padeciendo dichas características para una película? Solo la mente de Woody Allen; solo él. Y es que, con Blue Jasmine Allen alcanza otra nueva marca en su legendaria carrera como director, al entregarnos uno de sus mejores dramas en estos últimos años. 

Nos cuenta la devastadora historia de Jasmine (Cate Blanchett), una mujer socializadora y buscadora de estatus que, queda atrapada por su pasado cuando se entera de que Hal (Alec Baldwin), su adinerado esposo, el cual era un estafador, termina suicidándose. Al pasar por esta ruptura y no tener dinero, decide mudarse donde su hermana, Ginger (Sally Hawkins). Pero sabiendo que, como antes era rica y ahora no, sucumbe ante un colapso nervioso que rompe su mente, su mundo y todo lo que conoce hasta su pasado; haciendo la vida de los que la rodean aún más intrincada.

Es justo decir que todos esos personajes tienen química escénica. Los diálogos son detalladamente astutos, y aunque no hay narración en voice-over, el guion, en ocasiones, raya en lo no-lineal cuando presenta los flashbacks de la vida de Jasmine. Y es importante, porque es a través de ella que descomponemos su pasado inservible y vemos lo que en realidad sucedió.

La Interpretación magistral de Cate Blanchett será difícil de olvidar, ya que de manera satisfactoria, nos da la mejor actuación de su carrera como actriz. Hace de maníaco depresiva, de neurótica, de tomadora de pastillas de ansiedad y hasta de alcohólica; cuando ves su rostro melancólico y sus manos temblando, estás viendo a una mujer con serios traumas mentales. Y eso es ladino, porque la resonancia emocional que transmite es convincente en todos los sentidos. No te sorprendas si la ves hablándose a sí misma en varios planos. 

Y eso lo entiendo. Algunas veces evaluamos nuestra existencia, nuestra nostalgia, y sobre todo, nuestros momentos; cuando se desperdician y se mueren en los tiempos, también morimos nosotros; ésa es nuestra realidad. En ese sentido, Blue Jasmine es un film sobre: nunca es tarde para ser quien quieras ser, aunque no seas, ni vayas a ser.

Woody Allen no quiere ser pretencioso con sus personajes, pero los utiliza para su crítica; y lo hace de forma humana. Aquí muestra en una balanza, el estudio del desenvolvimiento conyugal entre las clases sociales. En este caso, clase media y clase alta. Las relaciones en la clase media son representadas por Ginger, mientras que la clase alta por Jasmine. Y simbología escénica dictamina que, el optimismo beneficia a la clase media y el pesimismo la clase alta.

Por esa razón, es un drama placentero en el canon de Woody Allen que brilla al mostrar el retrato trágico de una mujer que balancea el nihilismo con el deseo de querer más allá de lo que quiere. Aunque nos deja algo muy claro: ¿Son las relaciones catastróficas o nosotros somos catástrofes? En cualquiera de los casos, sería justo decir que, las catástrofes destruyen cualquier jovialidad que permite avanzar en el camino de la vida, y ya que esto es una película, estamos a salvo.

7/10




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