En el siglo XIX, cazador de pieles, Hugh Glass, está mutilado por un oso durante una cacería. Sus compañeros roban a él y lo dejan morir, pero él sobrevive y se dispone a vengarse de los hombres que lo traicionaron.
Crítica de la película
La odisea de supervivencia de Hugh Glass ha sido contada varias veces en la literatura estadounidense con todos los hechos asombrosos en los que se vio involucrado. Lo más notable de su historia es que fue un evento real, y Glass realmente existió hasta alcanzar el estatus de leyenda. Pero en las películas, el cuento no se había relatado con tanta veracidad hasta El renacido de Alejandro González Iñárritu, quien con su audacia como director nos da, efectivamente, una de las experiencias cinematográficas más viscerales del siglo XXI.
Lo sensacional es que, además de estar filmada en una atmósfera de invierno totalmente desolada, absorbe con lo que sería la mejor actuación en la carrera de Leonardo DiCaprio. Su actuación hace el mayor esfuerzo físico y emocional para escenificar a Hugh Glass en su viaje de venganza personal, claro, actuando de forma convincente en casi todos los planos.
En ese sentido, este drama adquiere una estética de western que mantiene un balance dramático entre el relato de venganza y la crónica de supervivencia. Esto, en mi opinión, es evidente cuando Iñárritu conecta ambos trazos narrativos para simbolizar los aspectos más chocantes de la naturaleza humana y el conflicto histórico de los nativos norteamericanos.
Esto sucede en el año 1823. Es la época donde los cazadores y los tramperos dominan el comercio de pieles. Ellos, bajo la tutela del capitán Andrew Henry (Domhnall Gleeson), el trampero John Fitzgerald (Tom Hardy) y un cazador experimentado, Huge Glass (Leonardo DiCaprio), recorren los bosques inestables del territorio de Luisiana en busca de pieles de animales para venderlas.
Todo va bien hasta que una emboscada de indios de la tribu de Arikara provoca que la expedición termine en un festival de flechas y hachazos, por lo que Fitzgerald, Henry y el resto de la compañía intentan salvar su pellejo. Glass se separa del grupo y es atacado por oso grizzly, por lo que deberá sobrevivir a toda costa en una tierra hostil sin armas ni equipo; además con tremendos dolores, una pierna rota, cortes en la espalda desnuda que dejan al aire sus costillas y todas sus heridas infectadas.
Básicamente esta es la historia de un grupo de hombres separados por la necesidad de resistir ante la brutalidad del período y las insoportables condiciones del clima. Son víctimas de las circunstancias y la desesperación. Por eso las acciones de Glass y Fitzgerald crean un efecto de dominó cuando suplen el trasfondo de supervivencia y de venganza. Glass, por una parte, porque debe sobrevivir para vengarse por lo que le hicieron y, por la otra, Fitzgerald porque quiere escapar de ese infierno.
Dado que el punto de vista siempre se muestra desde la perspectiva de Glass, conectamos con él más rápido que con los otros personajes. Así descubrimos todo sobre él: su trágico pasado, lo que piensa, lo que siente, lo que pierde. Es el retrato de una persona que no tiene nada que perder.
Por esa razón digo que es la mejor interpretación de DiCaprio. Se mete en la piel de Glass y transmite, simultáneamente, emociones como el miedo, la tristeza, el dolor y la ira de una manera auténtica. Incluso hace cosas frente a la cámara que jamás había hecho; como comer pescado crudo, pelear con animales, comer plantas, saltar, arrastrarse, nadar en ríos con temperaturas bajo cero, hasta hablar la lengua pawnee (un dialecto indígena). O sea, es el reto más grande que ha tenido como actor.
Uno de los aspectos más interesantes y, quizá el más importante, es el fascinante trabajo de fotografía de Emmanuel "Chivo" Lubezki. Lubezki, quien repite con Iñárritu, le otorga una iluminación natural a todos los planos con el fin de capturar la belleza visual de los paisajes y así crear intimidad con los personajes. Probablemente, es una de las mejores cinematografías que haya visto en mi vida; National Geographic debería darle un Oscar.
Si observamos bien, Iñárritu ha dirigido una obra maestra que obliga al espectador a sumergirse en un mundo donde el salvajismo y la crueldad han apuñalado la moralidad humana. Por supuesto, el metraje es largo, la violencia es dura y los diálogos son pocos; pero tiene escenas tan inolvidables y tan impresionantes que, lo menos que podemos hacer es abrir los ojos para admirar su grandilocuencia.
Esto es un cine donde las acciones hablan más que mil palabras juntas.... Es una de las mejores películas del año.
Ficha técnica:
Duración: 2 hr. 36 min.
País: Estados Unidos
Director: Alejandro González Iñárritu
Guion: Mark L. Smith, Alejandro González Iñárritu (Novela: Michael Punke)
Música: Carsten Nicolai, Ryûichi Sakamoto
Fotografía: Emmanuel Lubezki
Reparto: Leonardo DiCaprio, Tom Hardy, Domhnall Gleeson, Will Poulter, Lukas Haas
9/10
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