No me cabe la menor duda de que este drama tiene buenas intenciones con la historia de la muchacha afroamericana que se debate entre dos mundos sociales muy distintos y es testigo de un tiroteo en manos de la policía. Pero hay un problema fundamental en lo que atestiguo: la narración es demasiado irregular con su argumento sobre la brutalidad policial, la discriminación y el racismo institucional; episodios que, por lo que veo, tienen un alto índice de audiencia en estos años de corrección política. Las irregularidades se prolongan durante la segunda mitad cuando me percato de decisiones muy manidas que abandonan la profundidad para favorecer un ligero deus ex machina cerca del clímax que está al servicio del discurso moralista y de una desigualdad social que parece interminable. La protagonista interpretada por la joven Amandla Stenberg la siento muy orgánica y expresiva cuando su rostro imprime el miedo asfixiante hacia la intimidación policial, aunque no puedo decir lo mismo de los personajes secundarios, los cuales percibo como ornamentos que han sido colocados específicamente para que el problema que se plantea avance como sea sin indagar mucho en esa cosa que llaman coherencia. Es una película previsible que transita por terrenos muy familiares.
Calificación: 6/10
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