Alita: Ángel de combate (2019)

La película de Rodríguez, adaptada del popular manga 'GUNNM' de Yukito Kishiro (conocido en occidente como 'Battle Angel Alita'), aborda conceptos interesantes como la naturaleza de la inteligencia artificial (Alita es una clara alegoría de Pinocho), los vínculos establecidos entre los humanos y los cyborgs y la desigualdad abismal entre las clases sociales (simbolizado con la gente de Ciudad de Hierro y la misteriosa ciudad aérea de Zalem). Pero el problema fundamental es que esas ideas son tratadas con ligereza, y la narrativa está sujeta a una predictibilidad que jamás se separa de lo convencional cuando presenta a sus personajes de plástico. Me aburre hasta el infinito la trama de la chica robótica y algo ingenua que se libera de las ataduras patriarcales para luchar contra fuerzas hostiles desatadas por un poder siniestro que reside en los cielos de la riqueza, en un claro discurso sobre la identidad y la independencia de la mujer. Las secuencias de acción me parecen efectistas, triviales, poco sorpresivas. Siento que las cosas que veo son demasiado familiares, predigo fácilmente las acciones de la heroína cibernética interpretada por Rosa Salazar y las contrariedades mostradas en su cotidianidad una vez que es reconstruida por el compasivo doctor de Christoph Waltz. Se ambienta en la típica distopía de ciencia-ficción 'cyberpunk', dibujada con efectos visuales que en diminutas ocasiones son vistosos, de los que se destaca un diseño de personaje generado por ordenador (Alita) que honra las raíces del anime con sus características faciales, sobresaliendo sus enormes ojos. Es una película sin muchas luces, muy lejos de ser entretenida.

Calificación: 4/10

Crítica breve de la película 'Alita: Ángel de combate', de Robert Rodriguez.



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