Gloria Bell (2018)

Me acerco a este remake de la aceptable película chilena de Lelio de 2013, 'Gloria', con cierta prudencia, pensando en que se trataría de algo distinto que me va a ayudar a olvidar el aburrimiento que sentí con la original. Y por momentos me parece jovial, vitalista y propenso a la simplicidad. Lo disfruto hasta cierto punto con el argumento de la cincuentona divorciada que transita por los bares más coloridos de la ciudad de Los Ángeles para sentirse viva y libre de las ataduras emocionales impresas como un tatuaje en la piel de su pasado. Pero pierde ritmo y rápidamente me aburro. En esta ocasión, la heroína homónima la interpreta la siempre magnética Julianne Moore, otorgándole un placentero desarrollo a una protagonista fuerte, decidida y, sobre todo independiente de las amenazas masculinas que la rodean (incluso con las canciones que describen su estado de ánimo); hasta que conoce un fanfarrón, inseguro y tímido manipulador 'de facto' interpretado por John Turturro. Ahí comienzo a percibir la trivialidad cuando se coloca un discurso que está al servicio de la cultura de la víctima en la época de la corrección política y la dictadura del feminismo. La narración toma el camino de la réplica barata, de lo previsible, de lo condescendiente, para que doña Gloria sufra una vez más las consecuencias de una relación tóxica y se compense una metáfora soterrada sobre la emancipación de la mujer posmoderna. Es un remake que está demasiado sujeto a los subterfugios y a las fórmulas convencionales.

Calificación: 5/10


Crítica breve de la película 'Gloria Bell', de Sebastián Lelio.


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