Crítica de la película 'Cara cortada' (1932)

Cara Cortada
Cara cortada es una de esas películas del cine pre-code de gánsteres que supone, en mi opinión, la respuesta de la United Artists para competir con otras propuestas de Warner Bros. Pictures como Hampa dorada (LeRoy, 1931) y la magnífica El enemigo público (Wellman, 1931), estrenadas con gran acogida del público un año antes. Lo que la diferencia ligeramente de las dos citadas no es que sea una adaptación de la novela de Armitage Trail que se inspira en la figura de Al Capone, sino, también, que cuenta con un guion de Ben Hecht (con escritura adicional de W. R. Burnett). Hecht, fue un periodista muy familiarizado con los hampones de la era de la prohibición y además fue uno de los guionistas principales de La ley del hampa (Von Sternberg, 1927), cinta iniciadora del género por la que ganó el Oscar. De esta última comparte registros bastante similares, pero desde luego, me parece igual de entretenida porque Hawks la edifica con un tono consistente que pocas veces pierde el efecto brutal para capturar el ascenso y caída de un gánster violento. Tras un prólogo de intertítulos con la advertencia moralista aprobada por los censores, su trama se sitúa en la ciudad de Chicago en los años 20 y tiene como protagonista a Tony Camonte, un gánster de origen italiano que mata sin escrúpulos y tiene grandes ambiciones como lugarteniente del jefe más poderoso del sur de la ciudad, involucrado en el contrabando de alcohol. En términos generales, sigue en piloto automático las fórmulas ya conocidas del cine pre-code gansteril para mostrar una historia sobre ambición, traiciones y excesos, en la que el gánster asesina con la metralleta a todo el que se cruce en su camino para controlar los territorios y constantemente desafía las autoridades mientras construye su imperio del crimen desde abajo con mucha brutalidad; donde nunca faltan los tiroteos violentos con ametralladoras Thompson, las persecuciones en coches por las calles nocturnas, las masacres del día de los inocentes, las guerras de pandillas rivales, el control absoluto de la ciudad en manos de un solo hampón. Aunque me resulta algo predecible, Hawks mantiene la consistencia tonal y, en muchas ocasiones, emplea sutilmente la elipsis para marcar con "X" a los condenados a muerte y colocar fuera de campo a los matones que aprietan el gatillo desde las sombras para seguir con orgullo el lema de "el mundo es tuyo", en una puesta en escena estilizada que evoca claroscuros y atmósferas urbanas, además de un uso sobrio del encuadre móvil. Su tratado glorifica el crimen organizado y muestra la ineptitud de la policía para poner un freno a las lluvias de balas, pero también interroga el sueño americano desde la mirada de un individuo que, por su condición socioeconómica, es lanzado desde temprano al fango de la inmoralidad y aprende a utilizar la violencia para robarse cualquier oportunidad de enriquecimiento ilícito y prosperar por la fuerza en el agitado mundo de la sociedad moderna estadounidense; donde la necesidad de trepar con el engaño, la traición y el desenfreno es lo único que garantiza el éxito. Y siempre me engancha por esa actuación central de Paul Muni que ilustra, con expresividad volcánica y cierto histrionismo, la virulencia del gánster incestuoso y megalómano de la cicatriz en la mejilla. Cuando él está en pantalla, el asunto se vuelve inolvidable.

Ficha técnica
Título original: Scarface
Año: 1932
Duración: 1 hr 33 min
País: Estados Unidos
Director: Howard Hawks
Guion: Ben Hecht
Música: Adolph Tandler, Gus Arnheim
Fotografía: Lee Garmes, L. William O'Connell 
Reparto: Paul Muni, Ann Dvorak, Karen Morley, Osgood Perkins,
Calificación: 7/10

Crítica breve de la película 'Cara Cortada', dirigida por Howard Hawks y protagonizada por Paul Muni y Ann Dvorak.

0 comments:

Publicar un comentario