Crítica de la película «Napoleón» (1927)

Napoleón
Con una duración de cinco horas y media, Napoleón es una de las películas mudas más largas que he visto. A lo largo de los años muchas versiones, todas con distintas duraciones, se han proyectado en algunas salas de cine, pero la copia que ha llegado hasta mi cineteca es una edición restaurada por el historiador Kevin Brownlow. No creo que se trate de una obra maestra de la historia del cine, sobre todo por ese tercer acto algo melodramático en el que pierde ritmo y se extiende más allá de lo necesario, pero me parece una épica histórica que, en sus momentos más sólidos, pone en relieve las enormes pericias estéticas de Abel Gance como cabeza del cine impresionista francés, aunque a veces no me emociona lo suficiente como para alcanzar las nubes. Su argumento cuenta los primeros años de Napoleón en cuatro actos y dos épocas. En la primera mitad, narra los episodios en la infancia de Napoleón cuando este inicia una pelea de bolas de nieve con otros niños y estudia en una academia militar para hijos de la nobleza; la adultez temprana de un joven Napoleón que observa, como oficial del ejército, la apertura de la Revolución francesa en la que Danton, Marat y Robespierre despiertan la ira del pueblo que desea vengarse de los monarcas; los problemas familiares en Córcega que lo obligan a exiliarse para salvarse de los enemigos que lo persiguen; la ascensión a general por el liderazgo ejercido para obtener la victoria en el asedio de Toulon. En la segunda, se relata el ascenso al poder de Napoleón tras la muerte en la guillotina de Danton y Robespierre durante el reinado del terror; el cortejo romántico con Joséphine que termina en matrimonio; la batalla de Montenotte en Italia donde lanza su discurso patriótico para solidificar la moral de las tropas francesas que avanzan triunfalmente por la cima de la montaña. En las dos mitades, la narrativa mantiene un grado notable de consistencia en su reconstrucción histórica y, dicho sea de paso, me atrapa por la manera en que retrata a Bonaparte como un hombre frío, calculador, introspectivo, reservado, impasible, de presencia dominante, obsesionado con tocar el cielo como conquistador de Europa, a pesar de que Gance no suele interrogar sus horizontes morales y muchas veces lo ilustra simplemente como un líder idealista y símbolo mesiánico al servicio de la transparencia chauvinista. Por lo menos, en ese sentido, la interpretación de Albert Dieudonné eleva el material al emplear su registro expresivo para ilustrar los estados de ánimo de Napoleón con los gestos, la mirada y la imponente forma de caminar. También hay una actuación secundaria bastante agradable de Gina Manès, como la esposa Joséphine. Pero, quizá, lo que predomina con un brío significativo es la innovación técnica que Gance demuestra en la puesta en escena a través del trabajo de montaje que toma prestado algunos elementos previamente utilizados por Griffith y Eisenstein y que, ante todo, funcionan como dispositivos estéticos que acentúan en la superficie la subjetividad del protagonista, como el plano simbólico (el águila, el mapamundi, la bandera, etc.), el primer plano, el plano subjetivo, el uso de la analepsis, los paralelismos, la elipsis de estructura, la cámara en mano, la sobreimpresión de múltiples escenas, los puntos de iluminación que subrayan las sensaciones intrínsecas, los decorados que reproducen el período con el vestuario, el encuadre móvil de una cámara en constante en movimiento que rechaza el estatismo y dinamiza la acciones en las escenas de mayor intensidad, y, sobre todo, las panorámicas encuadradas con el formato Polyvision (utilizadas exclusivamente para el clímax) que ordena una relación de aspecto extremadamente amplia al mostrar tres imágenes una al lado de la otra, como si fuera un tríptico de acción simultánea en pantallas divididas. El asunto, por ese lado, es inolvidable y me deja razonando en lo que pudieron ser esas otras cinco películas biográficas sobre la carrera de Napoleón que Gance nunca pudo realizar. Esta es, propiamente dicho, una prueba de su ambición.

Ficha técnica
Título original: Napoleon
Año: 1927
Duración: 5 hr. 33 min.
País: Francia
Director: Abel Gance
Guión: Abel Gance
Música: N/A (muda)
Fotografía: Jules Kruger, Jean-Paul Mundwiller, Léonce-Henri Burel 
Reparto: Albert Dieudonné, Gina Manès, Edmond Van Daële
Calificación: 7/10

Crítica breve de la película Napoleón, dirigida por Abel Gance y protagonizada por Albert Dieudonné y Gina Manès.

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