Crítica de la película «Amores materialistas» (2025)

Amores materialistas

En Amores materialistas, Celine Song recurre de nuevo a su poética del amor con la finalidad, supongo, de interrogar los dilemas de las relaciones de pareja en la posmodernidad, de manera similar a lo que mostró en Vidas pasadas. Desconozco si lo que pretende es que hacer una trilogía sobre esos asuntos, pero lo que me muestra ahora me resulta incluso más laxo que en su primer largometraje porque, francamente, me parece una comedia romántica aburrida y seca que se marchita como una flor en pleno verano con sus interrogantes sobre los caprichos materiales y las relaciones amorosas en el capitalismo; de la que soy incapaz de sentir algo por el trío de personajes planos que interpretan Dakota Johnson, Pedro Pascal y Chris Evans con una falta alarmante de química. Su argumento se ambienta en la ciudad de Nueva York y sigue a Lucy Mason, una mujer exitosa que se debate entre Harry, un millonario seductor, y John, un actor fracasado que trabaja como mesero; mientras labora como casamentera en una prestigiosa agencia de citas en la que se dedica a arreglar matrimonios para las mujeres y los hombres con estándares exigentes que se sientan a esperar en la mesa de soltería. En términos generales, la narrativa estructura el material sobre una premisa algo original que, a menudo, adopta las fórmulas de la comedia romántica para examinar el negocio de las agencias de citas matrimoniales que ayudan a personas solteras a encontrar pareja. En este sentido, se presenta la labor de Lucy como una profesional que intenta complacer a unos clientes caprichosos con altas expectativas; el noviazgo efímero de Lucy con el galán adinerado que la invita a disfrutar de los lujos mundanos; los encuentros de Lucy con el exnovio que atraviesa dificultades económicas para perseguir su sueño de ser actor de teatro y con el que, entre conversaciones, siempre recuerda su relación pasada. El problema particular, no obstante, es que la narrativa me parece hueca y artificiosa porque, por lo regular, los personajes carecen de desarrollo más allá de las descripciones superfluas que solo funcionan como accesorios cosméticos para sus motivaciones, además de que suelen frecuentar situaciones predecibles que se resuelven sobre la base de facilismos, clichés y diálogos cutres de fragancia melodramática. Las escenas son adornadas con una capa de indulgencia que, entre otras cosas, es empleada por Song con el propósito de desmontar los tropos habituales de las comedias románticas al explorar cómo el materialismo contamina las relaciones amorosas en la modernidad líquida; entendido como las inquietudes de una mujer frívola y materialista que se niega a aceptar los latidos de su corazón para sincerarse consigo misma a causa de esos placeres materiales que condicionan los gustos y transforman cualquier relación amorosa en una transacción comercial dentro del espectro de clases sociales; donde los vínculos son pensados por los costos y beneficios y el concepto de amor fluido es como una mercancía destinada a los consumidores que esperan satisfacer sus deseos prejuiciosos con perfiles detallados y servicios de asesoramiento sobre la "pareja perfecta". Esta síntesis discursiva me invita a reflexionar en algunas escenas, pero, por desgracia, es demasiado obvia como para tomarla en serio. El elenco, de igual modo, no logra sacar a los personajes de unos estereotipos insulsos que no poseen autenticidad en su registro expresivo. Song, por lo menos, se preocupa por encuadrar su triángulo amoroso en una puesta en escena correcta que, a nivel estético, compensa las carencias del guión con el uso del primer plano, los encuadres simétricos, los decorados elegantes y, ante todo, las atmósferas urbanas neoyorquinas que captura la lente de Shabier Kirchner. La banda sonora, aunque incluye artistas como Japanese Breakfast y The Velvet Underground, se siente descontextualizada. Lo otro me produce abulia. Tengo la sensación, en última instancia, de que su intento de colgar un comentario social sobre el amor utilitarista se queda en una superficie higienizada que arroja más preguntas que respuestas.



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Ficha técnica
Título original: Materialists
Año: 2025
Duración: 1 hr 56 min
País: Estados Unidos
Director: Celine Song
Guion: Celine Song
Música: Daniel Pemberton
Fotografía: Shabier Kirchner
Reparto: Dakota Johnson, Pedro Pascal, Chris Evans, Marin Ireland, Zoë Winters
Calificación: 5/10



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