Crítica de la película «Los hombres que no amaban a las mujeres» (2009)

The Girl with the Dragon Tattoo
Los hombres que no amaban a las mujeres es una película del cineasta sueco Niels Arden Oplev que yo veo, entre otras cosas, para cumplir con mis deudas pendientes y, además, sacar unas cuantas comparaciones inevitables con la versión de Fincher que, inoportunamente, vi primero hace ya más de 13 años y me dejó estado de shock. Al margen de cualquier comparativa y considerando además que es la primera adaptación de la obra de Stieg Larsson, no me cabe la menor duda de que la versión de Fincher está por encima de esta en todos los departamentos cinematográficos, pero, a pesar de todo, me parece un thriller que mantiene una cuota de misterio considerable al narrar, con pulso e intriga, un relato perturbador sobre hombres que no aman a las mujeres. Su trama se ambienta en el año 2002 en Suecia y sigue a Mikael Blomkvist, el periodista y copropietario de la revista Millennium que, luego de perder un caso de difamación contra un empresario de alto perfil y estando a la espera de su sentencia para ir a prisión, es contratado por el patriarca anciano de una familia aristocrática, Henrik Vanger, con la finalidad de que investigue la desaparición de su sobrina Harriet, ocurrida en 1966 bajo circunstancias extrañas durante una reunión familiar (el tío asimismo sospecha que el culpable se encuentra entre algunos de los miembros de la familia que tenían conexiones con el régimen de los nazis). En general, el asunto de la joven desaparecida tiene un arranque que me atrapa por la manera en que la narrativa se estructura estableciendo algunas modificaciones a las fórmulas habituales del cine policial en parejas y del misterio whodunit, evidenciado con mayor ímpetu desde que el periodista asume la tarea de un detective para resolver el crimen recopilando las pistas del rompecabezas de un pasado fragmentado, mientras recibe la ayuda de una colaboradora inusual que resulta ser una mujer con aspecto de emo que es hacker profesional y se llama Lisbeth Salander. En una primera mitad, se muestra por separado las pesquisas cuando uno de ellos investiga unas fotografías y la otra, en cambio, examina las pruebas de este accediendo sin permiso a los archivos secretos de su computadora para identificar algunas referencias bíblicas relacionadas con una lista de nombres y una serie de asesinatos irresolubles. En la segunda, los dos agentes se reúnen para concluir el caso de homicidio de un asesino antisemita de extrema derecha que mata mujeres por fanatismo religioso y, de paso, establecen un vínculo afectivo muy cercano como pareja extraña que son. A veces la trama atraviesa algunos instantes redundantes que debilitan el ritmo narrativo en varias escenas, pero me olvido de inmediato de eso porque, dicho sea de paso, observo que la química de los protagonistas se siente orgánica y los golpes de efecto guardan los secretos más siniestros hasta el clímax inesperado en el sótano oscuro. La actuación de Michael Nyqvist me parece correcta cuando interpreta a Blomkvist, dentro de sus irregularidades expresivas, como un periodista honesto comprometido con la ética que busca solventar el caso de asesinato para obtener el dinero necesario para limpiar su nombre frente a los corruptos. Noomi Rapace, por el contrario, me parece fenomenal cuando utiliza sus gestos sutiles para interpretar a Salander como una mujer solitaria, corpulenta, adornada de piercings, vestida con chaqueta de cuero negra y tatuada por todo el cuerpo, que detrás de la mirada fría oculta el historial de abusos que marcó su personalidad hermética y distante y, además, impulsa su motivación de atrapar al asesino de mujeres. Ellos son encuadrados por Oplev en una puesta en escena más o menos decente que, con sus propiedades estéticas, capta la atmósfera enigmática de su materia policial escandinava sin perder de vista el desarrollo psicológico de su antiheroína y su comentario didáctico sobre las consecuencias de la misoginia, el abuso sexual y la violencia contra la mujer. En ocasiones su enfoque pierde el horizonte de complejidad al extender el metraje más allá de lo necesario, pero eso no impide que, como thriller, sea una película entretenida y muy inquietante, aunque diametralmente inferior a La chica del dragón tatuado (Fincher, 2011). 

Ficha técnica
Título original: The Girl with the Dragon Tattoo (Män som hatar kvinnor)
Año: 2009
Duración: 2 hr. 32 min.
País: Suecia
Director: Niels Arden Oplev
Guion: Nikolaj Arcel, Rasmus Heisterberg
Música: Jacob Groth
Fotografía: Eric Kress
Reparto: Michael Nyqvist, Noomi Rapace, Sven-Bertil Taube, Peter Andersson
Calificación: 7/10



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