Luego de un par de años sin acercarme al cine de Carl Theodor Dreyer, procedo a seguir escudriñando su filmografía temprana con el visionado de El Presidente, una película muda poco conocida de su catálogo que supone su ópera prima como director. Hasta donde sé, el material sirve como una adaptación de la novela de Karl Emil Franzos y, además, en su versión restaurada me permite conocer los rastros característicos de su estética que más adelante cobraría mayor preponderancia en sus películas. En cierta medida, Dreyer encuadra aquí un melodrama mudo que refleja sus preocupaciones estéticas tempranas, pero, por desgracia, casi no le pone pujanza a la historia sobre dilemas morales, clases sociales y sacrificios paternales. Su argumento, ubicado 30 años después de una tragedia familiar de tres generaciones, sigue la existencia de Karl Victor von Sendlingen, un aristócrata y juez danés enfrentado al dilema moral de la condena de su hija ilegítima, Victorine, acusada de infanticidio durante un juicio, en un contexto de estrictas normas sociales y promesas familiares en un pequeño pueblo a principios del siglo XX. En términos generales, esta narrativa tiene un preámbulo interesante que se presenta, quizás, por su estructura de escenas retrospectivas que, de algún modo, funcionan para subrayar el conflicto de clases que hilvana las motivaciones de los personajes. En este sentido, se muestra la preocupación de Karl que, atormentado por la culpa de no poder romper el juramento de su familia que le impedía casarse con una plebeya que amaba, busca salvar a su hija ilegítima de ser condenada a muerte; las desdichas de Victorine cuando sufre por el crimen luego de quedar embarazada de un aristócrata que no quería casarse con ella poco antes de abortar; la preparación de la huida en secreto del presidente del tribunal para sacar a su hija de la prisión tras la negativa de petición de clemencia. El problema fundamental, sin embargo, es que la trama se apresura por facilismos y los personajes, a menudo, carecen de desarrollo psicológico más allá de las descripciones que condicionan sus acciones bajo un marco de melodrama irónico y situaciones predecibles. Aunque la actuación de Halvard Hoff como juez es algo competente a nivel expresivo, el resto del reparto cae en el histrionismo. Estas limitaciones imposibilitan que yo sienta algo por el sufrimiento de los personajes porque, entre otras cosas, solo son utilizados por Dreyer como figuras teatrales para comunicar un discurso sobre la injusticia, el prejuicio social y el sacrifico paternal, entendido como la virtud de un hombre honesto que, motivado por el deber paternofilial y los traumas pasados, rechaza su honor como juez para rescatar a la hija previamente abandonada que ha sido víctima de abusos y engaños. Esta síntesis discursiva manifiesta las experiencias personales del propio Dreyer, quien nació como hijo ilegítimo, producto de la relación prohibida entre un terrateniente burgués casado y una criada escandinava que acabó suicidándose al ingerir azufre. Dreyer, quien fue adoptado por otra familia que le dio su apellido, se enteró del destino de su madre cuando era adolescente y es posible que esto, de hecho, lo haya impulsado a escribir el guión. De esta manera, concibe algunos paralelismos que le permiten comparar su vida con la ficción al examinar las injusticias morales que puede haber en la institución de la magistratura, las clases y el matrimonio. Lo más importante, por otro lado, son las propiedades formales que Dreyer adopta sobre el encuadre para sintetizar el infortunio de sus personajes a través de la elipsis, el vestuario de época, el plano simbólico, los escenarios teatrales, el primer plano, el uso innovador de flashbacks, el manejo del travelling y los puntos de iluminación que crean una atmósfera sobria que refuerza el tono melancólico del drama. Estos elementos, al menos, dejan entrever los destellos del genio técnico que definiría su carrera, pero, desafortunadamente, no son suficientes para subsanar una falta clara de profundidad emocional.
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Título original: The President (Præsidenten)
Duración: 1 hr. 24 min.
País: Dinamarca
Director: Carl Theodor Dreyer
Guion: Carl Theodor Dreyer
Fotografía: Hans Vågø
Reparto: Halvard Hoff, Elith Pio, Carl Meyer, Jacoba Jessen, Axel Madsen, Jacoba Jessen, Olga Raphaël Linden
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