Crítica de la película «Beau tiene miedo» (2023)

Beau tiene miedo
En Beau tiene miedo, el director norteamericano Ari Aster toma prestada la poética de lo surreal encontrada en el cine de Charlie Kaufman con la finalidad, supongo, de establecer un diálogo sobre el miedo, la identidad y la ansiedad del individuo posmoderno. Lo que observo me induce a pensar lo suficiente como para saber que el experimento rupturista de Aster deviene aquí en algo que es peor que Hereditario y Midsommar porque, francamente, me parece un ejercicio surrealista que se toma cerca de tres horas interminables para narrar su odisea aburrida y plomiza de un hombre inútil interpretado decentemente por Joaquin Phoenix, arrastrado por el peso de una ambición desmedida que no lleva a ninguna parte. El argumento tiene como protagonista a Beau Wassermann, un hombre inseguro y solitario de mediana edad que, luego de enterarse de la muerte de su controladora madre, entra en un lapso de crisis que lo obliga a luchar contra sus propios temores con tal de llegar al funeral en la casa materna. En términos generales, la narrativa tiene un arranque que, en principio, me atrapa por la manera en que concibe un híbrido entre el terror, la comedia absurda y el drama psicológico, estructurada como una sátira de la paranoia cotidiana y el caos urbano. El problema principal, sin embargo, es que el guión de Aster descuida los aspectos del desarrollo psicológico del personaje y opta, más bien, por colocar sus acciones en un callejón sin salida que a menudo lo mantiene atrapado en una serie de situaciones rutinarias que nunca escapan de los facilismos surrealistas ni de los diálogos cutres ni de las metáforas que responden a obviedades sociopolíticas. La rutina me sume en abulia, prolongada por la claustrofobia de Beau encerrado en su apartamento neoyorquino por miedo a delincuentes enloquecidos; su estancia en la siniestra casa de una familia conservadora del Middle America; los recuerdos de su primer amor con la traviesa Elaine; el encuentro en el bosque con actores ambulantes de teatro que lo hacen repensar su vacío existencial; el funeral donde consuma el sexo con Elaine y descubre una verdad aterradora sobre sí mismo. Su tragicomedia onírica está adornada de atentados terroristas, hogares adoptivos disfuncionales, simbolismo incestuoso y discusiones familiares, como si todo fuese producto de una pesadilla kafkiana. Pero todo lo que ocurre en la superficie es demasiado inane porque, entre otras cosas, utiliza al personaje como autómata para sintetizar un discurso sobre la culpa, la emasculación y el deseo reprimido, entendido como el estado de negación de un hombre pusilánime y neurótico que, en su fantasía edípica, reprime su masculinidad por los castigos impuestos de una "madre" dominante que lo controla por no aceptar su "identidad". Esta síntesis discursiva, por añadidura, busca cuestionar el concepto de maternidad desde la base freudiana del complejo de Edipo, pero pierde sustancia al arrojar las interrogantes sobre esa burbuja progresista que, en realidad, no dice nada sobre prejuicios sociales. La actuación de Phoenix, al menos, tiene algo de sobriedad al ajustar su registro expresivo para comunicar de forma auténtica las excentricidades del hombre miedoso, pasivo, indeciso, que se manifiestan en los gestos y los tics nerviosos —sudor, balbuceos, miradas perdidas— , a pesar de que el guión lo reduce a momentos repetitivos y fatigosos. Los personajes secundarios de Patti LuPone y Parker Posey quedan sobrando en la ecuación. Técnicamente, Aster consigue encuadrar a este reparto en una puesta en escena que, con estética correcta, trata de encuadrar la psicología fracturada de Beau a través de la elipsis, el sobreencuadre, el primer plano, el plano subjetivo, el picado-contrapicado, la iluminación, el color desaturado, el encuadre móvil y algunas panorámicas que captan las atmósferas pesadillescas de una sociedad distorsionada. Estos elementos intentan evocar las claves del surrealismo en unas cuantas escenas, pero, en última instancia, se repiten ad nauseam sin pulso dramático ni profundidad psicológica, como un sueño febril que se olvida al despertar.


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Ficha técnica
Título original: Beau Is Afraid
Año: 2023
Duración: 2 hr. 59 min.
País: Estados Unidos
Director: Ari Aster
Guion: Ari Aster
Música: The Haxan Cloak
Fotografía: Pawel Pogorzelski
Reparto: Joaquin Phoenix, Nathan Lane, Amy Ryan, Parker Posey, Armen Nahapetian, Stephen Henderson, Patti LuPone
Calificación: 4/10

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