En Beau tiene miedo, el director norteamericano Ari Aster toma prestada
la poética de lo surreal encontrada en el cine de Charlie Kaufman con la
finalidad, supongo, de establecer un diálogo sobre el miedo, la identidad y la
ansiedad del individuo posmoderno. Lo que observo me induce a pensar lo
suficiente como para saber que el experimento rupturista de Aster deviene aquí
en algo que es peor que Hereditario y
Midsommar
porque, francamente, me parece un ejercicio surrealista que se toma cerca de
tres horas interminables para narrar su odisea aburrida y plomiza de un hombre
inútil interpretado decentemente por Joaquin Phoenix, arrastrado por el peso
de una ambición desmedida que no lleva a ninguna parte. El argumento tiene
como protagonista a Beau Wassermann, un hombre inseguro y solitario de mediana
edad que, luego de enterarse de la muerte de su controladora madre, entra en
un lapso de crisis que lo obliga a luchar contra sus propios temores con tal de
llegar al funeral en la casa materna. En términos generales, la narrativa
tiene un arranque que, en principio, me atrapa por la manera en que concibe un
híbrido entre el terror, la comedia absurda y el drama psicológico,
estructurada como una sátira de la paranoia cotidiana y el caos urbano. El
problema principal, sin embargo, es que el guión de Aster descuida los
aspectos del desarrollo psicológico del personaje y opta, más bien, por
colocar sus acciones en un callejón sin salida que a menudo lo mantiene
atrapado en una serie de situaciones rutinarias que nunca escapan de los
facilismos surrealistas ni de los diálogos cutres ni de las metáforas que
responden a obviedades sociopolíticas. La rutina me sume en abulia, prolongada
por la claustrofobia de Beau encerrado en su apartamento neoyorquino por miedo
a delincuentes enloquecidos; su estancia en la siniestra casa de una familia
conservadora del Middle America; los recuerdos de su primer amor con la
traviesa Elaine; el encuentro en el bosque con actores ambulantes de teatro
que lo hacen repensar su vacío existencial; el funeral donde consuma el sexo
con Elaine y descubre una verdad aterradora sobre sí mismo. Su tragicomedia
onírica está adornada de atentados terroristas, hogares adoptivos
disfuncionales, simbolismo incestuoso y discusiones familiares, como si todo
fuese producto de una pesadilla kafkiana. Pero todo lo que ocurre en la
superficie es demasiado inane porque, entre otras cosas, utiliza al personaje
como autómata para sintetizar un discurso sobre la culpa, la emasculación y el
deseo reprimido, entendido como el estado de negación de un hombre pusilánime
y neurótico que, en su fantasía edípica, reprime su masculinidad por los
castigos impuestos de una "madre" dominante que lo controla por no aceptar su
"identidad". Esta síntesis discursiva, por
añadidura, busca cuestionar el concepto de maternidad desde la base freudiana
del complejo de Edipo, pero pierde sustancia al arrojar las interrogantes
sobre esa burbuja progresista que, en realidad, no dice nada sobre prejuicios
sociales. La actuación de Phoenix, al menos, tiene algo de sobriedad al
ajustar su registro expresivo para comunicar de forma auténtica las
excentricidades del hombre miedoso, pasivo, indeciso, que se manifiestan en
los gestos y los tics nerviosos —sudor, balbuceos, miradas perdidas— , a pesar
de que el guión lo reduce a momentos repetitivos y fatigosos. Los personajes
secundarios de Patti LuPone y Parker Posey quedan sobrando en la ecuación.
Técnicamente, Aster consigue encuadrar a este reparto en una puesta en escena
que, con estética correcta, trata de encuadrar la psicología fracturada de
Beau a través de la elipsis, el sobreencuadre, el primer plano, el plano
subjetivo, el picado-contrapicado, la iluminación, el color desaturado, el
encuadre móvil y algunas panorámicas que captan las atmósferas pesadillescas
de una sociedad distorsionada. Estos elementos intentan evocar las claves del
surrealismo en unas cuantas escenas, pero, en última instancia, se repiten ad
nauseam sin pulso dramático ni profundidad psicológica, como un sueño febril
que se olvida al despertar.
Streaming en:
Ficha técnica
Título original: Beau Is Afraid
Año: 2023
Duración: 2 hr. 59 min.
País: Estados Unidos
Director: Ari Aster
Guion: Ari Aster
Música: The Haxan Cloak
Fotografía: Pawel Pogorzelski
Reparto: Joaquin Phoenix, Nathan Lane, Amy Ryan, Parker Posey, Armen Nahapetian, Stephen Henderson, Patti LuPone
Calificación: 4/10
Año: 2023
Duración: 2 hr. 59 min.
País: Estados Unidos
Director: Ari Aster
Guion: Ari Aster
Música: The Haxan Cloak
Fotografía: Pawel Pogorzelski
Reparto: Joaquin Phoenix, Nathan Lane, Amy Ryan, Parker Posey, Armen Nahapetian, Stephen Henderson, Patti LuPone
Calificación: 4/10


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