Hedda es una película de Nia DaCosta que, dentro de sus limitaciones, adapta la clásica obra de Henrik Ibsen que ha sido llevada al cine en numerosas ocasiones, en un intento de modernizar el texto teatral al incorporar cambios en género, raza y orientación sexual para llamar la atención, supongo, de esas audiencias modernas de Amazon Prime que entienden el progreso como algo ajeno al sentido común. En este sentido, DaCosta aprovecha la actuación de Tessa Thompson para reinterpretar la clave ibseniana a través de un discurso sobre la culpa, la represión sexual y el vacío existencial de clase, pero su melodrama me resulta anodino hasta el punto en que cuestiono, en más de una ocasión, todas las tonterías que se le ocurrieron para escribir semejante guion. Su trama se ubica en la Inglaterra de los años 50 y sigue a Hedda Glaber, una socialité que cuenta en un interrogatorio policial las actividades en las últimas veinticuatro horas que la condujeron a intentar ahogarse en el lago de la residencia luego de un aparente homicidio, mostrando la crisis moral de su vida privada durante la recepción de una fiesta de alta sociedad en la mansión decadente de su esposo George, surgida por la aparición de la Dra. Eileen Lovborg —la rival de George por el puesto de catedrática y antigua amante de Hedda—. En términos generales, la narrativa mezcla las fórmulas del drama romántico para sintetizar los pasajes ibsenianos sobre Hedda Gabler, pero se toma algunas licencias creativas al mostrarla como una mujer mulata y bisexual que relata los dilemas morales de su existencia a través de un largo racconto. El problema fundamental, sin embargo, es que el guion no se toma la molestia de acentuar el desarrollo psicológico de la protagonista y opta, más bien, por reducir sus acciones a un abanico de situaciones predecibles que se mantiene girando, una y otra vez, en una circularidad de diálogos a puerta cerrada sobre clase social, deseo reprimido y prejuicios raciales, eliminando cualquier rastro de golpe dramático para mantenerlo todo en una superficie higienizada. De este modo, soy incapaz de emocionarme cuando observo las conversaciones de Hedda con los invitados en la fiesta de intelectuales y esnobistas; los celos de Hedda al atestiguar el idilio entre su examante y una aspirante a escritora; los intentos de Hedda para tener encuentros amorosos y sabotear la velada de algunos invitados. El barullo situacional se reitera ad nauseam con la finalidad, supongo, de adoptar un discurso sobre la emancipación femenina, entendido como el delirio de una mujer atrapada en las dudas de una sexualidad latente que la obliga a negarse a manifestar sus sentimientos lésbicos por la otra para refugiarse en el engaño de un matrimonio tradicional que, dentro de la subyugación patriarcal, le adjudica privilegios previamente inaccesibles por la discriminación racial experimentada en el pasado. Esta síntesis discursiva es especialmente cierta en las escenas en que Hedda organiza el escándalo para perjudicar la reputación de Eileen (se entiende que lo hace para preservar su estatus social y mejorar las precariedades económicas), aunque a fin de cuentas no dice nada sustancioso sobre la condición femenina. La interpretación de Thompson es decente al emplear los gestos y la mirada para mostrar las fragilidades de una mujer manipuladora y autodestructiva que anhela humillar a la amante por traiciones sentimentales publicadas en un manuscrito, aunque se ve limitada por un extraño acento británico. Nina Hoss, por su parte, llega incluso a robarle muchas escenas como la académica petulante. Con estas intérpretes, DaCosta encuadra el melodrama en una puesta en escena que se destaca, dicho sea de paso, por los detalles pronunciados del vestuario y la atmósfera de elegancia que es iluminada con eficacia por la lente de Sean Bobbitt, en unos espacios estilizados bajo una colorización ámbar. Nada de esto evita, por desgracia, que su película sea una bagatela aburridísima, carente de cualquier rastro de profundidad en su revisionismo de los roles de género.
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Ficha técnica
Año: 2025
Duración: 1 hr. 47 min.
País: Estados Unidos
Director: Nia DaCosta
Guion: Nia DaCosta
Música: Hildur Guðnadóttir
Fotografía: Sean Bobbitt
Reparto: Tessa Thompson, Tom Bateman, Nina Hoss, Imogen Poots, Nicholas Pinnock
Calificación: 4/10


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