Crítica de la película 'Misión: imposible - Nación Secreta'

Misión: imposible - Nación Secreta

Ethan y equipo asumen la misión más imposible aún: la erradicación de "El Sindicato"; una organización internacional -tan altamente calificada como ellos son- comprometida con la destrucción de la FMI.

Crítica de la película


El efectismo de "Mission: Impossible" siempre se ha logrado gracias a las acrobacias de realizar misiones que parecen imposibles dentro del mundo de los espías que Tom Cruise inició desde 1996. Desde entonces, las aventuras de Ethan Hunt están a la par con las de James Bond y Jason Bourne y no dan señales de que el pabilo se apague debido a que son bastante intrépidas, y de vez en cuando se reinventan.

De hecho, ahora con la aventura de Misión: imposible - Nación Secreta las secuencias no solo son más extremas que Mission: Impossible - Ghost Protocol, sino que ponen a Ethan Hunt (Tom Cruise) a disparar, correr, saltar, nadar, pelear y todo lo que tenga que ver con los peligros del género para entretenernos con una de las mejores películas de la saga.

El caso es que en esta ocasión, Hunt, quien todavía sigue como un agente prófugo, está detrás de una organización terrorista con una red de agentes altamente entrenados que se denomina como El Sindicato. Las pistas son escasas, ya que el Sindicato y su líder, Solomon Lane (Sean Harris), tienen su propia agenda: destruir con atentados terroristas al sistema que los manipuló para luego construir una nueva orden mundial.

Pero para Hunt las cosas se complican aún más porque carece de herramientas de espionaje necesarias para detener a los villanos y una espía, Ilsa Faust (Rebecca Ferguson), desvía su camino, por lo que debe reunirse nuevamente con su antiguo equipo de la FMI -encabezado por William Brandt (Jeremy Renner), Benji (Simon Pegg) y Luther Stickell (Ving Rhames)- para rastrearlos a como dé lugar.

El aparato de la trama no necesita desarrollar los personajes para indagar en la progresión de la historia -puesto que ya se habían introducido en las películas anteriores- y se apoya en la intensidad de las escenas para impactar. No obstante a eso, el elenco se reparte buenas actuaciones y diálogos.

Y sorprendentemente la continuidad de esas escenas es frenética debido a que el guion afilado de Christopher McQuarrie (Jack Reacher) nunca deja de ceder el ritmo vertiginoso de todas las secuencias que construye. Por eso su estructura posee cohesión. Aquí vemos tiroteos, explosiones, infiltraciones, extracciones, persecuciones y peleas, que acompañadas de la música insignia que conocemos, le conceden un resultado verdaderamente intrigante.

Además de que la veteranía de Cruise (con 53 años) llega al límite de su historial como héroe de acción. El tipo ya no tiene que hacer nada más. Los set pieces que realiza son incomparables, y el ejercicio es tan trepidante, que probablemente tiene algunas de las mejores escenas de riesgo que ha hecho.

Quizá esta quinta entrega sea un thriller de acción cuya finalidad es entretener con el escapismo, humor y emoción que caracteriza a la franquicia, sin embargo, lo cautivador es que McQuarrie enlaza los subtextos políticos de teorías conspirativas para establecer un motivo de misterio en los actos de los personajes con el fin de esconder los giros de tuerca de la trama. Y eso es más que suficiente para decir que la mecha de "Misión Imposible" todavía sigue encendida, y más encendida que nunca.

Ficha técnica:
Duración: 2 hr. 12 min.
País: Estados Unidos
Director: Christopher McQuarrie
Guion: Christopher McQuarrie
Música: Joe Kraemer
Fotografía: Robert Elswit
Reparto: Tom Cruise, Jeremy Renner, Alec Baldwin, Simon Pegg, Ving Rhames
Calificación: 7/10





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