Crítica de la película «La mexicana» (2001)

La mexicana
La mexicana, de Gore Verbinski, es también otra de esas películas en mi lista de visionados esporádicos que, por alguna razón, siempre postergaba en aquellos tiempos en que la televisión por cable y los videoclubs eran para mí las únicas puertas de entrada al mundo de la cinefilia. Habiéndola visto ahora, entiendo perfectamente por qué en aquel entonces no me llamaba la atención lo suficiente como para mantenerme en estado de vigilia en las dos horas que dura. Como comedia negra tiene un estilo visual algo atrayente, pero su viaje por el páramo mexicano se vuelve descaradamente aburrido y cae al suelo como una bala perdida que no aparece ni siquiera con la química que ofrecen por separado Brad Pitt y Julia Roberts en la carretera vacía, donde continua y demoledoramente soy asaltado por esa sensación de letargo producida por una falta de ritmo palpable en su núcleo de montaje, revisando en repetidas veces la pantalla de mi móvil para apartarme de la tortura. La trama se sitúa mayormente en México y trata sobre Jerry Welbach, un hombre que para saldar una deuda con un jefe de la mafia es obligado por el segundo al mando a viajar por la frontera mexicana para recuperar una pistola antigua fabricada con una maldición que trae consigo la desdicha a los portadores, mientras sufre también la ruptura con su novia Sam, que lo ha dejado para mudarse a Las Vegas. El asunto del hombre con el revólver maldito tiene un arranque que despierta mi interés por la manera en que Verbinski edifica la narrativa con algunos de los parámetros habituales del neowestern, el cine de carretera y la aventura al servicio del romance con ligeros registros de una comedia negra que me deja en un estado abúlico. Pero en cada parada, mi atención se ve lastrada por la falta de impulso que somete a los personajes a un círculo de escenarios predecibles y terriblemente nimios en los que, por lo regular, se mantienen dialogando trivialidades sobre maldiciones folclóricas y nunca escapan de las descripciones superficiales que solo responden a los estereotipos comunes de ese cine coral sobre el orbe del crimen que estaba de moda en Hollywood a inicios de este siglo, en el que los rufianes persiguen un MacGuffin con forma de arma de fuego para justificar las balaceras, los engaños, las traiciones y los robos; aunque ahora se trate del turismo interno en un territorio mexicano golpeado por una luz del sol que constantemente se refleja sobre los desiertos y los poblados campesinos con aroma a sordidez. La carencia de sustancia y, sobre todo, el desarrollo accidentado de los personajes producido por la ausencia de cohesión interna constituye, precisamente, su mayor debilidad. De nada sirve la actuación de Pitt como el sicario indiferente al que todo le sale bien buscando la pistola robada, mucho menos la de Roberts como la novia histérica raptada por el matón gay que interpreta Gandolfini. Solo me atrevo a rescatar, como mucho, ese estilismo visual que ejecuta la lente de Dariusz Wolski en algunas escenas. Todo lo otro me resulta infinitamente fatigoso y lo coloco fácilmente en el catálogo de lo peor de Verbinski.

Ficha técnica
Título original: The Mexican
Año: 2001
Duración: 2 hr 03 min
País: Estados Unidos
Director: Gore Verbinski
Guion: J.H. Wyman
Música: Alan Silvestri
Fotografía: Dariusz Wolski
Reparto: Brad Pitt, Julia Roberts, James Gandolfini, Gene Hackman, Bob Balaban, David Krumholtz, J.K. Simmons,
Calificación: 3/10




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