Entreacto es un cortometraje mudo que representa la ópera prima del
director parisino René Clair, rodado en colaboración con algunos de los
integrantes del movimiento dadaísta que buscaban, entre otras cosas, interrogar
a la burguesía desde el instantaneísmo más subversivo. Se presenta como un
supuesto interludio para la obra de ballet
Relâche de Francis Picabia.
Aunque a menudo se le elogia como un hito del cine vanguardista, los 20 minutos que paso consumiendo sus imágenes me dejan en un estado
cercano a la abulia. Tiene ciertos hallazgos estéticos que se manifiestan sobre
el encuadre con la singular visión dadaísta de Clair, pero, por desgracia, en la
superficie es solo un ejercicio pretencioso de carácter experimental, carente de
profundidad emocional en su metraje caótico que condena los engranajes del
capitalismo burgués. Tras un breve prólogo en el que dos hombres saltan sobre
una azotea con un cañón, la película intercala escenas aparentemente inconexas
de las distintas facetas sociales de los parisinos durante la posguerra: tres
muñecos con cabezas de globo que se inflan y desinflan; un hombre con barba
postiza disfrazado de una bailarina de ballet que baila sobre un cristal visto
desde abajo; dos pares de guantes de boxeo blancos se enfrentan de día y de
noche en una plaza; dos hombres, Marcel Duchamp y Man Ray, juegan al ajedrez en un tejado mientras observan
a los transeúntes en el mismo tablero; un cazador que apunta con una escopeta de
dos cañones a huevos que flotan sobre una fuente de agua antes de liberar a una
paloma; el cortejo fúnebre de un grupo de dolientes burgueses que persigue a
toda velocidad a un coche fúnebre tirado por un dromedario en las concurridas
calles de París. En términos generales, se podría pensar que la ausencia de
raccord de estas escenas no tiene ningún tipo de coherencia al responder al
paraguas discursivo del dadaísmo que protesta de forma irracional contra la
lógica y la razón para abogar por la ruptura con las normas establecidas. Sin
embargo, todas las escenas están montadas por Clair para subrayar, en su
síntesis discursiva, un texto sobre los peligros del individualismo, la
propiedad privada y las consecuencias del capitalismo en la sociedad moderna,
entendido como un sistema que "deshumaniza" al hombre hasta reducirlo a la
efigie de un burgués condenado a perseguir los caprichos materiales y la
obsesión por lo instantáneo. El problema fundamental, supongo, es que su crítica
radical contra los efectos de la guerra y el capitalismo moderno permanece todo
el tiempo en un espacio maniqueo que, debajo de la significación soterrada, es
demasiado obvio para tomarlo en serio. Al margen de esto, encuentro que la
película es técnicamente competente porque, dicho sea de paso, refleja las
inquietudes estéticas tempranas de Clair que se muestran sobre el control
compositivo del encuadre a través de la sobreimpresión, la elipsis, el sonido
inaudible, el primer plano, el desencuadre, el reencuadre, el uso de la cámara
lenta, el campo-contracampo, el picado-contrapicado, el plano panorámico, los
puntos de iluminación, el montaje rítmico y paralelo,el plano simbólico y, ante
todo, las modalidades del encuadre móvil que alcanzan su punto de mayor
envergadura en la climática secuencia del cortejo fúnebre que metaforiza, a modo surrealista, una
sátira mordaz sobre la muerte y la banalidad antiburguesa. La banda sonora de
Erik Satie, capturada aquí como un ejemplo temprano de sincronización de sonido,
se integra dinámicamente en algunas escenas fragmentadas. La trampa de priorizar
el estilo sobre la sustancia me permite razonar, en algunos planos ambiguos,
sobre la originalidad que hay detrás de las técnicas rupturistas empleadas por Clair, en su rechazo deliberado a cualquier forma de
estructura narrativa convencional. Pero, desafortunadamente, se utilizan de
manera tan arbitraria que pierden impacto y me mantienen con la sensación, en
efecto, de que la sucesión de gags visuales no culminan en ninguna reflexión
intelectual profunda, quedando, más bien, como un corto que es incapaz de evocar
sorpresa o rebeldía conceptual en sus pretensiones de vanguardismo.
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Ficha técnica
Título original: Entr'acte
Año: 1924
Duración: 22 min
País: Francia
Director: René Clair
Guion: René Clair, Francis Picabia
Música: Erik Satie, Henri
Sauguet
Fotografía: Jimmy Berliet
Reparto: Jean Börlin, Inge Frïss, Francis Picabia, Marcel
Duchamp, Darius Milhaud, Man Ray
Calificación: 6/10
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