Crítica de la película «Distinto amanecer» (1943)

Distinto amanecer

Distinto amanecer, el cuarto largometraje del director duranguense Julio Bracho, es una película de la época de oro del cine mexicano que intenta evocar, dentro de sus limitaciones, la estética del cine negro estadounidense. Desde su estreno, ha tenido una aclamación casi unánime como una de las mejores películas del cine mexicano. Pero, tras el visionado de hora y media, desgraciadamente, razono lo necesario como para saber que la experiencia que obtengo se aleja diametralmente de semejantes loas. En lo particular, encuentro que goza de atmósferas urbanas con su estilo visual lóbrego, pero, en general, me parece un melodrama aburrido y superficial, que se arrastra a un ritmo letárgico para colgar su crítica burda sobre corrupción burocrática y desigualdad social. La trama se ambienta en la Ciudad de México y sigue un día en la vida de Octavio, un activista sindical que es perseguido por unos hombres misteriosos luego del asesinato del líder del sindicato, mientras se refugia por casualidad en la casa de una antigua amiga que amaba en el pasado y que ahora está casada con un novelista que era su rival, en medio de una noche de peligros y sospechas. En términos generales, la narrativa tiene un arranque que me resulta interesante, al menos desde el principio, por la manera en que se combinan los elementos del cine negro entre las lealtades divididas, las fatalidades anunciadas y los dilemas morales de un sujeto acorralado que se ve involucrado en una red criminal en la entrañas del gobierno. Hay disparos, engañifas, persecuciones, romance, fatalismo, políticos corruptos. El problema fundamental, no obstante, es que la narrativa permanece estacionada en una circularidad de clichés que reduce las intervenciones de los personajes a diálogos cutres a puerta cerrada, además de que todo el conflicto se monta sobre una serie de situaciones predecibles que nunca escapan de las obviedades ni de los facilismos prefabricados por las deficiencias del guión. Todo avanza a un ritmo errático. La primera mitad tropieza con conversaciones redundantes y escenas sin profundidad, mientras que el clímax se precipita sin permitir que las tensiones se resuelvan de manera sutil. En este sentido, me produce algo de abulia la telenovela del individuo que huye de gánsteres gubernamentales mientras dialoga con la mujer que ama; el matrimonio infeliz de la mujer fatal que trabaja como cabaretera por las noches para mantener al escritor fracasado y el niño ingenuo que forman parte de su familia; la vileza de unos matones que buscan los documentos ocultos que revelan la culpabilidad del asesino. Los personajes carecen de desarrollo porque, entre otras cosas, sus motivaciones solo ocupan la etiqueta de descripciones banales de un guión que me obliga a cuestionar, en más de una ocasión, las decisiones del propio Bracho y Xavier Villaurrutia. La actuación de Pedro Armendáriz ofrece algunas escenas que demuestran su pericia expresiva para mimetizar, con la mirada y los gestos, la frialdad de un hombre sinuoso que sabe demasiado ante el peligro, a pesar de que queda reducido al arquetipo genérico del cínico atormentado que resuelve los conflictos con mucha facilidad. Andrea Palma, por su parte, tiene algo de química con Armendáriz, aunque su transformación de esposa resignada a cómplice apasionada me resulta poco creíble. Lo que sí destaco, por otro lado, es el estilo visual que Bracho ejecuta sobre la puesta en escena para comunicar algunos rasgos psicológicos de los personajes a través de la elipsis, el fuera de campo, el sonido diegético, el plano-contraplano, el plano subjetivo, el encuadre móvil y, ante todo, el uso de la iluminación que construye una atmósfera opresiva en los entornos urbanos, fruto de una correcta fotografía de Gabriel Figueroa. La música de Raúl Lavista apenas se deja escuchar con su tono melodramático. Todo lo demás es olvidable. Aunque tiene momentos de ambición estilística, el asunto no posee cohesión ni impacto emocional, quedando, más bien, como una pieza menor en el vasto panorama del cine mexicano de los años 40.



Streaming en:




Ficha técnica
Título original: Distinto amanecer
Año: 1943
Duración: 1 hr. 48 min
País: México
Director: Julio Bracho
Guion: Max Aub, Julio Bracho
Música: Raúl Lavista
Fotografía: Gabriel Figueroa
Reparto: Andrea Palma, Pedro Armendáriz, Alberto Galán, Narciso Busquets
Calificación: 4/10

0 Comentarios:

Publicar un comentario