Seis mujeres para el asesino es una película de Mario Bava que constituye, por lo que sé, una de las primeras películas de terror giallo en incorporar los elementos estilizados del color y violencia gráfica como causa de misterio. En particular, tiene un arranque que se beneficia, entre otras cosas, de una estética depurada por Bava sobre el encuadre, pero, en general, como ejercicio vacío de terror giallo divaga demasiado en redundancias narrativas y personajes unidimensionales que dejan el rastro de una ausencia notable de suspenso, dejándome con la sensación de que no estoy viendo nada sustancioso que me obligue a aplaudir las presuntas virtudes que han encontrado otros. Su trama, ubicada mayormente en los interiores de un salón de moda, sigue a un grupo de personajes que levantan las sospechas de los inspectores de la policía cuando algunas de las jóvenes modelos son asesinadas brutalmente por un asesino en serie vestido con máscara, sombrero y gabardina negra; mientras salen a flote los secretos desvelados a través de un diario dejado por una de las modelos asesinadas. En términos generales, la narrativa se establece sobre las fórmulas convencionales que se harían habituales en el cine de terror giallo, donde el enigma de asesinato que reside en la identidad del asesino serial funciona como antesala para mezclar el thriller y el terror psicológico sobre escenas de violencia gráfica estilizada. El problema principal, no obstante, es que esta narrativa de terror se construye en base a un guión defectuoso que mantiene a los personajes solo como arquetipos banales para impulsar la trama con motivaciones poco desarrolladas, a menudo arrojados sobre una serie de situaciones previsibles que se disuelven en la circularidad de clichés y facilismos a puerta cerrada. En este sentido, permanezco completamente anestesiado de indiferencia con la falta de gancho que hay en la rutina de asesinato del asesino enmascarado que mata modelos de forma sádica en medio del silencio; la investigación del policía que aparece siempre a la hora equivocada para hacer interrogatorios y confiscar la evidencia; la sospecha colectiva de los modistas burgueses que esconden un círculo de corrupción en el atelier de moda en Roma. Los personajes se reparten las descripciones entre ser víctimas o sospechosos, sin profundidad ni un desarrollo que los justifique en el clima sangriento, retorcido y erótico. Los diálogos expositivos solo sirven para puntualizar las obviedades del contexto de los personajes cuando se habla sobre lujuria, chantaje, droga y engaños. La identidad del asesino, que es el eje del misterio, tiene una presencia misteriosa que me invita a saber quién se oculta detrás de la máscara y los guantes negros, pero la intriga se diluye cuando solo frecuenta lugares comunes. Y la resolución del misterio, por su parte, me resulta insatisfactoria porque se edifica sobre una revelación final que carece de impacto y parece solo una excusa para cerrar el episodio de brutalidad a la medianoche. Las actuaciones del reparto, entre otras cosas, son aceptables dentro del contexto de la producción de bajo presupuesto, aunque cerca del clímax Eva Bartok se roba unas cuantas escenas con su histrionismo calculado. El lado más robusto se encuentra, por añadidura, en la estética densamente ajustada que Bava utiliza para subrayar la psicología de los personajes a través del primer plano, el plano subjetivo, la elipsis, el fuera de campo, el sonido diegético, las modalidades el encuadre móvil y, ante todo, la iluminación expresiva que se manifiesta en claroscuros sobre atmósferas siniestras atravesadas por luces de color rojo y verde. También hay algo de pericia en los decorados elegantes que sintetizan ese extraño mundo de maniquíes y muebles antiguos. La obsesión de Bava por crear imágenes estilizadas, como los cuerpos dispuestos artísticamente o los juegos de luces y sombras, le conceden cierta tonalidad en la superficie, pero, son sólo ornamentos que, en resumen, no añaden ninguna sustancia a su cuento giallo sobre modelos en crisis y violencia fetichizada.
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Ficha técnica
Año: 1964
Duración: 1 hr. 28 min.
País: Italia
Director: Mario Bava
Guion: Mario Bava, Marcello Fondato, Giuseppe Barilla
Música: Carlo Rustichelli
Fotografía: Ubaldo Terzano
Reparto: Dante DiPaolo, Eva Bartok, Arianna Gorini, Thomas Reiner, Cameron Mitchell
Calificación: 5/10
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