En Mente maestra, Kelly Reichardt retoma su poética del viaje con el objetivo, sospecho, de deconstruir el cine de atracos sobre su fascinación por los robos de arte. Por alguna razón, siento que no encaja en su estilo como cartógrafa incansable de los outsiders de la sociedad estadounidense. En lo particular, emerge como una película de atracos minimalista que tiene un arranque sobrio y goza de atmósferas evocadoras de los 70, pero, en general, la narrativa de Reichardt suele transitar por caminos irregulares que desaprovechan el potencial de Josh O'Connor, dejándome a veces con la sensación de que lo que sucede no conduce a ningún lugar en específico. Su trama, ambientada en Framingham durante 1970, narra la existencia de James Blaine "JB" Mooney, un arquitecto de clase acomodada que, frente al desempleo y los fracasos personales como padre de familia, planea robar unos cuadros de Arthur Dove del museo de arte local con la ayuda de tres colegas, pero luego de que todo sale mal abandona a su familia para convertirse en un fugitivo de la justicia en el contexto de la guerra de Vietnam. Esta narrativa le permite a Reichardt adentrarse en una deconstrucción del género de atracos, evitando lugares comunes. El problema fundamental, no obstante, es que el guión de Reichardt estropea el desarrollo psicológico de su protagonista porque, a menudo, no apertura el espacio necesario para profundizar en sus motivaciones de ladrón más allá de las obviedades que reducen sus acciones a la circularidad banal de diálogos cotidianos a puerta cerrada y victimismo barato procedente de deudas y frustración artística. La cohesión interna del relato se debilita lentamente entre las conversaciones familiares de Mooney con sus padres o con su esposa luego del robo fallido; los encuentros de Mooney con los otros ladrones; el viaje de Mooney como drifter por la carretera en medio del clima de agitación política de la era de Nixon. Todo el asunto se diluye en digresiones domésticas que no resuelven tensiones y, como nunca se profundiza debidamente la psicología de JB, subtramas como la relación con sus hijos o la lealtad de sus cómplices permanece en un limbo expositivo. La travesía del personaje cae en una inercia situacionista que, entre otras cosas, se agudiza inútilmente para dimensionar un texto sobre los vicios del individualismo, pero entendido como el egoísmo de un hombre frustrado que, a fin de ocultar el resentimiento contra el sistema que le ha quitado el privilegio, se rebela contra las tradiciones culturales del establishment de tener familia y un empleo digno, optando por la senda de la holgazanería que ve el robo como un acto de resistencia contra el capitalismo que privatiza la prosperidad y la libertad individual. Este discurso progresista, que cuestiona la paternidad narcisista y el sueño americano en la era de la contracultura, me resulta manipulador porque permanece en una zona contradictoria que no dice nada significativo cuando demoniza la individualidad (básicamente enuncia que el individuo no progresa sin agencia colectiva), sin diseccionar raíces sistémicas en su agenda sociopolítica. La actuación de O'Connor, al menos, es sutil cuando ejerce su registro expresivo para interpretar a un sujeto frágil, derrotista, de mirada huidiza, que medita el fracaso individual en tiempos de agitación social. Reichardt lo encuadra con una estética minimalista que se destaca por su uso de la iluminación, los decorados, los planos fijos, el fuera de campo, la auténtica reproducción de la época y, ante todo, las atmósferas envolventes de Christopher Blauvelt que, en 35mm, evocan esa textura orgánica y luminosa de las películas setenteras, en un claro homenaje al cine de Altman o Ashby. La banda sonora de Rob Mazurek, de igual forma, es eficaz al incorporar su collage jazzístico de batería y saxofón. Estos elementos hacen que el heist irónico se vea estilizado en la superficie, pero, por desgracia, son insuficientes para provocarme alguna emoción que me despierte simpatía por el perdedor de saco y corbata.
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Ficha técnica
Año: 2025
Duración: 1 hr. 50 min.
País: Estados Unidos
Director: Kelly Reichardt
Guion: Kelly Reichardt
Música: Rob Mazurek
Fotografía: Christopher Blauvelt
Reparto: Josh O'Connor, Alana Haim, Hope Davis, Bill Camp, John Magaro
Calificación: 6/10


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