Crítica de la película «La máscara de Fu-Manchú» (1932)

La máscara de Fu-Manchú

La máscara de Fu-Manchú es una película pre-Code de Charles Brabin que, entre otras cosas, pretende seguir ese cine de terror y aventuras exóticas que era habitual durante la década de los años 30 en Hollywood, en un intento por adaptar la novela homónima de Sax Rohmer y su emblemático supervillano asiático. Por lo que se sabe, tuvo rodaje caótico que condujo a la MGM a iniciar la producción sin tener un guión completo, además de que el estudio despidió al director Charles Vidor y eliminó todo el metraje que filmó de la película terminada antes de contratar a Brabin para que reiniciara la filmación. Estas cuestiones del guión se reflejan claramente el producto final porque, francamente, a pesar contar decorados ambiciosos y un estereotipado villano del maquillado Boris Karloff, es una película pre-Code aburrida que nunca deja de frecuentar lugares comunes en su aventura exótica de terror. La trama sigue a Denis Nayland Smith, un oficial británico que lanza una advertencia a unos arqueólogos para ganar la carrera de encontrar la catacumba de Gengis Kan antes de que lo consiga el siniestro Dr. Fu Manchú, que anhela usar la espada y la máscara para proclamarse la reencarnación del legendario conquistador antes de desatar una guerra con los pueblos asiáticos para exterminar a la "raza blanca". En general, la narrativa se inscribe en las fórmulas recurrentes de los géneros de terror, melodrama y la aventura de tintas orientales, donde los personajes ordinarios descubren eventos extraordinarios poco antes de enfrentarse al villano megalómano. El problema principal radica, no obstante, en que el guión arrastra una falta de cohesión narrativa que se evidencia, dicho sea de paso, en el escaso de desarrollo de unos personajes que solo rellenan descripciones banales y, además, en las motivaciones caricaturizadas que reducen las acciones de todos ellos a una serie de situaciones predecibles que siempre conducen a los clichés genéricos. La trama, que gira en torno a la búsqueda de la tumba de Genghis Khan y la intención de Fu-Manchú de adueñarse de sus artefactos para conquistar el mundo, se siente forzada y repleta de facilismos. Los personajes son planos y carecen de profundidad, sirviendo únicamente como contrapeso moral al villano. Las interacciones entre ellos son rígidas, y los diálogos, cargados de exposición torpe, no consiguen generar alguna escena con gancho. En este sentido, todos estos inconvenientes se dejan sentir en la misión del agente británico para frenar los planes del despiadado villano asiático; el romance prefabricado entre la hija de un arqueólogo y el galán de la expedición; los prisioneros capturados en las cámaras de la tortura de la hija sexualmente desquiciada de Fu Manchú llamada Fah Lo See; el plan macabro de Fu Manchú para utilizar su máquina de corriente eléctrica y las reliquias encontradas para dirigir su ejército de seguidores asiáticos y acabar con los blancos. Todo este barullo es colocado en una superficie acomodaticia que busca dialogar sobre el poder, la libertad y las consecuencias del colonialismo, pero que, desafortunadamente, permanece en un abismo maniqueo que le resta seriedad al exponer a los colonos blancos como los "buenos" mientras perpetúa una representación racista y caricaturesca de los asiáticos —mostrados como seres incivilizados dispuestos a matar a los colonos occidentales en una revolución—. A pesar del uso de "yellowface", la actuación de Karloff es algo creíble cuando utiliza la mirada, el maquillaje y los gestos histriónicos para interpretar a un villano asiático, aunque no logra trascender el guión accidentado que lo obliga a encarnar una caricatura unidimensional, llena de clichés sobre la supuesta astucia y crueldad oriental. Brabin lo encuadra en una puesta en escena que saca sus pocas cartas en los decorados orientales, el diseño de vestuario, la iluminación, las atmósferas tenebrosas, los efectos especiales y el uso elegante del encuadre móvil en unas cuantas escenas. Pero, por desgracia, todo lo demás, con su ritmo pesado, es demasiado burdo como para tomarlo en serio.



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Ficha técnica
Título original: The Mask of Fu Manchu
Año: 1932
Duración: 1 hr. 09 min.
País: Estados Unidos
Director: Charles Brabin
Guion: John Willard, Edgar Alan Wolfe, Irene Kuhn
Música: William Axt
Fotografía: Tony Gaudio
Reparto: Boris Karloff, Lewis Stone, Karen Morley, Charles Starrett, Myrna Loy
Calificación: 5/10

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