La hora de la desaparición es una película de Zach Cregger que trata de subvertir los tropos habituales del cine de terror de zombis y posesiones para incorporar, supongo, algunas de las preocupaciones sociales que se vienen dando en el género desde hace algunos años. La premisa de terror de Cregger tiene cierta originalidad y un reparto comprometido en sus capítulos, pero su batiburrillo de ideas se precipita en una trama aburrida de coral que frecuenta demasiados lugares comunes antes de interrogar el establishment educacional. Su trama se ubica en el pueblo de Maybrook en Pensilvania y sigue a varios personajes que se cruzan entre sí a partir del misterio de 17 niños de una clase de tercer grado que huyen repentinamente de sus casas a las 2:17 a. m. y desaparecen sin dejar rastro, con excepción de un niño tímido llamado Alex. En términos generales, la narrativa tiene una estructura de coral que arranca sobre las fórmulas del cine de terror y el misterio, donde el acto de desaparición funciona para impulsar el conflicto en una trama que alterna los puntos de vista de distintos personajes, poco antes de acceder a la casa "embrujada" que esconde las interrogantes del fenómeno extraño. El problema, sin embargo, es que la narrativa resulta errática por las debilidades de un guión que, por añadidura, mantiene a los personajes estacionados sobre descripciones nimias que solo sirven para ampliar subtramas, donde sus acciones obedecen a las pautas de los saltos temporales que a menudo se estancan en situaciones predecibles y facilismos que le quitan complejidad a la "revelación" final. De esta manera, no me queda más remedio que permanecer anestesiado con la indiferencia que me provoca las motivaciones de Justine, la profesora alcohólica que intenta redimirse resolviendo las desapariciones, cuando se entrelaza con las subtramas de la investigación de un padre frustrado, un policía hipocondríaco que arresta a un vagabundo drogadicto con pistas clave, y la pérdida de inocencia de Alex, un niño acosado que presencia un ritual de posesión de sus padres con la llegada de la siniestra y maquillada tía Gladys. Con estos personajes hay una falta de profundidad porque solo cumplen con estereotipos y funcionan, dicho sea de paso, como viñetas aisladas que se desintegran sobre un discurso rebuscado sobre la infancia y las fragilidades del sistema educativo, pero entendido como el trauma silencioso de un niño "diferente" condicionado a aceptar las imposiciones sistémicas. Cregger cuestiona el sistema educativo estadounidense como un "motor social" que condiciona a los niños para ser "armas" al servicio del statu quo, promoviendo un conformismo que acentúa la individualidad y margina a los "diferentes" en la oscuridad simbólica. Los niños, al desaparecer, encarnan simbólicamente una resistencia a esta educación "opresora" impregnada de los valores tradicionales de la familia, alineándose al debate sociocultural sobre cómo las escuelas priorizan la obediencia sobre la creatividad. La tía Gladys encarna la pesadilla del sueño americano que impone la moralidad conservadora del Middle America y a veces se halla en el horror de las armas que manchan los recintos escolares. No obstante, Cregger, en sus pretensiones progresistas, opta por sermones didácticos que casi siempre permanecen dentro de un registro de obviedades al cuestionar los valores familiares en la política escolar estadounidense como obstáculos de la presunta "nueva educación" que solo busca adoctrinar a los niños inocentes. Por lo menos, las actuaciones del reparto encabezado por Julia Garner y Josh Brolin, en general, tienen algo de solvencia. Y además, por la parte estética, Cregger demuestra su ojo para lo atmosférico cuando utiliza el plano subjetivo, la elipsis, el primer plano, el montaje no lineal y algunas modalidades el encuadre móvil para sintetizar el ambiente opresivo en las secuencias de esa casa que parece una escuela ubicada en un laberinto kafkiano. El uso de los sonidos, de igual modo, contribuye a la eficacia de algunos sobresaltos. Pero, desafortunadamente, estos aciertos no compensan una narrativa deshilachada que, en resumen, se pierde entre griteríos y persecuciones urbanas.
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Ficha técnica
Año: 2025
Duración: 2 hr. 08 min.
País: Estados Unidos
Director: Zach Cregger
Guion: Zach Cregger
Música: Ryan Holladay, Hays Holladay, Zach Cregger
Fotografía: Larkin Seiple
Reparto: Julia Garner, Josh Brolin, Alden Ehrenreich, Austin Abrams, Cary Christopher, Benedict Wong, Amy Madigan
Calificación: 5/10
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